Da Enzo cerrará este año: "El pintxo pote y las franquicias han jodido la hostelería"

El barrio de San Martín perderá en los próximos meses uno de los restaurantes más míticos de la zona: La Pizzería Da Enzo. El dueño tiene intención de jubilarse al cumplir los 65 años (este septiembre) y el negocio situado en Pintor Obdulio López de Uralde cerrará definitivamente.

Por lo tanto, se une a otro bar muy conocido de la zona que también dijo adiós el pasado mes de octubre: el Veracruz. Situado prácticamente en la frontera entre San Martín y Txagorritxu (calle México), se caracterizaba por ser de los primeros en abrir para atender a los empleados de las fábricas tradicionales de Vitoria-Gasteiz. Ambos llevaban 35 años abiertos.

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La Pizzería Da Enzo es uno de los restaurantes italianos característicos de la ciudad. Aunque la cocina italiana ahora suele ser competencia de diversas franquicias, este restaurante local lleva sirviendo pasta, pizza y demás platos típicos de Italia durante 35 años.

Enzo Geraci da el nombre a su local. Y es tan carismático como su negocio o más. Este italiano empezó el negocio de la hostelería en Vitoria-Gasteiz en 1983, con un local en la Kutxi. Tras abandonar rápidamente el Casco Viejo, "demasiadas manifestaciones" recuerda, estuvo seis años en la calle Ortiz de Zárate antes de recalar en su localización actual en 1990. Su restaurante italiano es el segundo de este tipo que abrió en la capital alavesa.

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35 años dedicados a la hostelería italiana dan para mucho. Enzo considera que se ha ganado un descanso y que cerrará el restaurante en cuanto pueda, una vez haya cumplido los 65. "Ya me toca jubilarme. Además es lo que quiero. Si hubiera dinero entonces me lo pensaba...", reconoce afablemente.

Y es que, para él, la hostelería ya no es la que era: "Las franquicias y los pintxo potes han jodido la hostelería. Y eso que yo hago pizza pote, pero no me convence. La gente se toma cuatro vinos y se va a casa cenada".

Aunque asegura que su restaurante nunca ha estado falto de clientes, Enzo admite que la crisis fue un duro golpe para su negocio. También se lamenta de la reforma que realizó en 2012, dado que no ha funcionado como esperaba. "Antes todo el local era un comedor con una pequeña barra al fondo. En la reforma agrandamos la barra y le dimos aspecto de local, con el comedor al fondo. Me gasté un montón de dinero. A mi la barra nunca me ha gustado, lo mío es la cocina", reconoce.

El chef de Palermo cocina la carta del Da Enzo entera, por sí solo. "La comida que hacemos aquí es genuina. Pero también cobro por ella. La calidad hay que pagarla y mis clientes buscan calidad. No puedes comparar la comida que hay en las franquicias con la mía", se enorgullece.

Si su comida no la hace cualquiera, tampoco la degusta cualquiera. Enzo está muy orgulloso de sus clientes: "Yo tengo una clientela selecta. La he elegido yo y aquí no entra cualquiera. Podría dejar la caja abierta y no me robarían nada". Puede sonar algo prepotente, pero Enzo también demuestra su buen corazón: "He dado de comer a muchas familias sin dinero en este restaurante".

Enzo presume de que aún conversa con algunos clientes habituales que le visitan desde el 83, cuando fundó el primer Da Enzo en la Kutxi. "Aunque ya no son jóvenes con ganas de liarla. Ahora tienen hijos y alguno hasta está jubilado", bromea.

Tras 35 años de vivencias, al italiano no le da ninguna pena dejar su negocio: "Me dan pena las personas o los animales. Esto es una lonja, no me da ninguna pena. Mi mujer y yo llevamos trabajando juntos 40 años y nos merecemos un descanso".

La zona de San Martín tampoco parece la idónea a día de hoy para montar un restaurante. Enzo coincide en que es un barrio "muy anciano" en el que la gente sale poco. Aun así, asegura que una persona con ganas de trabajar podría tener éxito montando un restaurante donde ahora está el suyo. Eso sí, bajo ningún concepto dejará que su nombre vuelva a ser utilizado: "Si alguien coge la lonja y hace un restaurante no se llamará Da Enzo. Mi nombre se va a quitar, no me arriesgo a que lo manchen".

• Las cinco de la mañana, hora del Veracruz

El Veracruz dejó huella en muchos de sus clientes hasta su cierre. Este local, situado en la calle México, alcanzó gran popularidad por estar abierto desde las cinco de la mañana, la misma hora a la que salían de casa los trabajadores de Michelín, Mercedes y de otras fábricas longevas de la ciudad.

Muchos de estos pasaban por el Veracruz para tomar un café y leer la prensa antes de entrar a su turno de trabajo. "Era un lugar de paso para los obreros", recuerda Dani Castro, antiguo camarero e hijo de la dueña, Lucinda.

El local donde estaba ubicado el Veracruz tiene ahora este aspecto.

Tras 36 años de actividad, Lucinda decidió cerrar el bar de un día para otro, al no poder mantenerlo sola. Sus cuatro hijos crecieron allí y le ayudaron a llevarlo todo este tiempo. "Nosotros nos fuimos a vivir fuera y le dijimos que era mejor que lo cerrara. Tantas horas y días después de todos los años es mucha tralla para llevarlo ella sola", cuenta su hijo. Confiesa que su madre "se lo tomó muy mal" al principio, por la costumbre. "Son muchos años detrás de la barra, ahora no sabe qué hacer", añade.

Aun así, poco ha durado el local sin estar activo. Donde antes estaba el Veracruz ha abierto un nuevo bar, que aún no tiene ni el letrero puesto pero está gestionado por los propietarios del vecino Iokine. ¿Cosechará tanta fama como su antepasado?