Caprichoso destino
Todavía cicatrizando las heridas, el Caja Laboral volverá al “lugar de los hechos”, tan solo una semana más tarde, para disputar un partido correspondiente a la Liga Endesa. Para muchos puede resultar un partido intrascendente pero no lo es. Tiene mucha importancia, además, de la valía de la victoria en la carrera por la Copa […]
Todavía cicatrizando las heridas, el Caja Laboral volverá al “lugar de los hechos”, tan solo una semana más tarde, para disputar un partido correspondiente a la Liga Endesa. Para muchos puede resultar un partido intrascendente pero no lo es. Tiene mucha importancia, además, de la valía de la victoria en la carrera por la Copa del Rey.
No habrán pasado ni siete días desde que sonara la bocina final en Miribilla y se desatara la fiesta local, cuando el balón vuelva a estar en el aire. Mismo escenario, mismos rivales. No obstante, algunas cosas si serán diferentes. La presión, el ambiente distarán de lo vivido el jueves pasado, mientras que el resultado no gozará de la misma trascendencia, pero el partido es importante. Muy importante.
Si hablamos del Gescrap, cabe destacar que se están jugando el billete copero. Ahora mismo, con un partido menos y un balance de 5-6, están fuera. Deben jugar cuatro partidos fuera y los dos derbis en casa. Las “cuentas de la lechera” dicen que nueve victorias aseguran presencia en Barcelona ’12. Eso les obliga a ganar cuatro partidos de seis. El primero este jueves en uno de los partidos más exigentes que le queda, junto con los desplazamientos a Málaga y Zaragoza.
Respecto al Caja Laboral, el billete para la Copa está prácticamente garantizado. Tiene las nueve victorias en su casillero y aún perdiendo todos los partidos podría clasificarse. Sin embargo, mejor no jugar con fuego y tener que recurrir al dichoso basketaverage. Ganar en Bilbao supone varias cosas: Primero, clasificarse para una nueva edición de la Copa del Rey y seguir peleando por ser cabeza de serie. Segundo, mantenerse, como máximo, a un partido del liderato compartido por Barsa y Real Madrid que, precisamente, se verán las caras una semana más tarde. Tercero y último, recuperar confianza, sensaciones y, de paso, ganar al Gescrap Bizkaia que, últimamente, parece tenerle la medida cogida al Caja Laboral.
Sin duda, este último aspecto es el más importante. La moral del equipo quedó tocada la semana pasada. La temprana eliminación europea supone un golpe con el que nadie contaba (más aún después de empezar la Euroliga con un favorable 3-0). Sin embargo, hay que cambiar el chip. Quedan dos competiciones y hay que recuperar la ilusión, la ambición y la comunión con la afición. Tal vez la constante rotación de caras en la plantilla provoca dificultades para que el público se sienta identificado con sus jugadores y se palpa en el ambiente cierta desilusión en la afición vitoriana (bastante anterior a lo ocurrido el jueves pasado). Las señas de identidad hay que recuperarlas cuanto antes. El nuevo pabellón, el retorno de Lampe, la cercanía de una Copa del Rey que siempre despierta ese “Carácter Baskonia” o la buena marcha del equipo en el torneo doméstico, deben servir de argumentos para intentar recuperar la ilusión por el equipo. La plantilla y el cuerpo técnico, a buen seguro, darán todo lo que tienen dentro para volver a ser los de siempre, ese grupo que, más allá de los resultados, contagia con su afán de superación y su ambición. Hay valores que no se pueden perder y valen más que cualquier resultado.
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