Las cuadrillas de Blusas y Neskak 'se pegan a la fiesta'

Dos años sin fiestas de Vitoria-Gasteiz. Una situación que desanimó y desmotivó a  muchos. A Rafael Resines, en cambio, le alentó a buscar un aliciente festivo. A vivir, y revivir, estos seis días de agosto de otra manera. Y lo hizo aunando sus dos pasiones. Archivero de profesión en la Fundación Sancho el Sabio y blusa de convicción en Bereziak, ideó el proyecto de recopilar las pegatinas que las cuadrillas de Blusas y Neskak habían tenido a lo largo de su historia.

Un año después y 475 pegatinas más tarde, sale a la luz 'Pegados a la fiesta'. Un volumen fruto de innumerables horas de investigación y escaneo que edita la Fundación Sancho el Sabio y, por 15 euros, puede adquirirse en las librerías Elkar y Anegón. Por ahora, hay 700 ejemplares a la venta. Una tirada que, en caso de tener éxito, podría ampliarse.

PUBLICIDAD - SIGUE LEYENDO ABAJO

El libro se presentará al público el 12 de julio a las 19 en Dendaraba

"Me consta que existe cierta expectación y ya hay gente interesada", explica su autor, mientras repasa con ilusión y cariño las páginas de su 'retoño', que ha consumido todo su tiempo libre. Diseñado por su amigo David Criado, cuenta con un texto de la Fundación Sancho el Sabio, un prólogo del antropólogo Jesús Prieto Mendaza, una introducción propia y las conclusiones de una conversación a tres bandas con Eduardo Valle y José María 'Txapi' Bastida. Un sabroso aperitivo antes del plato fuerte, que se presentará al público el martes 12 de julio a las 19 horas en Dendaraba.

PUBLICIDAD - SIGUE LEYENDO ABAJO

Batasuna, la primera en el 78

Ordenadas alfabéticamente, las diferentes cuadrillas vitorianas despliegan su ingenio y su mayor o menor destreza en estos pequeños (y muy ansiados en fiestas) adhesivos. Están las actuales, por supuesto, pero también las ya extintas y las no oficiales. Las hay serias, reivindicativas, simpáticas, originales, caricaturescas e irónicas. Un amplio abanico que comienza en 1978 con la de Batasuna, el primer año que salieron, y cuyo logo con las manos unidas ha variado poco.

Un año después Jatorrak (no la cuadrilla actual) salió con la recién aprobada Ikurriña como pegatina. "La Transición fue un momento convulso, había que reivindicar todo y la forma más sencilla era con pegatinas. Hay una explosión de ellas y cualquier asociación o colectivo tenía. Ahí las cuadrillas se meten de cabeza", detalla Resines.

PUBLICIDAD - SIGUE LEYENDO ABAJO

Y, aunque el mundo del coleccionismo de pegatinas es amplio y variado, él quiso acotar el campo. Los requisitos era que aparecieran el escudo o nombre de la cuadrilla "o se supiera positiviamente que era de una cuadrilla, porque en fiestas se hacen muchas pegatinas que no son propiamente de la cuadrilla y se me iba de las manos", razona. La tarea, que a priori parecía relativamente sencilla, no lo fue tanto.

"Me ha sorprendido que en las cuadrillas no hay nadie designado para guardar todo el material: pegatinas, pines, revistas...", confiesa. Así que recurrió a amistades y coleccionistas para, a través del boca-oído, difundir su petición. También las redes sociales expandieron su mensaje. La ayuda de la vitoriana Itziar Gutiérrez fue inestimable. Poco a poco, la idea cobraba forma. "Cuando iba consiguiendo pegatinas, las escaneaba y devolvía a los dueños si las querían y, si no, las depositaba en la Fundación, donde tenemos un archivo con miles de pegatinas diversas", detalla.

Pero lo que más le costó fue datarlas. "Ha sido una pasada, porque muchas veces las cuadrillas no ponemos la fecha en ellas. Al final, por el estilo o lo que aparecía en ellas, lo he conseguido con la mayoría, pero ha sido una pasada", rememora.

El valor de las pegatinas

Su amor por estos adhesivos es más que palpable. Por eso reivindica su función. "Con este libro quiero también darles un valor que parece que no tienen. Se ven como un documento menor, algo de coña. Pero son igual de válidos para saber la historia de la ciudad, cómo es la sociedad, las fiestas, qué ha pasado con algunas cuadrillas... Que la gente tome conciencia de que se pueden guardar. Porque no se le da valor y, con el tiempo, lo adquiere", propone.

Aparecen cuadrillas extintas como Moskortxu, Azkenak o Piztiak

Como prueba, muestra la pegatina de Txaparón, una cuadrilla de Araia que durante muchos años ha participado en las fiestas vitorianas. "Los Desiguales los iban a recibir a la estación", recuerda sonriente Resines. Junto a ella, lucen Moskortxu (desaparecida en 1987), Azkenak, que hizo lo propio en el 82 o Piztiak, "que era solo de chicas y salieron dos años". El emblema de Gazteluak "lo encontré de casualidad, a través de un grupo de Facebook", añade.

También las redes sociales le permitieron acceder a cuadrillas que no son oficiales, carecen de txaranga, no pertenecen a la Comisión ni salen todos los días. "Pero conservan el espíritu original de los blusas, de juntarse con los amigos. Así que se visten con el traje y hacen sus propias pegatinas", indica Resines. Es el caso de Ibiltariak, Betitxarrak, Betikoak u Oike. "Esta última son una pareja. Todas sus amistades tenían alguna cuadrilla menos ellos, y formaron la suya propia. La pegatina es una mezcla del traje de él y del de ella. Son muy graciosos", añade risueño.

Crítica con humor

Porque el buen humor, la retranca y la ironía han sido a menudo señas de identidad de las pegatinas festivas. Una forma sencilla, práctica y barata de difundir un mensaje rápidamente. "Resumir en un espacio tan pequeño un mensaje que llegue a la gente y lo entienda, es complicado", asume Resines. Cometido en el que, año tras año, destacan Los Txismes. Y eso que solo salen el 6 de agosto. Sus creaciones sobre la conocida 'crisis de los pepinos' en 2011 o tras las polémicas declaraciones de Azkuna y la capitalidad de Euskadi, en 2010, "son míticas, y muy buenas", reconoce entre carcajadas Resines.

Para este blusa de corazón, es "una pena" que "se esté pasando de esa crítica y retranca a lucir solo el escudo en las pegatinas". Es consciente de que "buscar la vuelta al político de turno, local o internacional, metiendo la pulla sin ser soez o pasarse, y siendo gracioso, no es fácil", y menos en un espacio tan reducido como el de las pegatinas. "Esas cuestiones han ido quedando más para las pancartas, y tampoco tanto".

Precisamente las pancartas de las cuadrillas de Blusas y Neskak podrían ser su futuro objeto de atención. Por ahora, su único objetivo es desempolvar el traje de blusa y disfrutar a tope las fiestas antes de un merecido descanso.