El Museo Artium: ¿una oportunidad perdida?

El arquitecto del Museo Artium se encontró con numerosos problemas previos para diseñar el edificio. Creó un museo-bodega con dos volúmenes externos y una plaza que no es práctica ni funcional

La vieja estación de autobuses de Vitoria-Gasteiz se levantó en los 40 en un estilo neo vasco, en el solar que ocupaba el mercado de ganado. Durante muchos años su fachada se irguió orgullosa en la calle Francia, pero en 1993 el equipo municipal proyectó para este lugar una nueva estación, de nombre Ibarrola. Tras iniciarse las obras y construirse los tres niveles de aparcamiento inferiores,  el proyecto no salió adelante por diversos problemas surgidos con la constructora, que quebró, y entre las distintas administraciones.

estacion autobuses vitoria calle francia

Andenes de la vieja estación de autobuses de la calle Francia J.M.Parra. Abril 1950 (Archivo Municipal

El solar quedó abandonado, anegado de agua y a medio construir. Finalmente, en 1998 y tras un intenso debate, se aprobó la demolición de la vieja estación para destinar el espacio al museo Vasco de Arte Contemporáneo.  El solar contaba con una situación inmejorable: junto a unos de los ejes norte-sur más importantes, conectado con el Casco Viejo y muy próximo al resto de los lugares turísticos. La decisión de levantar este espacio no es casual: había un momento de pujanza museística en el país. Uno de los mejores ejemplos lo tenemos en nuestra ciudad vecina: en 1997 se inauguraba el Guggenheim con gran éxito.

Así, el museo Artium surgió de la colaboración de la Diputación Foral con el Gobierno Vasco, el Ministerio de Cultura Español y el Ayuntamiento. Hubo prisas, por lo que se optó por encargar el proyecto al arquitecto de la Diputación José Luis Catón, a diferencia de lo que se venía realizando en otras ciudades españolas, en las que se desarrollaban concursos públicos y un jurado evaluaba los proyectos presentados.

El arquitecto foral se encontró con numerosos problemas para diseñar el edificio

Este arquitecto relató en su día una extensa lista de problemas existentes antes de proyectar el edificio: la necesidad de redactar un proyecto en un corto período de tiempo, la situación de ruina del solar, la existencia de un parking subterráneo ya construido o la peatonalización por parte del ayuntamiento de las calles aledañas: "Tenemos un hueco excavado y cerrado por pantallas perimetrales, con una losa de hormigón bajo la que se hallan acabadas tres plantas de parking." También lamentaba el arquitecto el "muy escaso valor valor histórico o formal de la arquitectura residencial" de los alrededores.

Se optó por un museo-bodega bajo la cota de la calle, del que sólo emergen dos volúmenes: un gran cubo blanco carente de ornamentación arquitectónica que hace las veces de entrada y recepción, orientado hacia la calle Francia,  y un segundo volumen, al fondo de la parcela, revestido de granito gris. Ambos edificios están comunicados por un gran espacio público exterior a diferente cota.

entrada principal museo artium La palabra museo designa tanto a la institución como al edificio que la acoge. Por eso es importante encontrar el equilibrio entre la arquitectura (el espacio) y el arte contenido en su interior. La misión de la construcción, además de dar respuesta al programa, debe ser expresar el contenido del museo y manifestarse como un hito cultural y público. Esto puede resolverse de muchas maneras: ya sea a nivel escultural, como el Guggenheim, o con mayor sencillez constructiva, como el MUSAC de León, ambos construidos en la misma década que el Museo Artium.

El Artium es uno de los mejores museos de arte contemporáneo del país, con una extensa colección que la Diputación ha ido atesorando. Lo tenía todo para triunfar, como ha sucedido con otros muchos espacios a lo largo del país, que atraen visitantes y consiguen el elogio de la crítica especializada.  Pero lamentablemente, nuestro museo no constituye un referente ni para la ciudadanía, que no se siente especialmente identificada con él, ni para el visitante, que generalmente no se siente atraído por el edificio.

La diferencia de cota y las rampas en la plaza interior hacen que sea poco práctica y funcional

Plaza interior del Museo Artium, poco práctica y funcional

Plaza interior del Museo Artium, poco práctica y funcional

Se ha diseñado un espacio exterior, comunicado mediante rampas con las calles perimetrales, que es usado en muy raras ocasiones. La diferencia de cota hace que sea incómodo acceder a él, y se generan recovecos y zonas residuales y oscuras en el espacio inferior que hacen que sea poco práctico y funcional.  Su relación con el entorno es, cuanto menos, dudosa.

La arquitectura del volumen trasero parece responder más a una construcción de carácter administrativo que a un museo. Ejemplos de edificios similares son los desarrollados posteriormente para dar cabida al nuevo edificio de Lakua del Gobierno Vasco o el Palacio de Justicia ubicado en la Avenida.edificio trasero museo artium

El volumen delantero resulta más interesante por su carácter icónico y minimalista. Parece un gran yunque de hierro, aislado en medio de la plaza y que no guarda relación con el resto de elementos de la misma.

No es necesario contar con arquitectos estrella ni con proyectos de gran envergadura y presupuesto para llevar a cabo una obra arquitectónica singular. Aunque el aspecto fundamental de los museos debe ser el contenido de los mismos, no es menos cierto que el contenedor de esas obras, el edificio, debe ir de la mano. Cabe preguntarse si el Artium lo ha conseguido.