FOTOS - Izarra: los escombros de un colegio para la élite

27 agosto, 2024

Estado actual del colegio Izarra, en ruinas y sin proyecto a la vista

La vegetación y los grafitis se han apoderado del Colegio Izarra. Un centro educativo que inició su actividad formativa en el año 1967 y que desde hace 25 años es un espacio en ruinas.

Hablar de este centro educativo es hacerlo de la élite de los años 70, 80 y 90, con  unas instalaciones muy amplias en las que no faltaba de nada. La finca Arguitza tenía más de 100.000 metros cuadrados y contaba con numerosos edificios e instalaciones: pistas de tenis y baloncesto, piscina, gimnasio, establos... Así como aulas de estudio, biblioteca, sala de proyecciones, residencia para los estudiantes, capilla, bar y zonas ajardinadas.

Poco o nada queda ya de aquellos lujos que atraían a la élite económica de toda España. De hecho Izarra llegó a ser uno de los colegios mas prestigiosos del momento y en el que solo unos pocos podían formarse. Eso sí, el centro pasó por varias etapas y hoy quienes fueron sus alumnos lamentan el estado en el que se encuentra.

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De símbolo del lujo educativo a los escombros

Llegamos a la entrada, donde nos reciben dos inmensos magnolios. Entre diferentes pintadas distinguimos tanto el escudo como el nombre de este antiguo complejo docente. 'Izarra International College', así fue rebautizado el centro en sus últimos años. Etapa en la que el modelo educativo Montessori fue la referencia del colegio que quebró en el año 1996 con el curso ya empezado y que en 1997 cerró sus puertas definitivamente.

Seguimos caminando por un sinuoso camino que nos acerca hasta el espacio que ocupaba el edificio principal y la residencia femenina. Nada queda ya de aquella gran construcción a la que se accedía por una escalinata y que tanto en el año 2011 como en el 2014 sufrió sendos incendios.

Posteriormente, ese edificio fue derribado y ahora la vegetación se ha apoderado de la zona. Tan solo quedan unas palmeras que recuerdan su elegante acceso.

A la izquierda del camino se encontraba su gran zona deportiva. Allí, aún queda la base de lo que en su día fue una canasta y las pistas de tenis. Las cuales, sorprendentemente, mantienen prácticamente intacta la pintura de las líneas que delimitan sus diferentes partes.

Algo más adelante nos encontramos con dos grandes construcciones: el edificio que servía para guardar y trabajar con caballos, y la piscina. Una piscina olímpica por la que pasaron los mejores nadadores nacionales de la época.

En la parte más alta de la finca se hallaban tanto las aulas como la residencia masculina. Edificios que contaban con una pequeña sala de audiciones, biblioteca, comedor, bar e incluso una modesta capilla.

También se pueden apreciar las estructuras de altares monumentales, estatuas y fuentes en las diferentes zonas ajardinadas. Caminar por Izarra es hacerlo por los escombros de lo que un día fue símbolo del lujo a nivel educativo.

Su historia

Esta pequeña ciudad dentro de un gran bosque abría sus puertas como centro educativo en el año 1967. Previamente, había sido la casa de verano de la poderosa familia Oriol. No obstante, su propietario José María de Oriol y Urquijo, ostentó el título nobiliario de III marqués de Casa Oriol y presidió la empresa Hidroeléctrica Española entre 1941 y 1960.

Tras la gestión durante sus tres primeros años por la orden religiosa de los jesuitas, que anteriormente lo habían utilizado como residencia y para realizar actividades de la comunidad, el colegio llegaba a manos de Rumasa, empresa que había trabajado en la construcción de la residencia femenina.

En 1981 el colegio, como todos los activos de Rumasa, fueron expropiadas por el Gobierno y el centro educativo pasó a ser patrimonio del estado.

En 1983 el recinto se vendió a The English Montessori School, quienes rebautizaron el centro con el nombre de 'Izarra International College' y lo integraron en el sistema educativo inglés.

La tercera etapa educativa del colegió se cerró en 1996. Con el curso ya empezado, la empresa que lo gestionaba quebró.

En el año 2000 el Deportivo Alavés, por entonces en manos de Gonzalo Antón, adquirió el recinto por dos millones de euros con la idea de crear allí un centro de alto rendimiento. Aquel proyecto nunca cuajó y, en 2011, Izarra acabó en manos de la sociedad foral Álava Agencia de Desarrollo dentro del pacto por la salvación del club. Eso sí, en régimen de alquiler.

Desde entonces, la Diputación pagaba 200.000 euros anuales+IPC al Deportivo Alavés hasta 2023 por su alquiler y una opción de compra durante 75 años. En noviembre de 2023 Diputación renunció a seguir pagando.

Futuro incierto

Mientras los edificios se resquebrajan y las arcas forales siguen derivando parte de sus presupuestos a este colegio en ruinas, poco se sabe de su futuro. Son muchas las iniciativas ideadas para la explotación de estos terrenos pero hasta la fecha, ninguna se ha llevado a cabo.

Un centro de formación para bomberos y emergencias, la colocación de una planta fotovoltaica, un espacio para la practica de Paintball, un centro de lesiones medulares, campamentos juveniles y una hípica, son solo algunos ejemplos de los proyectos lanzados. Ideas que no han resultado lo suficientemente atractivas.

En la actualidad, la belleza del entorno se ve afeada por unos edificios en ruinas. En ellos, los cristales rotos, las pintadas en las paredes y la basura se acumulan a cada visita.

Con todo esto, ¿Volverá Izarra a ser lo que un día fue o es dejarlo caer la única solución?

Publicado originalmente el 1 de noviembre de 2023