El 15M visto desde Ginebra

25 septiembre, 2011

Vitoriana y comprometida, Arantza, 24 años y residente en Ginebra durante el último año, nos cuenta la experiencia de su activismo. El Movimiento 15M se coló en la escena político-social como un intruso en una foto a la que nadie le había invitado a posar. Una bola de nieve que empezó a rodar, rompiendo fronteras […]

Vitoriana y comprometida, Arantza, 24 años y residente en Ginebra durante el último año, nos cuenta la experiencia de su activismo.

El Movimiento 15M se coló en la escena político-social como un intruso en una foto a la que nadie le había invitado a posar. Una bola de nieve que empezó a rodar, rompiendo fronteras y rasgando semblantes de políticos acomodados, impulsada por personas. Personas que, despojadas de cualquier corsé, decidieron alzar la voz, tomar la calle y reivindicar. Una de esas personas es Arantza, Co-fundadora del movimiento 15M en Ginebra, (Suiza).
Hoy, con el análisis que proporciona el tiempo transcurrido, Arantza nos desgrana los entresijos de aquellos días y nos da su visión de futuro. Todo ello desde el corazón de la Virgen Blanca, epicentro del 15M en Vitoria. Y subraya: "Sólamente soy portavoz de mi experiencia".

GasteizHoy: ¿Qué hace una vitoriana en Ginebra?

Arantza: Decidí marcharme a Ginebra cuando terminé la carrera de Traducción e Interpretación en Madrid. El estatus de la ciudad como centro internacional, donde la presencia de instituciones internacionales, como las Naciones Unidas y la banca internacional, atrae a un gran número de traductores en busca de formación o trabajo. Yo decidí cursar un máster de traducción especializada (jurídica y económica) en la Universidad de Ginebra, centro famoso por sus estudios de traducción y su escuela de interpretación, ya que cuando terminé la carrera en 2009, las perspectivas laborales en España ya no eran demasiado esperanzadoras.

G.H¿Cómo viviste desde la distancia el movimiento social que empezó a surgir en España tras el 15 de Mayo?

A: Recuerdo que cuando leí en el periódico que la gente había tomado las calles en Madrid como protesta por la situación en la que se encontraba el país mi primera sensación fue de rabia por no poder estar allí. En Ginebra, los españoles llevábamos tiempo hablando sobre la pésima situación del mundo en general y de España en particular. Supongo que la diferencia de España con Suiza, donde la gente vive con un nivel económico muy superior y eso se ve en las calles, en la gente, en la forma de vida, fue lo que fomentó nuestro sentimiento de que en España algo fallaba. El sentimiento del resto de mis compañeros era el mismo: rabia por no poder estar gritando por las calles de Madrid que ya estábamos hartos de la clase política española y de este sistema económico que ha probado no ser efectivo y que se ceba con la población, indefensa ante los verdaderos gobernantes: los mercados.

G.H: ¿Qué os animó a reproducir las protestas de España en Ginebra?

A: La rabia y admiración que sentimos al enterarnos de lo que estaba sucediendo en España nos empujó a intentar crear un grupo del movimiento en Ginebra. Hablando con una compañera, también muerta de ganas de estar en Madrid, decidimos crear un evento en Facebook convocando una manifestación al día siguiente, viernes 20 de mayo, ya que en Madrid lo gordo estaba por llegar ese fin de semana. No confiábamos demasiado en nuestro poder de convocatoria, ya que Ginebra es una ciudad muy pequeña pero, eso sí, llena de españoles. Al final, el efecto cadena que te proporcionan las redes sociales hizo que en menos de 24 horas más de 100 personas confirmaran su asistencia. Al final, en la manifestación estuvimos unas 150 personas, todo un éxito al tratarse de una ciudad como Ginebra y habiendo convocado la manifestación con un margen de tiempo tan limitado.

G.H¿Cómo conseguisteis crear el 15M en Ginebra?

A: El éxito de la primera manifestación nos motivó mucho. Fuimos convocando otros eventos y conociéndonos entre nosotros. La mayoría éramos españoles de todo tipo y edad: estudiantes de universidad, trabajadores del CERN, gente en prácticas en instituciones internacionales, emigrantes de la época franquista… También había algún suizo, que al final nos trajo varios quebraderos de cabeza por su pertenencia a partidos de extrema izquierda suizos y su intento de apropiación del movimiento, llegando incluso a manipular a la prensa. Al final, también contábamos con una griega entre nosotros, muy comprometida y preocupada por la situación de su país. En fin, que poco a poco nos fuimos organizando y creando comisiones para organizar el trabajo. Estábamos en contacto con la prensa española y suiza, pedíamos los permisos requeridos por la policía para manifestarnos, entregábamos y colgábamos manifiestos del movimiento en español, francés, inglés e italiano para informar a los suizos. Estábamos muy organizados y, sobre todo, ilusionados.

G.H¿Cómo veían los suizos el movimiento? ¿Lo entendieron?

A: En Suiza no se empezó a hablar del movimiento 15M como tal en profundidad hasta bastante más tarde, por lo que al principio no sabían quiénes éramos ni qué hacíamos. Además, muchos suizos no entendieron qué hacíamos manifestándonos en su país porque, según ellos, las condiciones sociales y económicas de Suiza no merecían quejas ni manifestaciones. No entendían que nosotros, como españoles, estábamos apoyando el movimiento que despertaba en España y también queríamos gritar “basta”, aunque estuviéramos en otro país. Además, algunos de nosotros considerábamos que muchos de los principios y reivindicaciones del 15M se podían aplicar perfectamente a otros países, sobre todo a Suiza, ya que, entre otras cosas, su secreto bancario perjudicaba a las cuentas de muchos países, incluido el nuestro. Hubo mucha polémica en los grupos de Facebook, pero al final decidimos no hacer caso y seguir con lo nuestro; a quien le gustara, bien, y a quien no, que no entrara en nuestro grupo.

G.H¿Entrasteis en contacto con DRY de otras ciudades?

A: En un principio, intentamos contactar con la acampada de Madrid, pero estaban saturados y no había manera. Luego, a través de una amiga que vive en Madrid y conocía a alguien en la Comisión de Comunicación, nos metieron en la lista de distribución y nos llegaban sus decisiones, de manera que podíamos guiarnos para actuar según lo que se decidiera en Madrid. Nunca nos escribieron a nosotros personalmente, supongo que, en aquellos días de máxima efervescencia del movimiento, estarían a tope. También estuvimos en contacto con otras acampadas y grupos en el extranjero, pero de manera más informativa. No sabíamos a ciencia cierta qué se estaba haciendo en otros ciudades fuera de España aparte de las manifestaciones y protestas, así que nos guiábamos principalmente por lo que nos llegaba de Madrid. En el fondo éramos un grupo independiente en Ginebra que se guiaba por las directrices de Madrid y con la misma base y principios. Cuando nos planteamos cómo actuar, si a nivel más local, enfrentándonos a los problemas suizos, o simplemente apoyar el movimiento que se estaba originando en España, fue cuando empezamos a encontrarnos con más obstáculos.
Por otro lado, también me puse en contacto con el grupo de Vitoria para colaborar cuando volviera, pero al final en verano no he estado casi nada por aquí y no me ha sido posible. Me consta que hay grupos del 15M en muchísimas ciudades europeas, así que ahora, que me vuelvo a marchar, seguiré colaborando desde donde esté.

G.H¿Qué obstáculos se os plantearon durante el desarrollo de las protestas?, ¿Sentíais que vuestras reivindicaciones tenían sentido?

A: Al principio estábamos todos muy unidos y parecía que compartíamos los mismos objetivos. Cuando empezaron a venir suizos a nuestras asambleas, se planteó la problemática, iniciada principalmente por los suizos, de si nos íbamos a centrar en los problemas de Suiza y reivindicar un cambio allí o simplemente apoyar lo que se dijera en Madrid. La opinión estaba muy dividida y al final se acordó ampliar los principios del 15M a terreno suizo, allí donde pudiéramos aplicarlas, principalmente protestando contra las instituciones bancarias con sede en Suiza, pero siempre teniendo en cuenta las reivindicaciones españolas y dejando claro que el grupo había nacido por la situación de España.
También tuvimos problemas con ciertas personas pertenecientes a partidos políticos allí conocidos, sobre todo de extrema izquierda. Intentaron apropiarse del movimiento con fines políticos tratando de “engañarnos”, ya que en general, éramos gente sin experiencia previa en el activismo. Utilizaron a la prensa, ya que ellos tenían más contactos en Ginebra, para atraer a más gente a las concentraciones. Aquello suscitó bastante polémica en el grupo y con la prensa de Ginebra, aunque al final las cosas se aclararon, más o menos.
Todos estos problemas internos y externos en el grupo nos hicieron plantearnos el sentido de nuestras reivindicaciones, pero al final, gracias a la voluntad compartida de cambiar las cosas, pudimos salir a flote.

G.H: Ginebra es un lugar donde se toman muchas decisiones globales, ya que allí se encuentran numerosos organismos internacionales, entre ellos la ONU. Es por tanto Ginebra un buen lugar para desarrollar este tipo de movimientos?

A: Ginebra es una ciudad especial en muchos aspectos. Alrededor del 30% de su población son funcionarios de la ONU, y otro gran porcentaje son trabajadores de la banca internacional. Esto, sumado al alto nivel económico del país, hace que la gente no se involucre demasiado en estas cosas. Sin embargo, es verdad que la presencia de estas instituciones hacen de Ginebra una ciudad interesante para realizar este tipo de reivindicaciones y dejar claro que problemas hay en todos los países. Además, como he dicho antes, el secreto bancario de Suiza ayuda a que muchas personas de nuestro país, y de otros, evadan impuestos, algo muy perjudicial para las cuentas del Estado.

G.H¿Qué conclusión sacas como parte activa del 15M durante esos días?, ¿Mereció la pena?

A: Para mí y para todos los que participamos en la creación y organización del grupo en Ginebra fue algo muy satisfactorio. Aunque al final las manifestaciones no fueran demasiado numerosas, el hecho de que un grupo de personas se reúna en una ciudad como Ginebra para intentar cambiar el mundo es precioso. Teníamos muchas ideas y aprendimos mucho los unos de los otros, y eso tiene un valor incalculable a nivel personal. Cuando tuve que irme de Ginebra, una de las razones por las que me dio tanta pena fue dejar el grupo que, junto a otras compañeras, habíamos creado de la nada.

G.H: ¿Una vez pasada la explosión inicial, crees que el movimiento tiene riesgo de desinflarse?

Sí, claro, y además era previsible. Ya en junio el movimiento en Ginebra estaba bastante desinflado, aunque los fijos no faltábamos nunca. En España también ha sucedido así, pero lo importante es que se han sentado las bases de un grupo que tiene la capacidad de convocar a miles de personas y, sobre todo, que ha concienciado a tantísima gente en muy poco tiempo. Estoy segura que a partir del 15 de Octubre, el movimiento va a volver a estar diariamente presente tanto en la calle como en la prensa.

G.H¿Es necesario el 15M en la sociedad actual?

A: Por supuesto, hacía falta que ocurriera algo así desde hace tiempo. No entiendo cómo no había pasado antes. Aunque, en sentido práctico, las cosas no han cambiado, se ha realizado un cambio importantísimo en la sociedad española, especialmente en los jóvenes: el despertar de las mentes. Esos jóvenes españoles, de los que se decía tanto en España como en el extranjero que estaban dormidos, salieron a la calle, se informaron y dieron un toque de atención a la clase política española, muy confiada y acomodada.

G.H¿Crees que va a tener influencia en las elecciones del 20N?

Sí. Volverá a pesar sobre las elecciones, aunque desafortunadamente el resultado tal vez no sea el esperado. Los partidos políticos españoles con posibilidad de ganar las elecciones no nos ofrecerán lo que solicitamos, por lo que hasta que no se cambie la ley electoral, no creo que se den grandes cambios en la escena política española.

G.H¿En qué punto te encuentras dentro del debate sobre si el 15M debiera o no convertirse en partido político?

A: Considero que el movimiento, tal vez, debería tener algo más de peso y poder de actuación para no quedarse en un simple grupo activista. No digo que el 15M se convierta en un partido, porque creo que eso provocaría una división en el grupo ya que perdería su carácter apartidista. Me refiero a que sus reivindicaciones se podrían canalizar en algo con más poder para cambiar las cosas desde dentro. Ya hemos visto como ciertos “políticos” se refieren al movimiento, restándole toda su importancia y calificando a sus integrantes de “vagos”, “perroflautas” y “sucios”. Por ahora, lo que se necesita es que se comprometa cada vez a más gente y, cuando se convoquen concentraciones, hacer ver a esa gente que “no somos dos o tres”. Así, el movimiento irá cogiendo fuerza. De todas formas, estoy convencida de que hay gente trabajando para ver cómo canalizar todos estos principios y buenas intenciones.

G.H¿A tu regreso has observado algún cambio social motivado por el movimiento?

A: Bueno, la gente está más concienciada y, por lo menos, ya no le da tanta pereza salir a la calle a reivindicar sus derechos. Los recortes se siguen aplicando a diestro y siniestro, sobre todo en ciertas comunidades, y la gente ya no se queda en sus casas aguantando el chaparrón. Llevamos cuatro años soportando una crisis que no es nuestra y que, como dicen los que manejan las cuerdas del mundo, lo peor está por llegar. La gente ya no está dispuesta a pagar algo que ha sido provocado desde arriba. Tarde o temprano nos escucharán, porque nosotros somos más.