Arkaiate, un barrio sin derechos
Los vecinos del Barrio de Salburua reclaman autobuses, asfaltado de calles, limpieza y una mayor cohesión con la ciudad
Cuando uno toma la prolongación de la Calle Florida y cruza la Avenida de Salburua hacia la Illíada, tiene la sensación de que lo que allí se ve es propicio para el rodaje de una película de la Guerra de los Balcanes o de un capítulo de The Walking Dead. Bien puede ser que Aquiles haya decidido desatar toda su ira en esta parte de Vitoria-Gasteiz, como hiciera en el poema de Homero.
Decidimos realizar el camino hasta Arkayate a pie. Al fondo, muy al fondo, se aprecian los primeros edificios de Arkayate, a la izquierda una solitaria manzana del sector 12 de Salburua y a la derecha, tras las vías del tren, los primeros edificios de Larrain. Son todo edificios sueltos y muy alejados entre sí, consecuencia directa de la crisis del ladrillo y de la especulación con la que el Ayuntamiento y los promotores actuaron en la época de bonanza. El consistorio concedió licencias en las zonas más alejadas de Vitoria. Una estrategia que puede que abarate los precios de las viviendas más alejadas pero que, en cambio, iba a subir los precios de las numerosas promociones ubicadas entre Arkayate y la Avenida de Salburua.
Y hablamos en pasado, porque el estallido de la burbuja inmobiliaria hace inviable a medio plazo la construcción de viviendas en toda la Avenida de la Illíada. Según nos acercamos a Arkayate, observamos que la mediana que separa ambas carreteras está totalmente descuidada, aunque hace apenas unos meses era verde. Es tan sólo el primer indicio de que el barrio aún no está para vivir.
De lo primero que uno se da cuenta es de que los restos de obra y la basura está presente en todas las parcelas, también en la mediana. Incluso el río que cruza la rotonda y la trasera de algunas casas también se ha convertido en un estercolero.
Es inevitable saber que uno transita por una zona de obras. Son varias las grúas pluma que se erigen en torno a los edificios ya entregados. Al menos se cuenta una decena, lo que apunta a que en los próximos meses casi se duplicará el número de vecinos en el barrio, que ahora se cifra en más de 800. Aunque llegar hasta allí cuesta.
La carretera de acceso aún no ha sido asfaltada. En el Ayuntamiento les han prometido que el asfaltado llegará en abril. Y, según el ayuntamiento, el asfalto es una necesidad para permitir la llegada de los autobuses urbanos. Porque Arkayate tiene la parada más cercana a cerca de 800 metros. El último pleno municipal aprobó una moción para estudiar las posibles modificaciones de las líneas. Los vecinos también reclaman otras medidas. La principal pasa por la cohesión del barrio con Salburua, así como con el vecino barrio de Larrein, separado ahora por las vías del tren. También piden enlazar Arkaiate con el pueblo que le da nombre al barrio.
A medida que uno camina por el barrio observa nuevas demandas justificadas. Los árboles de las aceras aún no se han colocado, hay aceras sin terminar, los edificios tienen habilitada una puerta trasera por la que salen .... a la nada. Y mientras tanto la recogida neumática de basuras sigue sin funcionar, al tiempo que los vecinos del barrio no tienen derecho al reciclaje.
No existen contenedores de basura (se deposita, como hace años, en el suelo) y tampoco de reciclaje, en contra de lo que defiende Vitoria-Gasteiz como Green Capital y como ejemplo de ciudad sostenible.
Desde el ayuntamiento aseguran que no hay la suficiente población como para ponerla en marcha. Aunque los miembros de la Plataforma Arkaiate denuncian al mismo tiempo que las incomodidades pueden provocar que la gente acabe rechazando trasladarse a vivir allí.
La plataforma constituida por la mayoría de vecinos del barrio exige otras necesidades, sin elevado coste. Sorprende, por ejemplo, que al entrar existe un cartel indicando que el doble carril derecho es de doble sentido. Y mientras tanto, no hay indicaciones sobre la dirección del carril izquierdo. Por eso reclaman una señalización viaria, pero también urbana.
Los paseantes del anillo verde también se sorprenden al llegar a Arkaiate. El bidegorri que rodea a la ciudad y viene de forma ininterumpida desde Armentia se pierde a la entrada al barrio, donde aún no se ha adecentado la orilla del Río Errekaleor. Al margen de estas demandas, los vecinos de Arkayate creen también necesario la instalación de zonas infantiles y de juego.
Con lo que sí están, de momento, satisfechos, es con la vigilancia policial. Las patrullas han incluido al barrio en las rondas. El resto de demandas ya fueron dirigidas al concejal de Urbanismo, Miguel Garnica.
Todo ello para contribuir al impulso de un barrio en el que, los que allí viven, no tienen ninguna culpa de que el estallido de la crisis inmobiliaria haya dado al traste con las ambiciones de los promotores. El que se sientan vecinos de la ciudad depende tan sólo de unas pequeñas acciones.
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