El Ayuntamiento valla Santa Teresa y señaliza los baches con conos

31 enero, 2013

El consistorio reconoció que puede no haber presupuesto para acometer la reforma este ejercicio

20130131-084301.jpgEl Camino de Santa Teresa ya está cerrado al paso de vehículos. Los Bolardos que el Ayuntamiento anunció que se iban a colocar en la zona son en realidad dos vallas provisionales de plástico, de las que la policía local utiliza para cerrar el tráfico en obras o eventos.

Vallas que podrán ser retiradas para el paso de los vecinos y de los vehículos de emergencia. No hay que olvidar que el pasado viernes los bomberos tuvieron que actuar precisamente en esa zona.

Pero ahí no acaban las actuaciones del Ayuntamiento, que también ha colocado varios conos en los socavones de la calle. Estas soluciones se han adoptado de forma inmediata y de urgencia tras la denuncia de varios grupos políticos.

Camino de Santa Teresa

Y es que después de 25 años sin reformar, el camino se encuentra en un estado lamentable, que se ha visto agravado en los últimos meses, debido a las lluvias y al constante paso de vehículos.

Ésta es la primera actuación llevada a cabo por el Ayuntamiento desde hace 25 años, aunque se ha limitado a la señalización y a impedir el paso a los vehículos. Los peatones que recorren el camino habían mostrado ya sus quejas por la excesiva afluencia de coches, que atajaban por ahí.

Al mismo tiempo, los vehículos habían denunciado la importancia de los socavones ahí situados. El Ayuntamiento aseguró la semana pasada que "el gobierno intentará hacer la reforma este año". Sin embargo, la concejala Leticia Comeron reconoció tener "poca certeza de tener presupuesto" para ello.

Hay que recordar que este otoño han culminado las obras de la Acera de Pedro Asúa y se ha retrasado la valla de las parcelas en el Camino de Santa Teresa. Reformas que han corrido a cargo de los propietarios. De esta forma, ellos han cumplido con su parte, con un incremento del espacio público y una reducción de las parcelas.

Santa Teresa es la única zona de Vitoria que no se ha urbanizado. Es uno de los pocos lugares en los que uno puede coger moras en otoño, pasear entre zarzas o sentirse en pleno campo. Y no precisamente por el verde, sino por la sensación de abandono.