Helitt, el enésimo fracaso de Foronda

Helitt se une ya a ERA, Euskal Air, Aviaco, Iberia, Iberojet, Air Nostrum o Ryanair. Un nuevo proyecto fracasado para el aeropuerto de la Llanada Alavesa. La compañía malagueña anunció ayer oficialmente que dejará de operar en Vitoria y en Casablanca. Una decisión, aseguran, "temporal incluida dentro de un reajuste de las rutas no rentables".

Helitt aspiraba a conseguir una ocupación media del 75%, pero durante los primeros dos meses el enlace de Foronda con Vitoria se ha mantenido en el 50% y en los próximos meses la aerolínea prevé un descenso en la ocupación del pasaje.

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Por ello, la aerolínea renuncia por ahora a Foronda, dejando en tierra a aquellos que han adquirido un billete más allá del 25 de enero. Sorprende esto ya que el pasado sábado Helitt anunciaba aún en su Twitter la posibilidad de disfrutar de la Copa del Rey de Vitoria.

La compañía malagueña, creada hace solo un año, tiene también desde hace semanas numerosos problemas con los enlaces desde Badajoz a Madrid y Barcelona. De hecho, los enlaces entre Extremadura y la Capital de España se han cancelado en numerosas ocasiones en los últimos días. Y ello pese a que en ese caso el Gobierno de Extremadura ha pagado 1,8 millones de euros a la compañía para volar desde Badajoz.

En Vitoria, la de Helitt es sólo una historia más de todas las que han rodeado al progresivo declive de Foronda. El aeropuerto alavés, por el que la Diputación pagó 2.700 millones de pesetas, abrió en 1980 como la puerta de entrada al Norte de España. Por sus condiciones técnicas estaba llamado a serlo, pero los vecinos nunca lo pusieron fácil.

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Loiu (entonces Sondika) representó desde el principio una seria amenaza para Vitoria. La pasividad de los políticos alaveses facilitó que ese pulso cayese rápidamente a favor de los vizcainos, mucho más implicados con su aeropuerto. Iberia, que en un principio apostó con fuerza por Foronda, fue poco a poco olvidándose de la Llanada Alavesa para volver a Sondika, un aeropuerto encajado entre montes que, sin embargo, ha conseguido imponerse gracias a la férrea defensa de los vizcainos.

Tras la primera aerolínea española llegaron muchos otros intentos. En los años 80 nació Euskal Air, una aerolínea sustentada por las instituciones locales que apostó por Foronda, pero por la que no apostó el Gobierno Vasco, que no apoyó el proyecto y de esta forma acabó quebrando a los tres años.

En 1994 llegó Air Europa con vuelos regulares (antes operaba también Charter), pero en 1997 acabó diciendo adiós a su experimento. Air Nostrum también pasó por Vitoria y ha sido de hecho la aerolínea más fiel, hasta el pasado 2011 cuando dijo adiós al enlace con Madrid.

La experiencia más cercana a Helitt está en ERA. En aquel momento, inversores alaveses y mallorquines se unieron para crear European Regional Airlines. Un proyecto que arrancó fuerte para Foronda (el Alavés lució su publicidad), pero que sin embargo acabó mal y mucho antes de lo previsto. La compañía ofrecía vuelos diarios a Barcelona, Sevilla y Londres, vuelos semanales a Palma de Mallorca e incluso a Stuttgart, para conectar con la sede central de Mercedes Benz. Esta iniciativa también fracasó.

Ryanair intentó también buscar su hueco en Vitoria, pero el excéntrico Michael O`Leary acabó huyendo, rompió el acuerdo con la Diputación y prefirió centrarse en Santander, aunque ahora ha abierto base de operaciones también en Bilbao.

Durante años Vitoria también ha vivido de los vuelos Charter. Iberojet enlazaba semanalmente Túnez, las islas y otros destinos vacacionales con Foronda. Incluso, durante varios veranos Foronda recibió un vuelo de Israel. Nordjet también ha operado desde nuestro aeropuerto y los grandes clubes de fútbol aterrizaban aquí antes del H12.

Ahora toca de nuevo rasgarse las vestiduras ante una nueva oportunidad perdida en pasajeros, mientras que en mercancías también sigue perdiendo partidas. La pasividad de las instituciones locales, unido a las actuaciones que, contra los intereses de Foronda, está realizando Ana Pastor, siguen matando aún más el aeropuerto. De seguir así, en unos años el PNV podrá organizar su Alderdi Eguna en la propia pista de aterrizaje y la terminal de pasajeros podría incluso reciclarse como centro comercial, estación de ferrocarril o, quizás mejor, como Museo al Fracaso.