El Albéniz cierra sus puertas tras 97 años de historia
El local fundado en 1920 cierra el 31 de marzo tras vender el edificio completo a un inversor
La parroquia del Albéniz está aprovechando este mes para despedirse. En las paredes se ven ya mensajes de recuerdo y de nostalgia. Se va un pedazo más de la historia gasteiztarra, apenas dos años después del cierre del mítico Casa Felipe.
- "Da nostalgia la venta"
Las alubias con almejas, las kokotxas y la merluza koskera son los platos más famosos del Albéniz, un local que quedará en la memoria de muchos gasteiztarrak por su cocina tradicional. El comedor estará completo todo el mes de marzo, y los poteadores seguirán pasando por el local.
"No cerramos porque no haya trabajo: es que hay demasiado trabajo", asegura Chicho, que lleva 35 años al frente del Albéniz y es nieto de Moisés y Eustasia.El cansancio acumulado tras la barra se nota en sus palabras: "Queríamos llegar a los 100, pero estamos saturados; cuesta mucho aguantar en la hostelería". Chicho recuerda tiempos mejores para la hostelería y aclara que "en los bares no tienes vida: para las siete de la mañana estamos aquí y los fines de semana te vas a las 12 de la noche".
Chicho reconoce que, cuando le confirmó a su padre la venta, se puso a llorar. Y a él también le ha entrado nostalgia estas últimas semanas. También entre los clientes ve esos recuerdos: "Tengo clientes a los que vi aquí cuando eran pequeños y ahora vienen con sus cuadrilla". También recuerda las cientos y cientos de celebraciones familiares que han tenido lugar en su salón: "Muchos hogares tendrán facturas antiguas de comidas en el Albéniz".
La venta no será solo del local; contempla todo el edificio, que era propiedad de la familia. Su nuevo propietario es un inversor y cliente del local, que le ha garantizado a Chicho que mantendrá el nombre de Albéniz en el futuro.
- Hace 35 años
Chicho es el tercero de la saga Albéniz, y se hizo cargo del restaurante hace 35 años, cuando sólo tenía 20: "Terminé la mili y cogí el negocio junto a mi mujer Maite". Poco después llegó la jubilación de su padre y la pareja se dedicó a gestionar el local, siguiendo la saga familiar.
En 2014 el local se puso a la venta, cuando Chicho y Maite se separaron. Desde entonces no había llegado ninguna oferta interesante e incluso lo dieron por zanjado: "La venta se cerró cuando ya nos habíamos olvidado de vender".
Hace tres años redujeron plantilla en previsión de cierre y, desde entonces, 6 personas han sacado adelante el local: "A los clientes les da mucha pena, casi haste de llorar". La única hija de Chicho, que sí ha ayudado en ocasiones en el restaurante, ha hecho su vida en Barcelona y no volverá a Vitoria-Gasteiz para seguir con la saga. De momento los clientes de ayer y de hoy podrán ir despidiéndose durante lo que queda de marzo.
Y también, si así lo desean, participar en un proyecto de Marta Dehesa, para fotografiar a los clientes de este mítico local en su último mes de vida. Basta con pasarse por Portal del Rey.
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