Preocupación en Arana por problemas de convivencia en torno a una lonja
Los robos y la violencia han aumentado tras la entrada de varias personas en una lonja de la calle Extremadura
¿Problema de convivencia o de delincuencia? Desde hace unos meses, la preocupación se ha instalado en el barrio de Arana. Concretamente desde el pasado junio, cuando varias personas entraron en una lonja ubicada en la confluencia de las calles Extremadura y León.
Cerrada desde hace tiempo, ahora les sirve a ellos de alojamiento. Una llegada que no ha pasado desapercibida. Porque, aunque no es la única lonja con inquilinos ajenos en la zona, sí es la única conflictiva.
Para gran parte del vecindario, los ocupantes de esta lonja son el foco de los problemas que en estos meses se han sucedido en el barrio. Asaltos a camarotes, en una panadería e, incluso, a viandantes. Por poner algunos ejemplos.
Más policía y denuncias judiciales
Muchas personas salen a la calle con miedo. Están hartas de esta situación de robos y violencia. La vida de este barrio humilde y sencillo, caracterizado por la integración de su elevada población migrante y su baja tasa de delincuencia, se ha alterado.
Para reconducirlo, integrantes de la comisión de fiestas de Arana y miembros de la asociación Aranako dieron un paso al frente. Tras una primera asamblea, decidieron hablar con los nuevos vecinos. Un grupo a menudo itinerante, ya que no siempre son las mismas personas en el interior de la lonja.
Las dueñas del local les han denunciado dos veces y solo pueden esperar la sentencia judicial
En esa toma de contacto, quienes estaban en el local mostraron "su interés en mejorar la situación y nos dijeron que ellos no querían problemas". Algunas de estas personas han sido atendidas en los recursos sociales de Vitoria-Gasteiz, y también trabajadoras sociales se han reunido con ellos.
Pero, a día de hoy, todo sigue igual. Bueno, casi todo. La presencia policial se ha incrementado y las patrullas visitan la zona a diario. Sin mucho resultado tampoco. Las dueñas del local les han denunciado, dos veces, y la única respuesta es que deben esperar a la sentencia judicial. "Hasta entonces, la Policía tiene las manos atadas, y nosotras también. No podemos sacarlos", lamentaron.
Mientras, la preocupación, rabia e impotencia crecen en Arana.
Concentraciones frente a la lonja
Conscientes de este clima, la asociación vecinal Aranako convocó este martes por la tarde una nueva reunión. Lo hicieron en una parroquia San José abarrotada. La expectación era máxima ante un orden del día que expuso los problemas detectados, la situación actual, los contactos realizados y posibles soluciones.
Proponen caceroladas y pancartas frente a la lonja para que los inquilinos la desalojen
De esto último, hubo más bien poco. La asamblea, además de informar, evidenció también la división existente en Arana sobre la mejor forma de acabar con el problema. "Este barrio ha sido siempre una maravilla de convivencia, aquí viven gitanos, árabes, pakistaníes y estamos bien. El problema es la gente delictiva, ocupan lonjas, trapichean y generan miedo", denunciaba una vecina.
"A mi hijo le intentaron robar el perro y tuve que enfrentarme a ellos", aseguraba otro residente. "No son respetuosos con el barrio, han hecho muchas cosas, se tienen que marchar y tenemos que intentarlo por la vía buena. Cuando hubo traficantes, todo el barrio se levantó y los sacamos", aportaba un tercero.
"Roban porque no tienen papeles, ni dinero ni trabajo. Nuestra situación es más acomodada"
En esa línea, propusieron organizar concentraciones con caceroladas y pancartas frente a la lonja, como medida de presión para que los inquilinos la desalojen.
División vecinal
Mientras, había quienes no lo tenían claro. "Vivo enfrente y no he visto problemas. El problema está relacionado con el reparto de la riqueza y distribución de bienes. Desde una posición acomodada no hay que criminalizar a la gente", apuntaba un joven.
"Yo también vine de fuera, lo pasé mal, monté mi negocio de la nada y nunca robé a nadie"
Otro insistía en que "la violencia no es la solución". "Es cierto que hay condiciones para tener miedo, pero es un miedo mal enfocado. Estas personas roban porque no tienen papeles, ni dinero, y no les dan trabajo. Nosotros tenemos una situación más acomodada que ellos", recalcaba.
Ponían el foco en las instituciones y la forma en que gestionan sus recursos, que conduce a que "cada vez haya más personas en exclusión social". Sin embargo, otra vecina les rebatía: "Yo también vine de fuera y lo pasé mal, monté mi negocio de la nada y nunca robé a nadie".
"Más recursos institucionales, estrategia, trabajo y unidad vecinal"
Por alusiones, Raimundo Ruiz de Escudero y Pascual Borja, asistentes al encuentro (como también concejales de EH Bildu y PP), intervinieron. Ruiz de Escudero explicó que la entrada en los Servicios Sociales debe ser voluntaria, "no obligamos a nadie". "Es un problema de convivencia, y de seguridad importante, que deberíamos atajar", añadió el responsable de Políticas Sociales.
Presión institucional
Por su parte, Borja habló de problema "multidimensional" y de una "oportunidad para el barrio para gestionarlo en todos los niveles". "Os prometo que se arreglará a corto, medio o largo plazo, porque seremos capaces de llegar a una solución y saldréis reforzados", auguró el concejal de Convivencia.
Pese a sus palabras, la solución no parece cercana. "No es mágica. Es un problema social que requiere de más recursos institucionales, estrategia, trabajo y unidad vecinal", aportaron desde Errota Zaharra. La asociación vecinal de Coronación, junto con la de Judimendi y Gasteiz Txiki (Casco Viejo), también estuvieron presentes.
Son barrios con problemáticas similares. Y por eso desde Arana les invitaron a unir fuerzas para, juntos, "presionar a las instituciones para que tomen medidas lo más urgentes posibles".
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