El tiempo vuelve a ser moneda de cambio en el Siglo XXI

17 abril, 2013

400 personas intercambian sus servicios en el Banco del Tiempo

bancoEl tiempo de todas las personas vale exactamente lo mismo. Esa es la máxima del Banco del Tiempo: el intercambio de servicios entre sus socios teniendo siempre en cuenta que no se paga en función de lo que cada uno hace, sino según el tiempo que se dedica a ello. Más de 400 personas participan ya en esta iniciativa que alumbró hace más de ocho años Feli Angulo y que supone una vuelta a los orígenes, al trueque. "Tenemos que poner en valor a la persona, no al servicio que ésta realiza".

El Banco del Tiempo funciona como un trueque únicamente de servicios. Servicios que van desde la Plancha, la Peluquería, la cocina, la informática, hasta clases, 'chapuzas' en casa, paseo de perros o la elaboración de la declaración de Hacienda.

"Cuando de pequeña vivía en un pequeño pueblo de Añana ya oía hablar del trueque; mi padre ponía las inyecciones o mataba a los cerdos a cambio de recibir luego ayuda en las labores del campo". Su iniciativa surgió tras abandonar su negocio de peluquera y después de que una amiga, al echarle las cartas, le asegurase que iba a acabar trabajando detrás de una mesa, algo que ella no creía. Tras conocer a través de la televisión otros bancos del tiempo, optó por dar forma a su idea en Álava. Una obsesión que le ha costado bastantes años consolidar, pero que en la actualidad se encuentra más vivo que nunca, con perspectivas de seguir creciendo.

¿Cómo funciona este intercambio? Cuando uno accede al Banco del Tiempo pone a disposición de todos los socios aquello que él puede ofrecer. Sus cualidades se incluyen en una lista de servicios que están a disposición de todos los socios. Y son aquellos que necesitan dicho servicio quienes deben solicitarlo. Detectada la necesidad, el Banco del Tiempo ofrece el contacto de hasta tres socios prestadores de esa oferta, con los que contacta para poder acordar la mejor hora para ambos.

Cada uno de los socios cuenta con un talonario de cheques, con el que 'paga' ese servicio, sea cual sea, en horas. Pero lo paga al Banco del Tiempo, no al socio que ha dedicado su tiempo. De esta forma,con quien queda en deuda es con el conjunto de los socios, y no es necesario un trueque puro.

Feli incide en que "el Banco del Tiempo no es un voluntariado, sino una red en la que uno ofrece algo con la esperanza de recibir otra cosa a cambio". Y en contra de lo que pueda parecer, en el Banco del Tiempo es más común ofrecer que pedir. "En la tradición cristiana se nos ha enseñado a dar y nos han dicho que, si pides, eres egoísta", asegura Feli, quien cree que el "verdadero voluntariado de este tiempo es dar y recibir". Feli desmonta uno a uno los argumento que hablan del Banco del Tiempo como una utopía: "La gente se ha dado cuenta de que no hay que pagar dinero por algunos servicios: vemos que se paga mucho por cosas que en realidad no valen tanto". Feli es tajante respecto al futuro de la asociación y de la Sociedad: "Hay que estar abiertos a que, si un día no hay dinero, funcionemos igual para poder encontrar a las personas que necesitemos para los servicios concretos.

Al mismo tiempo también hay socios que llegan con la predisposición de que necesitan algo: "Lo ideal sería venir para conocer gente y compartir con los demás tus conocimientos o tus saberes".

El Banco del Tiempo también cuenta con sesiones y cursos organizados por los propios socios en diversos centros cívicos. En estos casos los participantes pagan algo testimonial por la reserva de sala, pero no por el curso en sí.