La canasta: el arma más eficaz contra el autismo

14 noviembre, 2017

'Una pasión que nos une' emplea el baloncesto como herramienta para el progreso y aprendizaje de personas con autismo

En determinados proyectos, el significado de deporte llega más allá que la actividad física en sí. Es el caso del proyecto Una pasión que nos une. Esta iniciativa junta cada dos sábados a niños y adolescentes con autismo para que se ejerciten y aprendan las normas del baloncesto, a la vez que interactúan y trabajan su integración. Siete chavales que se visten de corto en el polideportivo del colegio Los Herrán para aprender, jugar y desarrollarse como personas.

Los arquitectos de la idea son Nagore Antépara e Iker Sánchez-Dehesa. La primera trabaja con personas autistas, y el segundo es entrenador personal y presidente del club de baloncesto Ekhitarrak. Juntos se complementan para llevar a cabo estos entrenamientos, nada fáciles de ejecutar. Por fortuna, cuentan con varios voluntarios (a menudo miembros del propio club) que colaboran en las sesiones para que todos los chicos y chicas puedan disfrutar del baloncesto sin distracciones. Todo ello, por supuesto, sin llevarse nada a cambio, aparte de la satisfacción personal.

una pasión que nos une
"Venir aquí los sábados para jugar a baloncesto con estos chicos me da la vida", se sincera Antépara. El germen del proyecto nació hace dos años, cuando unos miembros de la asociación Autismo Araba jugando un partido de exhibición contra el equipo femenino de Ekhitarrak. "El partido tuvo tanta aceptación por parte de todos que fundamos este proyecto para seguir vinculando el autismo con el baloncesto", añade Sánchez-Dehesa.

De aquel encuentro tomaron la idea, adaptándola a algo más formativo. Los seis chicos y la chica que se juntan ahora los sábados son de edades diferentes y es la primera vez que juegan a baloncesto. Se les introduce en el deporte de la canasta con ejercicios muy sencillos, que se alternan con otros juegos más movidos. La meta es jugar un partido de exhibición en junio del año que viene, para demostrar a las familias el progreso de los chavales.

Tratamos de darle una salida al autismo mediante el deporte y el trabajo en equipo

No obstante, en este proyecto no es importante el final, sino el proceso. "Solo por las caras de los chicos cuando vienen a jugar y por ver cómo se van de contentos merece la pena. Las familias también están muy agradecidas. Básicamente les damos lo que ellos querían, la oportunidad de que sus hijos e hijas puedan hacer deporte", afirma Nagore Antépara.

Esto se debe al desconocimiento y confusión que genera este trastorno. "La palabra autismo se suele relacionar con el miedo, el desconcierto o la marginación. Aquí queremos demostrar que el autismo no tiene nada que ver con esos términos. Cada persona que padece esta enfermedad es única, no hay dos autistas iguales. Nosotros tratamos de darle una salida al autismo mediante el deporte y el trabajo en equipo, que es algo que nadie está haciendo", prosigue la especialista.

Los entrenamientos están abiertos a todo el mundo, tanto a los que quieran ayudar como voluntarios como a los chavales y chavalas con esta enfermedad que deseen hacer deporte. El único requisito es la pasión.