Correr los Six Majors como terapia al golpe más duro de su vida
Una pareja alavesa ha completado los seis maratones más importantes del mundo en honor a su hijo, que falleció en 2011
El deporte puede ser mucho más que un simple pasatiempo. Puede convertirse en una vía de escape para hacer más llevaderos los peores momentos. Porque la muerte de un hijo ni se olvida ni se supera, pero la vida te obliga a seguir adelante. Como si de una maratón se tratara. Esto es lo que tuvo que asimilar Mari Jose Moreno cuando su hijo falleció por un accidente en agosto de 2011. El running le ayudó a recuperarse de ese golpe. Ocho años después ha logrado su gran meta: completar los seis maratones más importantes del mundo (los Six Majors) en honor a Beñat.
Lo que comenzó en 2013 con el Maratón de Nueva York acabó el pasado abril con el Maratón de Boston. Seis años de retos, de preparación, de planificación, de superación y de liberación. Al cruzar la meta en Hereford Street y completar así los seis grandes la sensación era indescriptible. "Fue algo tan grande que no se puede ni expresar. Además fue el maratón más difícil en lo físico porque tuve muchos problemas", explica Mari Jose.
Esta alavesa ha completado los seis maratones con su pareja, José Ignacio González. Unos amigos les animaron a empezar con el de Nueva York en 2012, "como reto para avanzar en la vida". Sin embargo, el huracán Sandy provocó la suspensión de la prueba cuando la pareja ya se encontraba en pleno Manhattan. Un pequeño revés que no les impidió regresar al año siguiente y, entonces sí, completar su primer gran maratón.
Ahí es cuando decidieron que completarían los Six Majors en honor a Beñat. Después llegó el de Londres (2015), Tokio y Chicago (2016), Berlín (2017) y finalmente el de Boston (2019). Círculo cerrado y homenaje cumplido. Eso sí, la vida sigue y las carreras también: participarán en la prueba de Los Montes de Vitoria de junio y también preparan la Maratón de Valencia. La clave es no detenerse. Completar una meta e ir a por la siguiente.
Aun así, el proceso no fue tan fácil como decir "voy a correr para sobrellevar mejor la muerte de mi hijo". Era imposible que fuera así. "Cuando ocurrió entré en una fuerte depresión y necesité ayuda profesional. Nosotros ya corríamos ocasionalmente antes de todo esto, pero luego se convirtió en una ayuda, junto con los amigos y la familia. Correr nos obligaba a salir de casa, a planear viajes, a entrenar y a tener la cabeza ocupada. No se puede superar la muerte de un hijo, pero esto te enseña a vivir con ello", argumenta la alavesa.
Por ello, la pareja quiere que su experiencia sirva como ejemplo para las familias que pasen por momentos complicados. Correr una maratón puede que no solucione los problemas de manera milagrosa, pero te enseña a avanzar siempre, sin detenerse, por duro que sea el camino.
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