Las lesiones son algo que parece ir ligado al ADN del Baskonia. En los últimos años las lesiones asolan la plantilla gasteiztarra, con mayor o menor gravedad, pero lo que está claro es que el número de percances físicos que padece el Caja Laboral no es normal. Tras confirmarse la lesión de Unai Calbarro, han vuelto a saltar las alarmas al detectarse mononucleosis al pivot, recién llegado, Tibor Pleiss.
Se trata de una enfermedad preocupante por el desconocimiento de su duración. La evolución es la que marca su recuperación pero no hay un periodo estipulado de baja. Hay casos de dos semanas y casos de meses arrastrando las secuelas de esta incómoda enfermedad, que en el caso de poste alemán procede de unos dolores de garganta que le venían molestando durante las últimas horas, hasta que unas pruebas médicas han detectado la procedencia de las molestias.
La baja de Pleiss supone un importante contratiempo para el Caja Laboral, dado que todos sus jugadores interiores están mermados (Lampe recuperándose de su lesión y lejos de un estado de forma óptimo y Milko Bjelica aún de baja) y su batería para la pintura se reduce ahora mismo al temporero Sonseca y la ayuda que puedan echar Nocioni y Nemanja Bjelica en la posición de cuatro. Sin duda, un problema importante para encarar las próximas jornadas de la Liga Endesa con partidos trampa y el debut en la Euroliga,
donde los errores no se perdonan y bien se sabe en el seno baskonista.
En el horizonte, de momento, el debut oficial en casa frente al incómodo Cajasol de Aito. Algo tendrá que inventar Dusko para subsanar la carencia de centímetros y se antoja fundamental que los hombres exteriores den un paso adelante en defensa e intensidad para poder paliar la falta de opciones interiores.
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