'Ane': La crudeza de una familia rota en Vitoria-Gasteiz
Crítica de Ane, la película que se ha llevado tres Goya en 2021
Ane no es una película rompedora. No sorprende por su espectacularidad ni te mantiene en tensión constante. Te atrapa poco a poco, como una boa constrictor, hasta que ya no puedes escapar. Terminas asfixiado por su trágica trama y desconcertado por el final. Pero eso tendrás que descubrirlo en las salas de cine. Para prepararos, aquí podéis leer la crítica sin spoilers.
Ane está disponible en Filmin y Movistar+, y también en los Cines Florida
Ane consigue traer la crudeza de un drama familiar en medio de un conflicto social y político complicado. No es una superproducción, pero la primera cinta de David Pérez Sañudo y Amania Films supera de sobra las expectativas.
Según explica el director, el elemento esencial de la obra es la comunicación. Y esta está presente en los 100 minutos que dura la película: el lenguaje corporal y verbal; ver sus reacciones e ir descubriendo su personalidad son las principales armas de Ane para ganarse a los espectadores.
Lide (Patricia López Arnaiz) y Fernando (Mikel Losada) son un matrimonio divorciado y en enfrentamiento casi constante cada vez que se ven. La desaparición de su hija Ane (Jone Laspiur) les forzará a unirse de nuevo, al menos hasta que aparezca.
El drama de esta familia quebrada y humilde, con pocos recursos, se agudiza debido a las obras del TAV. En la Vitoria-Gasteiz de 2009 comenzaba el proceso para comunicar Euskadi con el resto de las líneas de AVE de España (un proceso que 11 años después todavía está casi en pañales). Una operación que trae conflictos políticos y sociales por la oposición de colectivos de ideología abertzale. Además, la ilegalización de partidos y la presión policial por la sombra de ETA crispaban aún más el ambiente.

El carácter hostil de Lide es opuesto al temperamento calmado de Fernando.
Todos estos factores afectan de manera directa a los protagonistas. Lide trabaja en las obras del TAV y por esto arrastra un conflicto con Ane, una adolescente de 17 años cautivada por las ideas abertzales. Al fugarse de casa, su madre descubre que en realidad no conoce a su hija, y comienza una desesperada búsqueda para recuperarla. Física y emocionalmente.
Porque el nombre de la película viene de la joven, pero es Lide la auténtica protagonista. Patricia López Arnaiz está casi siempre en plano y su actuación es gran parte del éxito de la producción, sin desmerecer el trabajo de Sañudo y la forma que tiene de contar este drama. El nombre de la actriz gasteiztarra suena para los Goya, y con razón.

Patricia López Arnaiz es una de las actrices del momento gracias a su papel en esta producción, entre otros trabajos.
Tampoco hay que desmerecer a Mikel Losada (seguro que muchos empatizan con su papel) y al resto de actores y actrices con papeles menores: Nagore Aranburu, Luis Callejo, Aia Kruse, Fernando Albizu, Erik Probanza o Miren Gaztañaga. El trabajo de interpretación es lo que hace destacar a una película de producción y recursos modestos. Porque son sus personajes lo importante, no los efectos técnicos.
Esto también afecta a Vitoria-Gasteiz: no se ven demasiadas partes reconocibles de la ciudad. No hay planos muy amplios en lugares típicos. La mayor parte de los rodados en la capital alavesa son en su parte sur y este, cercanos a las vías del tren como la zona del campus universitario, Arana, Adurza o Errekaleor. Los cambios que ha sufrido la ciudad en diez años en muchos de esos lugares tampoco dan opción a mostrar demasiado. También hay secuencias rodadas en Llodio.
Aun así la película no decepciona en su aspecto técnico o visual. Cumple su función y alcanza el momento cumbre con las cargas policiales de Errekaleor, que dejarán también el desenlace de la trama. Y un final que sorprenderá e impactará. Pero mejor verlo a que te lo cuenten.
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