Ayuntamiento y FCC negocian el nuevo mapa de recogida de basura

23 enero, 2012

Estudian dejar de recoger los sábados y aumentar la limpieza de los nuevos barrios

El Ayuntamiento de Vitoria y FCC siguen a día de hoy en negociaciones para reformar el contrato de los servicios de limpieza. La ampliación del territorio urbano de Vitoria, con Zabalgana y Salburua ha provocado un aumento del área geográfica a la que la Contrata de Limpieza debe limpiar, sin que hayan cambiado las condiciones económicas. La de basuras es la mayor adjudicación que mantiene el ayuntamiento, y que en 2011 alcanzó los 25 millones de euros.

Y el Ayuntamiento de Vitoria no está dispuesto a pagar ni un euro más de lo estipulado en el contrato. Y para mantener el presupuesto sólo cabe cambiar las condiciones del contrato. La Cadena Ser Vitoria anunció hace unas semanas que durante 2012 se iba a dejar de recoger la basura los sábados. Una medida que permitiría ahorrar importantes costes de personal, ya que la empresa se ahorraría el plus de nocturnidad en fin de semana de un número importante de operarios.

También la semana pasada el alcalde de Vitoria, Javier Maroto, defendía en GasteizHoy la posibilidad de que no se recoja los sábados para ajustar los servicios y no mermar la calidad del servicio de recogida de basuras. Es más, aseguraba que "en muchas ciudades de Europa se recoge la basura una vez por semana".

El hecho de que en Vitoria se recoja la basura los 365 días del año es algo relativamente nuevo. De hecho, era una de las condiciones establecidas en el contrato que gestiona FCC. Hasta hace apenas seis años ni siquiera se depositaba en contenedores. Era depositada por los vecinos en las islas habilitadas por toda la ciudad.

Ahora, los vitorianos podrían recuperar de nuevo el calendario que muchos tenían colgado en sus cocinas, y en el que se establecía que ni en los sábados ni las vísperas de festivo había que bajar la basura.

Sin embargo, esa medida aún no se ha puesto en marcha. Los trabajadores aún siguen recogiendo con normalidad los sábados, a la espera de que concluya la negociación a tres bandas. Una negociación en la que se busca que los nuevos barrios salgan ganando en calidad y en limpieza de sus calles. Allí la recogida de basura puerta a puerta no es necesaria ya que tanto Lakua como Salburua y Zabalgana cuentan con recogida neumática. Pero sí es necesaria la limpieza viaria.

Renegociación del convenio

Ahora mismo la negociación es doble. Por un lado FCC y el Ayuntamiento están estudiando la posibilidad de adecuar la concesión para llegar a más barrios con el mismo dinero. Recordemos que la recogida de basuras es un servicio que es deficitario para el Ayuntamiento. Deficitario en el sentido de que la tasa de basuras que pagan los ciudadanos apenas no cubre ni siquiera la mitad del coste del servicio.

Y ello pese al intento del ayuntamiento por elevar la tasa para 2012, cuando hace apenas dos meses la quiso ligar al consumo de agua. Una medida que buscaba ahorrar entre 2,5 y 3 millones de euros. Finalmente la tasa de basuras subió el IPC para las viviendas de hasta 120 metros cuadrados.

Pero al margen de la negociación entre empresa y ayuntamiento, hay otro punto de interés: FCC y los trabajadores han arrancado ya las negociaciones para un nuevo convenio colectivo.

Un convenio que puede atascarse en la negociación. Según parece, la primera propuesta planteada por la empresa la semana pasada ha sorprendido a los trabajadores, ya que suprime pluses y algunas condiciones que la empresa ha mantenido de forma histórica. La negociación se prolongará aún durante varios meses.

FCC, propiedad de Esther Koplowitz, es uno de los grupos de construcción y servicios más importantes de España. Es la concesionaria de la limpieza y la recogida de basuras de 20 capitales de España. Se reparte el pastel junto a Urbaser (propiedad de ACS) y Cespa (que hasta 2006 operaba en Vitoria y ahora es propiedad de Ferrovial).

Su entrada en Vitoria se produjo en 2006, cuando Alfonso Alonso era alcalde de Vitoria. Se le adjudicó el contrato por ocho años, prorrogable otros dos más. Una operación en la que el consistorio gasteiztarra pagará cerca de 160 millones de euros. En realidad, es la contrata más importante de la ciudad.