El local secreto de la Kutxi en el que desconectar de tu piloto automático

Vivimos a toda velocidad. Pero, ¿y si hubiera un botón para detener el tiempo durante 60 minutos? En Kutxi, en pleno corazón del Casco Viejo, existe un rincón que invita a desconectar del ajetreo diario. Es un espacio donde las historias cobran vida y el tiempo parece ralentizarse, una pausa en el caos cotidiano.

Esta experiencia se llama “60 Minutos”, un proyecto creado por Izaskun Martínez para crear un paréntesis en la rutina y ofrecer un respiro en forma de narrativas íntimas y auténticas.

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“Vivimos en piloto automático. A veces me da la sensación de que, si tuviéramos todos el típico botón rojo de pausa, lo pulsaríamos”, explica Izaskun. Y de esa idea nace “60 minutos”. La propuesta es simple: un jueves al mes, 20 personas se reúnen en un local secreto de Kutxi, en un espacio íntimo, para compartir un paréntesis en sus vidas.

Entras con 20 desconocidos, te acomodas en un ambiente acogedor, y te sumerges en la historia de una persona que cuenta su vivencia.

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Una experiencia diferente en el Casco Viejo

El local de "60 Minutos" es un espacio que sorprende a quien cruza su puerta. Tras los muros del Casco Viejo, cargados de historia, se encuentra un ambiente íntimo. La decoración no es lo que uno esperaría encontrar. La luz tenue crea un ambiente acogedor, mientras que detalles como una bicicleta colgada en la pared y diversas herramientas añaden un toque vintage y peculiar.

La barra de bar invita a tomar algo y charlar. Y muchos de los objetos, como las lámparas, muebles y sofás son reciclados, lo que le da al lugar un aire especial. Cada detalle del lugar parece haber sido pensado con mimo.

"Aquí ofrecemos esa hora como un regalo, un momento para desconectar de todo y conectar con lo esencial”

Por eso, para Izaskun este rincón no es solo un local; es una forma de reunir a personas que, de otra manera, no se cruzarían: “Cuando pasan cosas importantes en la vida, te das cuenta de lo valioso que es el tiempo. Aquí ofrecemos esa hora como un regalo, un momento para desconectar de todo y conectar con lo esencial”.

Un formato especial y un lugar secreto

Sin embargo, el local de "60 Minutos" guarda un secreto: no se revela su ubicación. “Si decimos exactamente dónde está, perdería parte de su magia”, expresa la creadora. La sorpresa y el misterio forman parte esencial de la experiencia. Para participar, los asistentes deben apuntarse en una agenda física, algo que resalta el carácter nostálgico del proyecto.

Agenda de 60 Minutos

Aquí no hay una web ni un sistema digital. Todo se gestiona mediante una agenda física que va pasando por distintos bares del Casco Viejo. Actualmente, la agenda está disponible en el bar Bendaña. Allí, las personas que quieran asistir tienen que apuntar su nombre y su número de teléfono.

“Sé que este formato cuesta entenderlo en un mundo tan digitalizado, pero para mí es importante mantenerlo así. Es más especial”, confiesa Izaskun. La agenda también indica el lugar y la hora de la pre-quedada. Así, en cada encuentro, todos los participantes se reúnen antes de subir juntos al local. La ubicación exacta solo se revela en ese momento, lo que refuerza esa sensación de misterio.

Las historias como protagonistas

Cada mes, un jueves por la tarde de 19:00 a 20:00, una nueva historia toma el escenario. Ya han pasado por el local figuras como Sara Baratza, Maider Pérez de Heredia y Dora Gálvez, cuyas narrativas han “emocionado hasta las lágrimas” a más de un asistente. Cada historia tiene un impacto distinto, pero según Izaskun, todas comparten algo en común: logran que quienes las escuchan se sientan parte de ellas.

“La gente me dice que, mientras escucha, se mete tanto en la historia que siente que la vive en primera persona,” comenta Izaskun con emoción. El formato también es interactivo: después de 25 minutos de relato, los asistentes pueden hacer preguntas al protagonista, creando un diálogo cercano y enriquecedor. “Se pasa la hora volando,” asegura Izaskun.

Un espacio inclusivo para todas las personas

Aunque los protagonistas suelen ser adultos con historias cargadas de experiencia, Izaskun tiene claro que los niños también tienen un lugar en este proyecto. En diciembre, por ejemplo, se celebrará una edición especial navideña con niños y el Olentzero. Será un evento diseñado para introducir a los más pequeños en la magia de las narrativas.

Para Izaskun, la diversidad es clave: “Quiero que todas las historias sean diferentes, que aunque vengas a todas las sesiones, siempre descubras algo nuevo”.

El alma detrás de 60 Minutos

Izaskun Martínez es la impulsora de este proyecto. Con su pasión por el diseño, la fotografía y la vida en su querido Casco Viejo, ha logrado dar vida a un espacio que trasciende lo convencional. Para ella, “60 Minutos” no es solo un local, sino una “comunidad, una experiencia única, una invitación a parar y escuchar”.

Su amor por el Casco Viejo se refleja en cada rincón del proyecto, donde lo importante es conectar, tanto con las historias como con las personas.

Su amiga Raquel también es pieza clave en la organización, aportando su tiempo y energía para que cada detalle salga perfecto.“Esto no tiene ánimo de lucro; lo hago porque creo en este formato. A cada invitado le regalamos una taza como agradecimiento y, además, firman en una barrica que tenemos en el local. Esa barrica simboliza las huellas que cada historia deja en este espacio”, expresa Izaskun.

Dora Gálvez firmando en la barrica de 60 Minutos

Una alternativa cultural

La aceptación del proyecto ha sido abrumadora para Izaskun. Desde julio, cuando arrancó la primera sesión, el público ha respondido con entusiasmo. Y el boca a boca ha sido el motor de su crecimiento. Izaskun sueña con llevar este formato más allá, incluso fuera de la Kutxi:“Me gustaría hacer 60 Minutos fuera de Vitoria, quizás una vez al año, y salir a buscar historias. Todos tenemos algo que aprender de los demás.”

Con cada historia, 60 Minutos se consolida como una alternativa cultural en Vitoria-Gasteiz. Es un recordatorio de que, en un mundo donde vivimos a toda prisa, todavía podemos encontrar tiempo para "detenernos, escuchar y conectar".

¿Te atreves a pulsar el botón rojo y detener el tiempo durante 60 minutos? Si te animas a descubrir este rincón de la Kutxi, busca la agenda en los bares del Casco Viejo y apúntate. Porque, como bien dice Izaskun, “hay momentos que merecen ser vividos a su propio ritmo”.