Andamios eternos en Vitoria
Postas, Fueros, Portal del Rey y Santiago son algunas calles donde lucen estas estructuras perennes
¿Qué vemos a diario en el paisaje urbano de Vitoria-Gasteiz? Gente, bicis, bancos, farolas, arbolado, andamios… Espera. ¿Andamios? Sí. Son un elemento habitual de muchas calles de la ciudad. En teoría provisionales. Pero los hay que aspiran a ser eternos.
Convertidos en tan cotidianos que, a menudo, apenas los registramos, y los esquivamos con el piloto automático puesto. Pese a las molestias que generan a viandantes, vecinos y comerciantes.
Y, si bien no alcanzan los 17 años de uno en Harlem (en Nueva York gobiernan los andamios), algunos hacen méritos para lograrlo.
Covid y obras en Portal del Rey
Es el caso del ya famoso edificio de Dato,20. Con andamios desde julio de 2021 y unas obras por delante de 2 años.
O el de Portal del Rey,8. Casi dos años y medio de andamio en su fachada. Como ocurre en muchos casos, la caída de algún cascote a la acera obligó, por prevención, a colocar la estructura en junio de 2021.
Con los vecinos decididos a reformar la fachada íntegra, una obra de calado, el azar parece empeñado en lo contrario. Primero el Covid paró el proyecto. Después, el Ayuntamiento. ¿El motivo? La reforma (también interminable) de Portal del Rey.
Actuación que, además, supuso un nuevo quebradero de cabeza, ya que obligó a la comunidad a retirar la estructura vertical de anclado a la calle, y dejar en su lugar un voladizo.
Son los propios residentes los más interesados en obtener, por fin, el visto bueno municipal para empezar los trabajos. Porque cada día es dinero gastado en el alquiler del andamio, amén de las tasas públicas.
Una vez en marcha, la previsión es que el cambio de fachada se prolongue cerca de un año, aunque, con (esta vez sí) un poco de suerte, la pared principal podría arreglarse en pocos meses.
Una noticia que llega tarde para el Remiendo Alavés, que en 2022 cerró sus puertas. La falta de visibilidad por el andamio, y las obras en la calle, desbordaron la paciencia del dueño.
Postas y Fueros sin Panda
El mismo problema afrontan los negocios en la esquina entre Postas y Fueros. Allí hace año y medio que los andamios les tapan. Una vez más, la caída de cascotes precipitó una rehabilitación de gran escala que afecta a 3 portales y más de 30 pisos.
La falta de acuerdo entre ellos ha demorado el inicio de las reparaciones. Por precaución, lógico, los andamios no se han movido. Han sido la puntilla para el Panda. El negocio de comida mediterrasian que sustituyó a los anteriores Santo y Dinámico.
Abrió sus puertas en noviembre de 2022 y, sin mucha repercusión, las cerró en agosto. Los alquileres de un local tan céntrico y de semejantes dimensiones, sumado a la dificultad de lucirse por el andamio, complicaron su facturación y precipitaron su fin.
Para recordar que siguen ahí, el resto de locales afectados colocaron rótulos con sus datos en el propio andamio. "Pensábamos que lo pondrían los de las obras y, al preguntar a otros comercios, nos dijeron que teníamos que pagarlo nosotros. Al final lo hicimos, claro", explica Daniela, de la peluquería Organic.
No ve la hora de que empiecen las reparaciones. "Nos comentaron que en septiembre, pero estamos a finales de octubre y nada. Y luego, 8 meses de obra que, al final, ya será un año", añade resignada.
Alquiler diario y licencias
La situación ha afectado al volumen de clientela. No tanto a quienes ya les conocen. Más bien a la nueva. "La gente no se fija, no nos ven y no entran. ¡Pero si todos tendemos a evitar los andamios!", exclama.
Raquel, del supermercado ecológico Veritas, piensa igual. "Estamos aquí como olvidados. Un cliente que había estado fuera varios meses, al llegar, pensaba que habíamos cerrado", confirma.
Tras tanto tiempo, tiene "asimilado" este parapeto, "como un elemento más de la calle". Y tira de humor para anunciar que, cuando por fin se libren de él, "encenderé alguna bengalita o algo para celebrarlo".
En situaciones como estas, de peligro de caída de material de las fachadas en la vía pública, intervienen los bomberos para asegurar la zona. Luego, los vecinos deben tomar el relevo para proteger al viandante.
Es ahí cuando entran en juego empresas como Kamy Vertical. Presupuestan la instalación de la base de paso (un andamio corto que no llega más allá del primer piso) por un plazo determinado. La obra irá aparte. En caso de superar el tiempo inicial, el alquiler de la estructura será diario. Además, a la propiedad del inmueble le tocará renovar periódicamente la licencia municipal.
Y pagar la tasa mensual por ocupar la vía pública, que varía según "la longitud del andamio y la calle que sea, si es más o menos principal", añaden desde Zaymo.
Porque la ordenanza municipal, aunque sí regula otros aspectos, no dice nada sobre el tiempo máximo que estas estructuras pueden lucir campantes en la calle sin obra alguna realizándose. Como simples convidadas de piedra.
Edificio Pantikosa
En el caso del edificio Pantikosa de Postas 51, su andamio supera también el año. Proviene de una reforma previa en la parte superior. "Como luego tocaba renovar la fachada, para no andar quitando y poniendo, se dejó", confirma un vecino. Tras meses de inactividad, se atisban los primeros signos de manos a la obra.
"Han estado haciendo unas catas y parece que por fin empiezan. Estarán varios meses", pronostica otra residente. Un tercero no oculta su hartazgo: "Estamos ya aburridos de los andamios y con unas ganas de que empiecen...¿Por qué ha estado parado? Ni idea, pero es una obra importante que supone mucha inversión a cada piso".
Todo lo contrario que para los portales 47 y 49 de la calle Santiago. Allí, en los últimos 4 meses, un gran andamio trastoca la rutina del vecindario. Una zona de mucho tránsito, con un Eroski en medio, y una de las aceras muy estrecha.
Así que, cuando se juntan sillas de ruedas, carros de niños y gente con bolsas de la compra, las barras metálicas aumentan la incomodidad. También la suciedad, ya que las calles con andamios dificultan el paso de las máquinas barredoras y limpiadoras.
Acumulación de agua en Santiago
El problema allí está en una 'visera' entre los pisos y los comercios. El antiguo Garaje Moderno, que en su día ocupaba la parcela, colocaba publicidad. De propiedad privada, no vecinal, y sin uso ahora, "cuando llueve hay balsas de agua en esa repisa. Las filtraciones en las paredes provocaron el desprendimiento de ladrillos", señala una residente.
Satisfecha porque esta semana los operarios "han picado y raseado la zona. Aunque falta poner las chapas". Confía en que no se demoren mucho. "A ver si acaban para antes de Navidad", añaden en Fincas Zubiri.
Es la esperanza de Mari Carmen, de Decoración González de Betolaza. Lleva más de una década en ese local y está desesperada. "¡Lo importantes que son los escaparates! La gente ahora no se fija, evita los andamios, y hay quien nos creía cerrados. Con toda la decoración ya comprada para Navidad, ¿qué hago si seguimos así?", plantea. Por eso, no descarta, si los andamios no desaparecen pronto, cambiar de local. No sería la primera.
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