El melón y el bastón

21 marzo, 2011

El PNV ha cerrado ya las listas con las que quiere recuperar el liderazgo perdido en Álava. Recordemos que, pese a estar gobernando la Diputación, en las elecciones del 2007 el partido jeltzale fue el tercero en discordia tanto en el Ayuntamiento como en las Juntas Generales de Álava. El Araba Buru Batzar ha buscado […]

El PNV ha cerrado ya las listas con las que quiere recuperar el liderazgo perdido en Álava. Recordemos que, pese a estar gobernando la Diputación, en las elecciones del 2007 el partido jeltzale fue el tercero en discordia tanto en el Ayuntamiento como en las Juntas Generales de Álava.

El Araba Buru Batzar ha buscado en esta ocasión no enfadar a los miembros de su propio partido, para lo cual ha mirado quizás en exceso la paridad entre el sector oficial y el sector crítico.

Las listas al consistorio se conocían ya hace más de un mes. Una vez pasada la sorpresa de la elección de Gorka Urtaran como candidato a la alcaldía, produjo cierta extrañeza el hecho de que personas sin experiencia en el consistorio relegaran a los miembros del grupo municipal a puestos secundarios.

Nadie niega la valía de Gorka Urtaran, al igual que nadie, ni siquiera dentro del PNV, pondrá la mano en el fuego por él. Simplemente no ha tenido tiempo para demostrar nada, y llega a las elecciones como un melón sin abrir. Y en ese punto está intentando explotar en todas sus comparecencias la savia nueva que entra en la Casa Consistorial: ese agiornamento que la clase política general necesita en todo nuestro país.

Pero tampoco ayudará en exceso el hecho de ser "hijo de". Más que un favor, no deja de ser un Sambenito que se lo recuerdan en cada entrevista. Estamos en una sociedad en la que los enchufismos sólo gustan si es uno mismo el que sale beneficiado.

Además, la elección de Urtatan estuvo empañada por las discusiones entre la dirección del ABB y el sector crítico. Malentxo Arruabarrena, la favorita de los afiliados, no gustaba en la Calle Abendaño y Ramiro González no tenía el apoyo de los militantes. En lugar de hacer caso a los afiliados, Gerenabarrena reculó sólo en parte y optó por esconder a ambos precandidatos en las listas a las Juntas Generales.

Y es en esta lista donde ha surgido una nueva sorpresa. El PNV ha optado por prescindir de Claudio Rodríguez, el número dos de Agirre en toda la legislatura. Sin conocer las explicaciones y la situación (esperemos que este martes nos lo aclare en el consejo de Diputados) no deja de sorprender que la mano derecha de Agirre desaparezca de un plumazo.

Las malas lenguas aseguran que Claudio Rodríguez es el verdadero cerebro y el brazo ejecutor de este Gobierno Foral. Quizás no sea para tanto, pero no cabe duda de que Claudio Rodríguez ha sido la cara más visible de la Diputación. Puede que desde el partido consideren que su figura está agotada y que no puede aportar nada más.

Pero el Teniente de Diputado General ha dado la cara en los numerosos problemas y asuntos que han afectado a esta legislatura: los posibles casos de corrupción, el posible pacto PP-PSE, la marcha de Aralar y EA, el Deportivo Alavés... A partir de ahora, Agirre deberá buscar un nuevo sustento, otro palo al que agarrarse.

Sin continuidad

Desde 1999 el PNV no ha tenido estabilidad en Álava. Desde el partido insisten en que lo importante son las siglas y no las personas (curioso, es el mismo mensaje que este sábado pronunciaba el presidente Zapatero frente a sus compañeros). Y esa debería ser la base de todo partido.

Gorka Urtaran no ha modificado apenas las grandes apuestas del PNV. Mantiene la misma línea y continúa con su apuesta por los proyectos estratégicos, ya respaldados por el equipo de Prusilla y Malentxo. Apuestas en ningún caso personalistas, sino fruto, imaginamos, de un debate previo interno.

La democracia interna dentro de los partidos es algo saludable y necesario, al tiempo que algo muy difícil de ver en este país. Ni Javier de Andrés, ni Prieto, ni Maroto, ni Lazcoz fueron elegidos por los afiliados de los partidos. El Si Bwana impera en todas las formaciones. Las discrepancias se castigan duramente, incluso con la expulsión. Y, por desgracia, los votantes confunden el debate interno con desorden, lo cual se suele castigar también en las urnas.

Por otro lado, en tiempo de elecciones municipales acompaña mucho la empatía, la cercanía de los candidatos. Maroto y Lazcoz son dos alcaldables de sobra conocidos por los vitorianos. Candidatos que son queridos u odiados desde hace tiempo. Con Urtaran no ha habido esa suerte. Parte el tercero en la carrera. Lo que habrá que ver es si el PNV quiere que corra una final de 100 metros lisos para 2011 o, en realidad, sólo busca el entrenamiento de cara a una maratón que no concluirá hasta el 2015.