Esther Barquilla: "Un camarero debe tener siempre la sonrisa en la boca"
Esther Barquilla cogió hace dos años el bar Gure Etxea de Sansomendi como solución para salir del desempleo
Esther lleva dos años al frente de la Cafetería Gure Etxea, en Sansomendi. En octubre de 2014, cuando ella y su marido se encontraban en el paro, decidieron asumir el reto y ponerse detrás de una barra. El autoempleo era la solución tras meses sin recibir ofertas de trabajo y después de que ella hubiese agotado el paro: "Ambos teníamos experiencia en la hostelería", aclara Esther, que cuenta con estudios y experiencia en administración. Hasta entonces ella había trabajado siempre por cuenta ajena.
Para poner en marcha su negocio recibieron asesoramiento de la Cámara de Comercio: tenían que aprender a gestionar un negocio que ya conocían como trabajadores. Realizaron un rastreo por todo Vitoria, en busca de locales de alquiler, pero se decantaron por Sansomendi por la cercanía a su casa, ya que ellos viven en Ali.
Nuestro primer reto fue abrir el bar al barrio y atraer a los vecinos
Cuando lo abrieron el local llevaba dos meses cerrado: estaba especializado en la restauración y la cocina, pero no miraba al barrio, y ese fue su primer reto: "La anterior gerencia buscaba otro público, y nosotros tuvimos que atraer a los vecinos del barrio".
Esther tiene claro que no todo el mundo vale como camarero: "Para ser camarero tienes que tener mucha paciencia y estar siempre con la sonrisa en la boca. Quien se altera fácilmente no puede ser camarero, simplemente por respeto al cliente". Una vez conseguida la actitud, ahora falta la formación: "Tienes que saber cómo servir un café, qué pintxo es el más adecuado en cada momento o cuál es la medida exacta en un pika txiki".
- Calidad de los productos
Esther tiene claro que todo hostelero debe mimar al cliente y buscar la calidad en sus productos. "Compramos directamente a proveedores porque te sale mejor: si tienes alguna pega con un producto lo hablas con el proveedor. Y se adaptan mejor a lo que queremos".
Sólo con ver cómo elaboran el café en un bar ya sé si me va a gustar o no
Esther es cafetera y reconoce que, cuando entra en un bar, sólo con ver cómo elaboran el café "ya sabes si te va a gustar o no". En el Gure Etxea ofrecen un café de calidad superior, pero además cuentan dos cafés de microtostadora, con un aroma y un toque especial. Productos para los más cafeteros que Esther no duda en ofrecer a quien le gusta el café.
En verano también apuestan por el Café Frío: en este caso el café se enfría en coctelera, de forma que no pierde su sabor ni se agua. "Se nota mucha diferencia del café en coctelera con el café en el que se deshacen los hielos. Es un sabor completamente distinto". También ofrece su café especial, con tres pisos de leche condensada, café y espuma.
Trabajando por cuenta ajena he visto y sufrido muchas injusticias
El cliente del Gure Etxea es principalmente gente mayor, y lo que triunfa es el txikiteo. Son gente fiel que, como ocurre en muchos de los bares del barrio, van creando lazos. "A los de siempre les conoces y ya sabes lo que te va a pedir cuando entra cada uno". Esther define además Sansomendi como un barrio con mucho espíritu de pueblo, donde se conocen todos y todos tienen relación entre sí.
En Sansomendi tampoco puede faltar, como en el resto de Vitoria-Gasteiz, el pintxopote. Su atractivo es un producto tradicional: "Nuestro cliente es gente mayor y si les pones un perrito caliente te los devuelven. Por eso hemos optado por un plato tradicional como los callos, y funciona muchísimo".
Gure Etxea ofrece además raciones, ensaladas y bocadillos para comer y cenar, y tiene a su disposición un salón para cenas, reuniones, cumpleaños y otros eventos que quieran realizar los vecinos del barrio.. También cuentan con una terraza en el paseo peatonal de Valentín de Foronda, que en días de calor se llena.
- Ampea
Esther se ha adaptado bien a que su pareja sea, al mismo tiempo, su socio: "Trabajamos por lo mismo y tienes que llevar una idea clara: tenemos que ir los dos por la misma rama y el mismo método".
Ella entró en Ampea al poco de tener el bar. Un cliente le recomendó unirse, como fuente para asesorarse, recibir información y con la posibilidad de recibir ayuda en la gestión de sus cuentas. "Probé y muy bien, así que por eso sigo con ellas". Esther lleva la contabilidad de su negocio, lo que le ha obligado a refrescar sus conocimientos de contabilidad: "Repasar los apuntes nunca está de más", ironiza.
Al preguntarle si volvería a trabajar por cuenta ajena Esther se lo piensa bastante: "Dependería de la rama y de las condiciones", asegura. "Trabajando por cuenta ajena he sufrido muchas injusticias: no se valora a las personas por su valía, sino por su relación con... o con otras características".
Lo peor de ser autónoma es la falta de desconexión: "No tienes tiempo para ti. No desconectas y al final tampoco tienes vida", concluye. El Gure Etxea se ha convertido , como su nombre dice, en su casa y la de su familia. Pero también, poco a poco, en un punto de reunión para vecinos de Sansomendi.
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