Agrede a una pareja que le recriminó por llevar el perro suelto

Oier y Natalia fueron agredidos el pasado sábado por el dueño de un perro. Ambos recibieron puñetazos y golpes con la correa e incluso Oier sufrió una dislocación de un dedo y ahora Ertzaintza investiga la denuncia presentada por ambos.

La agresión se produjo después de que el animal saltase sobre la mujer durante su paseo por el humedal de Salburua. No fue un ataque del perro hacia la pareja, sino que el animal "se abalanzó" sobre ella porque su propio dueño, que iba en bicicleta junto a su hijo y el animal, "casi le atropella", según explica la denuncia.

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Es decir, el perro saltó sobre Natalia porque se asustó de su propio dueño que iba en bici. "El perro venía corriendo por delante de su dueño y su hijo, y frenó en la curva. El perro se asustó al ver la bici muy cerca y saltó contra mí", explica a Gasteiz Hoy.

El animal, que era un cachorro joven, iba suelto en una zona en la que es obligatorio llevar el perro atado. Tras el susto, la pareja recriminó que el perro fuese suelto, aunque en un primer momento desconocían que el hombre que iba en bici era el propietario del animal. Lo que podía haber quedado en una anécdota acabó en algo mucho más grave.

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Zona para llevarlo atado

Los hechos se produjeron en el perímetro que rodea a las balsas de Salburua, cerca del acceso a Elorriaga. La reacción del hombre (que iba en bici con su hijo de unos 4-5 años) al reproche de llevarlo suelto fue encararse con ambos.

En un momento dado, según consta en la denuncia, el dueño del perro "le propina un tortazo a la denunciante en la cara". La denuncia habla de "varios puñetazos" y "golpes con la cadena del perro". Las gafas de ambos quedaron rotas por las agresiones, consta en la denuncia.

La mayor agresión llegó cuando Oier aseguró que iba a llamar a la policía y que no iba a permitir que se fuera. En ese momento el dueño del perro, según la denuncia, llegó a dislocarle un dedo en el forcejeo para evitar la llamada a Ertzaintza, lo que evitó la presencia inmediata de los agentes. Además, los agentes no llegaron al lugar del incidente, permanecieron en el acceso a Elorriaga, donde acudieron después los denunciantes para contar su testimonio.

Ambos dan gracias a que el perro era un cachorro y se tomó la discusión y la pelea como un juego. "Si llega a ser adulto, podíamos haber acabado bastante peor, si el animal hubiese defendido a su dueño". Quien sufrió más por el percance fue el menor, de unos 4 años, que vivió la escena entre lloros por lo que estaba ocurriendo entre su padre y la pareja denunciante.

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Ahora ambos piden información de testigos que pudiesen ver o saber algo, dado que el dueño del perro abandonó el lugar sin ser identificado. Ertzaintza mantiene la denuncia abierta, aunque sin datos ni identificación de la persona acusada de la agresión.