El caudal de los embalses supera el 83%

9 febrero, 2012

Los dos pantanos alaveses no abrirán sus puertas y se opta por el turbinado del agua para un vaciado más rápido

Los embalses alaveses siguen aumentando su caudal. Las nevadas de la semana pasada y el rápido deshielo provocaron un primer incremento, que con la nieve caída en el día de ayer se volverá a elevar. Según los datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro, el Embalse de Ullibarri se encontraba ayer al 83,2% de su capacidad, mientras que el de Urrunaga se mantiene en el 78,8%.

La situación de los embalses vitorianos siempre ha sido bastante diferente a la del resto de sus compañeros de cuenca. El conjunto de la CHE está ahora al 56,2% de su capacidad, bien es cierto que la reserva acumulada ha aumentado levemente en la última semana.

La ocupación actual de los embalses alaveses es, en cualquier caso, muy superior a la del pasado ejercicio o a la media de los últimos cinco años. El embalse de Ullibarri está hoy casi un 10% más lleno que hace un año y que ne el último lustro. El de Urrunaga tiene aún una mayor diferencia histórica, de hasta el 12%. El embalse de Ullibarri tiene una capacidad de 146 hectómetros cúbicos, el doble que Urrunaga. Y es precisamente el de Ullibarri el que suele generar los mayores problemas.

Pese a ello, no existe ninguna barrera que marque la necesidad de desembalsar o no. Tiene que ver con las predicciones de llenado, pero también con otors factores. En este caso, la Confederación Hidrográfica del Ebro ha asegurado que no está previsto abrir las compuertas. De momento, el vaciado preventivo se está realizando con un incremento del agua que se deriva a Bizkaia, desde donde se aprovecha además para la generación de electricidad. Es decir, este mayor nivel del caudal está permitiendo que al mismo tiempo que se libera se genere electricidad.

Por ello, pese a que no se aprecia la espectacular imagen de las compuertas abiertas, el nivel se mantiene en los últimos días, e incluso llegó a bajar entre el lunes y el martes. La apertura de las compuertas ha traído tradicionalmente problemas en los pueblos cercanos al Zadorra, principalmente en Durana, Asteguieta, Mendoza y Trespuentes. Todas estas localidades suelen observar cómo el río se sale de su cauce e invade terrenos aledaños.