"¿Esto a mis años?": la brecha digital aumenta en las personas mayores
La brecha digital es un "grave problema" para los vitorianos más mayores, pero las instituciones "están mirando para otro lado"
"La brecha digital es ahora mismo un problema muy gordo para los mayores". Así lo afirma Matías, presidente de Las Cuatro Torres, asociación alavesa de pensionistas, jubilados y viudas. Las personas mayores se sienten "aisladas" y "desamparadas" al realizar cualquier trámite o gestión con las instituciones. Una realidad que ha aumentado mucho desde la pandemia.
Los mayores "no han nacido con las tecnologías y se sienten ignorantes con el Internet" asegura Iñaki, de Arabako Pentsionistak Lanean. Aunque hay gente mayor activa y dinámica que acepta el mundo digital, la gran mayoría no se ve capaz de manejar las herramientas y esto hace que se aíslen y se distancien más. "¿Esto a mis años?" es la frase más común que escucha Matías cuando anima a los jubilados a que utilicen las nuevas tecnologías.
Las instituciones "miran para otro lado"
Matías e Iñaki están de acuerdo en que las instituciones tienen un gran papel para reducir la brecha digital. "Las instituciones son entidades públicas y deben dar un servicio al alcance de cualquiera". Pero "están mirando para otro lado". Únicamente ponen barreras a los mayores y no ayudan a solucionar sus problemas. “Piensan que toda la sociedad tiene un conocimiento alto y que todos son capaces”.
Uno de los grandes rompecabezas para los jubilados es la página web de la Seguridad Social. Para Matías esta web crea frustración en los mayores: “Intentan entrar y no obtienen resultado”. Tampoco les facilitan conseguir una cita presencial. En muchas ocasiones pedir una cita ha sido 'misión imposible'.
La Seguridad Social gestiona jubilaciones y cuando ha habido algún problema algunos jubilados no han cobrado su pensión: “Algo muy grave”, asegura Iñaki. Conseguir una cita es imposible, porque directamente “no hay citas”. Y personalmente no lo tramitan: los mayores acuden al edificio, pero no les atienden. Hay que pedir cita previa para cualquier tipo de gestión.
Conseguir una cita para la Seguridad Social es 'misión imposible'
Además, la población mayor encuentra más obstáculos para acceder simplemente a su perfil en la web: necesita la clave y, sin la clave, no puede entrar. Pero conseguir la clave tampoco es 'pan comido'. En definitiva, no puede hacer trámites presenciales porque sin cita no dejan. Y tampoco puede pedir cita online, porque muchos no saben cómo pedirla.
Lo mismo ocurre con los trámites en otras instituciones. Muchos sufren el mismo problema con la declaración de la renta. La Diputación Foral de Álava pide la firma digital (BakQ). Y, si no la tienen, no pueden realizar ningún trámite: toca hacer la declaración presencial.
La pandemia no mejoró la situación
La pandemia incrementó la barrera entre las instituciones y los mayores. Las instituciones o las entidades privadas como los bancos les han obligado a coger citas online y apenas atienden presencialmente. "Se ha obligado a que se actúe de esa forma y ese es el fallo. Me la están metiendo por obligación", asegura Matías.
"Me la están metiendo por obligación"
La pandemia hizo que la brecha digital aumentase entre las instituciones y la población mayor. No había citas presenciales y la única atención que recibieron los mayores fue telefónica. Matías pone de ejemplo pedir una cita en Osakidetza. Esto hizo que los jubilados perdieran seguridad: "A ellos la seguridad se la da el tú a tú", afirma.
El horario reducido y las grandes colas en los bancos y otras 'ventanillas' provocan colas bajo la lluvia o con temperaturas bajas. Los jubilados ya se movilizaron para pedir el mismo servicio que daban los bancos antes de la pandemia:
- Una atención presencial.
- Aumentar los horarios.
- Prioridad para los mayores.
Y lo consiguieron: los bancos incrementaron el número de ventanillas y ampliaron el horario. Aunque la pandemia también ha tenido una parte positiva: les ha obligado a actualizarse y ayudarse entre ellos “porque no tenían otro remedio”. La pandemia, además, ha hecho que los jubilados sí o sí se busquen la vida en el mundo digital por iniciativa propia y para explorar el Internet.
¿Qué se puede hacer?
Matías ve tres soluciones ante la brecha digital:
- Transmitir confianza a los mayores y que ellos mismos se vean capaces para realizar trámites, gestiones o simplemente que busquen en el buscador por iniciativa propia.
- Otra solución es que las instituciones doten de medios para que los jubilados puedan aprender y que esos medios no estén solamente en centros cívicos, que también se amplíen a asociaciones. Para Matias “es invertir para algo del mañana”. Habilitar más centros y herramientas para ello como los ordenadores. Sí existen cursos sobre informática pero para Iñaki esos cursos son “elementales y llegas justo justo”.
- Atención personalizada en esos cursos. En los cursos les dan demasiada información en poco tiempo y no se sienten seguros. Para Matías lo ideal sería que las clases se redujesen: “Las clases, si son de 25 personas, les da vergüenza preguntar sus dudas por si piensan que van más lentos que los demás”.
"Hay que incentivar con algo que les atraiga"
También lo primordial sería no dar toda la información de golpe y aprovechar las inquietudes de cada persona. Es decir, si un “abuelo” era botijero, enseñarle a buscar en Google “botijos”. "Hay que incentivar con algo que les atraiga". Así, los mayores juegan con las tecnologías y descubren por ellos mismos el mundo tan amplio que les proporciona lo digital.
También para Matías lo mejor es enseñarles “punto por punto”. Es decir, hacer ejercicios concretos. Como por ejemplo enseñarles cómo se entra al banco, cuál es su sueldo o cómo hacer un Bizum. Además, los jubilados tiene que ir poco a poco cambiando de mentalidad: “Los mayores deben mentalizarse que un billete de bus online o una foto del carnet de conducir en el móvil son cosas legales”, afirma Matías.
Una solución ante la brecha es que las instituciones pongan más facilidades
También que las instituciones recuperen la atención presencial: acudir personalmente y que te atiendan directamente o conseguir una cita más fácil. Es decir, que pongan más facilidades.
El Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz y el Gobierno Vasco ofrece servicios gratuitos para las consultas con las tecnologías y los trámites. Uno de los servicios es “Amiko” que llaman a un número de teléfono y una persona acude a su casa para solucionar cualquier problema informático. Otro servicio es Zuzenean del Gobierno Vasco para ayudar con los trámites. ¿Pero cuál es la pega? Que hay que coger cita para que te atiendan y ya no funciona con acudir directamente a la entidad.
Bajas pensiones
Pero los mayores también se encuentran con otra brecha y es la tecnológica con la salarial: no todos disponen de ordenadores o sus móviles son obsoletos. En algunas ocasiones, los jubilados no pueden permitirse comprar las herramientas tecnológicas por su economía. Sus pensiones son bajas y esto repercute también en el acceso a las nuevas tecnologías.
En el caso de algunas mujeres su pensión es de 486€, mujeres que no han podido cotizar en los últimos 15 años y se han dedicado el trabajo “infravalorizado” de los cuidados con “malas condiciones” y “salarios miserables”. Y que, si suman la brecha de las jubilaciones (una mujer cobra un 37% menos de pensión que un hombre), la brecha digital aumenta cada vez más: la falta de ingresos altos hace que inviertan en otras necesidades.
La brecha digital también está relacionada con la soledad
¿Qué pasa cuando una persona mayor no dispone de material tecnológico? Según Matías, esto hace que se aíslen y que se cierren poco a poco. “Piensan que son unos incompetentes. Cuando no es así”. Para Matías la brecha digital también está relacionada con la soledad de los mayores al favorecer el aislamiento de estas personas.
“Como se sienten inútiles, también esto hace que se retraigan”. Por eso, la clave está en que los jubilados “se tienen que sentir capaces y útiles para ello”. Ya que el mundo digital también “es bueno para matar la soledad”.
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