Amianto: la punta de un iceberg mortal
25.000 vascos han estado expuestos a este material, que provocará la muerte prematura de uno de cada tres
El Juzgado de lo Social nº 3 de Vitoria ha dictado recientemente dos sentencias por las que condenan a la empresa Michelin a abonar una indemnización a favor de la viuda e hijo de un trabajador fallecido en noviembre de 2008, y al abono de un recargo de prestaciones del 50% de la pensión de viudedad y orfandad generadas por su muerte derivada de enfermedad profesional. El trabajador falleció como consecuencia de un mesotelioma pleural, un tipo de cáncer cuya causa sólo se atribuye al amianto, una enfermedad mortal y que no tiene cura.
Según recogen las sentencias la empresa Michelin utilizó amianto como material aislante en prensas y calorifugados – aislamiento de tuberías.
La problemática del amianto es algo que se viene arrastrando desde hace al menos dos décadas, cuando aparecieron los primeros casos de trabajadores afectados por el amianto que acudían a los tribunales en defensa de sus intereses. Desgraciadamente en aquéllas épocas el grado de éxito de dichas reclamaciones era prácticamente nulo, y ha sido la presión ejercida por los colectivos de afectados (en concreto la Asociación de Victimas del Amianto de Euskadi, ASVIAMIE), y ciertas organizaciones sindicales lo que ha conseguido, a través de su esfuerzo y de la valentía de muchos afectados y sus viudas, que continuaron acudiendo a la vía judicial en defensa de sus derechos, “dar la vuelta a la tortilla”, y conseguir pronunciamientos favorables, con condenas a las empresas que utilizaron amianto sin adoptar las necesarias medidas de protección legalmente previstas.
¿De qué estamos hablando?. Según los datos de Asviamie hay 125 millones de trabajadores expuestos en el mundo, y sólo en el País Vasco 25.000 han estado expuestos en los últimos 30 años. Según Asviamie, uno de cada tres morirá prematuramente. Sólo en 2011 en el País Vasco fallecieron 43 personas.
Ha quedado comprobado que al menos 174 empresas han utilizado amianto en el País Vasco. Los sectores más afectados son la industria naval, la construcción, la siderurgia y las empresas dedicadas a la construcción de ferrocarriles.
Con estos datos, la magnitud del problema obliga a las autoridades a un posicionamiento claro del problema, y así, se ha creado hace una semana una Comisión en el Parlamento Vasco que plantea la creación de un Fondo de Compensación a las Víctimas del Amianto, de forma que sea la propia Administración pública quien se haga cargo de las indemnizaciones, especialmente en aquellos casos en los que las empresas ya se encuentran desaparecidas.
Esta idea no es nueva; y es que en otros países desarrollados la problemática del amianto se arrastra desde hace más años. Si en España el uso masivo del amianto se produjo entre los años 60 y 80, en otros países se produjo en épocas anteriores. Así Estados Unidos, Francia, Japón, Bélgica o Reino Unido ya crearon un Fondo de Compensación.
Aquí en Álava también están empezando a aparecer bastantes afectados. Si bien no tiene las dimensiones que alcanza Bizkaia, donde el sector naval y siderúrgico fue mucho más potente, y Gipuzkoa, donde igualmente el sector de construcción de ferrocarriles y la siderurgia acaparan la mayor parte de afectados.
Así, el mayor colectivo de afectados se concentra en tres zonas muy diferenciadas. Por una parte la capital alavesa, y en concreto la antigua Forjas Alavesas, actual Sidenor, que ya ha sido condenada, la zona de Llodio, con Guardian Llodio y la antigua Aceros de Llodio (hoy Sidenor), también condenadas, y el la zona de Amurrio con Tubos Reunidos. Sin embargo, se tiene constancia de que el amianto fue utilizado en muchas otras empresas alavesas y, según los datos que manejan las autoridades, lo que estamos conociendo sólo es la punta del iceberg, ya que estamos en un proceso ascendente.
El problema es que en su momento las empresas, como responsables de proteger la salud de sus trabajadores, no adoptaron las medidas de protección que resultaban necesarias para protegerlos del amianto, téngase en cuanta que ya en los años 40 estaba regulado el uso del amianto imponiendo concretas medidas de protección, y se conocía que era una sustancia nociva para la salud, ni las autoridades competentes se preocuparon de controlar el cumplimientos de dichas normativa, y por ello “de aquéllos polvos vienen ahora estos lodos”.
En definitiva, las sentencias de Michelin van a ser un caso más de los muchos que, desgraciadamente, vamos a seguir escuchando.
*Nuria Busto es abogada de la Asociación de Víctimas del Amianto en Euskadi
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