Amiko: migrantes ayudan a mayores con sus dudas tecnológicas en Vitoria
Amiko es una asociación sin ánimo de lucro formada por migrantes que ayuda a los mayores en el mundo digital
Personas mayores con problemas en el mundo digital y migrantes con ganas de ayudar. Así surgió Amiko, una asociación sin ánimo de lucro formada por personas migrantes que ayudan a personas mayores a reducir la brecha digital.
Aunque el proyecto tiene menos de un año, Bamou, fundador de Amiko, y los más de 25 voluntarios tienen algo claro: contribuir a la reducción de la brecha digital en la sociedad alavesa. Aquí os contamos la historia de este proyecto que acaba de comenzar.
Amiko surgió gracias a una amistad
Esta idea comenzó con una amistad entre Bamou, fundador de Amiko y Jorge, un jubilado de Vitoria. Jorge ve cómo muchos mayores no tienen comunicación con los migrantes y que los más ancianos son las personas que tienen una opinión sesgada sobre la inmigración. A esto Jorge añade que se juntan dos realidades: "los migrantes salen poco a la sociedad" y que también "nadie sabe que los migrantes están". Pero "son personas activas y cualificadas que pueden aportar".
Bamou, por su parte, quiere demostrar que los inmigrantes no sólo son mano de obra y que pueden ser útiles y dar mucho más a la sociedad que les ha acogido desde hace varios años. Quiere romper los prejuicios de la sociedad y sobre todo de las personas mayores sobre los migrantes. Ese es su sueño. "No son parte del problema, quieren ser parte de la solución", afirma Bamou.
"No son parte del problema, quieren ser parte de la solución"
Toda esta situación ha sido un coctel perfecto para la creación de Amiko. Por un lado, tenemos a personas migrantes que quieren participar en la comunidad vitoriana. Por otro, tenemos a las personas mayores que son las que tienen más prejuicios acerca de la inmigración. Pero que tienen un problema y es la brecha digital. Y quien mejor que un migrante que quiere aportar a la sociedad para ayudarle con todas las dudas sobre la tecnología.
Así, los migrantes ayudan y acompañan a los mayores con sus problemas digitales y aumenta la relación entre jubilados y migrantes para romper con los perjuicios. De este modo, Bamou pretende conseguir que algún día las personas mayores piensen: "Este chico me está ayudando". No solo luchan por romper la barrera tecnológica, también la barrera social.
Amiko: un acompañamiento gratuito y personalizado
Tanto Bamou como Jorge saben que la brecha digital es un gran problema en los mayores que causa "aislamiento y soledad". Aunque se organizan talleres grupales de informática dirigido a jubilados, en un mismo grupo hay personas de muchos niveles tecnológicos. Esto "hace que la gente se pierda y los de bajo nivel se sientan atascados". Y también las sesiones son "palizas de dos horas".
Así, se dieron cuenta de la necesidad de un acompañamiento individual. Y ahí surgió Amiko en otoño de 2022. Amiko es una asistencia personalizada y gratuita para todas aquellas personas que tengan problemas con el mundo digital: desde cómo subir el brillo del móvil hasta gestiones más complejas.
¿Cómo funciona?
Amiko ofrece un número de teléfono (686 070 163) que funciona las 24 horas. Cualquier mayor puede mandar un mensaje por Whatspp o un mensaje de voz. Ese mensaje le llega a Bamou que recoge datos sobre la persona y el problema que tiene el usuario. Después Bamou gestiona el encuentro entre la persona mayor y los voluntarios.
Todas las personas que participan en este proyecto son voluntarias como Diatta, un joven senegalés que es presidente de la asociación "con una gran vocación por ayudar". Hay más o menos 30 voluntarias de entre 12 y 15 países: Mali, Senegal, Portugal, Suiza, Marruecos, Perú, Colombia o Costa de Marfil. En su mayoría son inmigrantes cualificados: ingenieros, economistas e incluso una doctorada. Pero no cierran la puerta a nadie: "sólo piden tener sensibilidad hacia los mayores y ser buena gente".
Estos voluntarios quedan con las personas mayores en varios centros cívicos. Concretamente en Iparralde, Aldabe y El Pilar. En esos tres centros tienen una "mesa reservada" en la sala de encuentro que les ha proporcionado el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Los voluntarios acuden cuando han concertado una cita con el usuario y siempre dentro del horario de las salas de encuentro.
Esas citas no suelen durar más de 30 minutos y durante ese tiempo los voluntarios se dedican a enseñarles cómo solucionar un único problema. Es decir, se centran sólo en un asunto. Les enseñan y practican con ellos. Incluso dejan el proceso grabado y guardado en el móvil de la persona para que cuando ésta vaya a casa pueda volver a consultar los pasos. Aunque "pueden llamar las veces que quieran".
Una vez terminado el acompañamiento, les vuelven a llamar para consultar si el encuentro les ha servido de ayuda y si quieren continuar con el mismo voluntario. Estas citas, sin embargo, son complementarias a las formaciones. Ayudan a la persona que no se atreve a preguntar en las clases que lo haga en los encuentros individuales, ya que estos acompañamientos "generan confianza" y un vinculo entre usuario y voluntario.
¿A qué problemas se enfrentan los mayores?
En general las personas mayores tienen problemas con el manejo del móvil y su principal deseo es aprender cómo comunicarse con sus familiares: cómo funciona el Whatspp, videollamadas o demás aplicaciones. Muchos abuelos cogen cita para aprender a comunicarse con sus nietos. También consultan sobre cómo cambiar el tamaño de la letra o el brillo. Con calma, poco a poco van resolviendo esos problemas.
¿Cuál es la edad de los usuarios? La franja de edad es amplia: de 50 a 90 años. En cuanto al género, son las mujeres las que más se acercan a preguntar: "Son las que más se están animando". Los hombres "tienen más vergüenza a decir que no saben y las mujeres son más activas", afirman.
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