La joyería Frida cierra por jubilación

20 septiembre, 2023

Al frente de este negocio familiar está Maite Fuentes, fundadora, junto a su marido, de la firma joyera Jolben

La Avenida Gasteiz está a punto de perder un emblemático comercio. La joyería Frida cierra por jubilación y liquida ya todo el género con descuentos de hasta un 40%.

Su responsable, Maite Fuentes, dice adiós al trabajo tras décadas en el sector: “Empecé con 22 años en una empresa familiar (Jolben) y ya me ha llegado la edad de jubilarme”. Sus hijas se han dedicado a otra cosa y no van a seguir el relevo generacional. “El horario del comercio es bastante duro”, asegura.

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Más de 40 años

Fuentes es una apasionada de las joyas y del trabajo. Su familia ha estado siempre implicada en el sector. En 1982 fundó, junto con su marido José Luis Bengochea, la conocida firma Jolben. Y, aunque estudió Administración, se formó posteriormente en el Instituto Gemológico Español (IGE) y obtuvo la titulación de Tasadora de Joyas.

La marca Jolben abrió en 1983 en la calle Dato y en 2006 abrieron una nueva tienda en la esquina con General Álava. La joyería Frida vino después.

Jolben abrió en 1983 su primer establecimiento en la calle Dato

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Joyería Jolben en la calle General Álava

En este último local empezó una de las hijas de Fuentes, pero finalmente se fue a vivir a Zúrich. “La reemplacé yo hace 12 años y he estado encantada en la Avenida Gasteiz”, expresa la propietaria.

Tras años en el negocio, Fuentes echa la vista atrás y recuerda su trabajo con ilusión. Le brillan los ojos cuando habla de la joyería y su clientela: “Siempre estoy en momentos felices y especiales de la vida de las personas”. Y la gente le hace partícipe de ello.

Los anillos, lo más vendido

Entre esos instantes especiales están las bodas. Las sortijas de compromiso son una de las joyas más demandadas y también una de las “más emotivas” de vender para Fuentes. “Los hombres vienen con mucha ilusión y es algo muy bonito”, indica.

Pero también hay momentos únicos que no siempre terminan en final feliz. Fuentes recuerda el caso de un chico que fue en busca de su anillo de compromiso: “Estaba muy ilusionado y nervioso, quería pedirle matrimonio a su novia y vino varias veces a elegir la sortija”. Pero, antes de declararse, regresó de nuevo a la joyería con el anillo y lágrimas en los ojos. “Pilló en el móvil de su chica una notificación del amante de ésta”, relata la propietaria, quien le devolvió el dinero y le dio ánimos.

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"Una joya es algo que tiene un sentimiento y un recuerdo especial", expresa Fuentes

Y es que una joya, como dice Fuentes, siempre es un regalo personal, algo que tiene “un sentimiento y un recuerdo especial”. Y Fuentes sí ve relevo en su clientela: "Los jóvenes de ahora también compran en joyerías, no solo bisutería: “A las chicas les siguen gustando los anillos, pendientes y pulseras, ya sean en plata o de oro”.

Las joyas buenas, además, tienen un gran valor. “Puedes venderlas si quieres, el oro es para siempre”, asegura Fuentes, quien se considera una persona optimista. Las cosas malas las tira para atrás y sigue siempre adelante. Porque sí, en la joyería también ha tenido momentos difíciles.

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Doble atraco y robos en Frida

"Nos robaron dos veces en muy poco tiempo", recuerda. En el primer atraco los ladrones se llevaron un botín que superaba los 50.000 euros. Y, tan solo mes y medio después, las mismas personas reventaron con mazas el escaparate blindado y se llevaron lo que había expuesto en él.

"Al final los pillaron, pero en el momento te hace mucho daño", comenta Fuentes. Aquellos robos fueron los más llamativos, pero no los únicos. Precisamente, esta semana ha tenido que ir al juzgado por un robo de alianzas. Les robaron mientras atendían a los clientes.

La propietaria les pilló y les dejó encerrados en la tienda hasta que vino la Ertzaintza: "Mi compañera me dijo que estaba loca, que nos podían haber dado un palo en la cabeza". Al final no pasó nada, pero Fuentes sabe que la aventura empresarial de una joyería lleva lo suyo y sufres. "Si te llevan el producto, no tienes qué vender", recalca.

Y añade que la pandemia también les afectó: "Levantamos cabeza como pudimos, pero las cosas están difíciles para el pequeño comercio".

Respecto a esto, Fuentes lamenta el poco comercio que queda en la Avenida Gasteiz. "Cuando paseas por aquí, te da alegría ver luz y un comercio abierto, te entretienes mirando el escaparate y da vida a la ciudad", comenta.

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Ya hay clientes que han ido a la joyería para despedirse antes del cierre definitivo. Y eso, para la propietaria, es "algo precioso". Ahora, el futuro para Frida es incierto. "No sabemos qué va a pasar, no sé si habrá alguien interesado en seguir con el negocio y con las marcas exclusivas que tenemos, ya veremos a ver", concluye.