¿Es necesaria una bici eléctrica en Gasteiz?

Últimamente vemos como las bicis eléctricas empiezan a ser habituales en nuestras calles, pero, ¿son realmente necesarias para una ciudad como la nuestra?

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Hace tiempo que la bicicleta eléctrica está presente en el mercado del ciclismo urbano. En los últimos años distintos factores han hecho que las ventas de este tipo de vehículo hayan aumentado considerablemente. Buena parte de la culpa de este incremento de e-bikes en nuestras calles la tienen los avances tecnológicos y la crisis económica. Juntos han creado una fórmula perfecta para que la maquinaria del marketing trate de generar una nueva necesidad.

Fórmula perfecta porque realmente las bicicletas eléctricas se han convertido en un producto muy vendible para los tiempos que corren. La tecnología ha conseguido en pocos años cambiar esos modelos de bicis horribles y pesados, por atractivas bicicletas de pedaleo asistido con peso moderado y una autonomía más que digna. A esto hay que sumarle que, si se vende como un vehículo que no necesita seguro ni gasta gasolina, parece la alternativa perfecta a los medios de transporte convencionales. Pero a muchos se les olvida que existe otro aún más económico, la bicicleta tradicional.

Antes de comprar una bicicleta eléctrica hay que pensar si realmente es la mejor opción valorando el uso que le vas a dar y el gasto que supone para tu bolsillo.

Para una ciudad como Gasteiz pocos son los casos en los que veo realmente como una necesidad la bici eléctrica antes que las de toda la vida. La orografía mayormente plana y la extensión moderada de la ciudad tumban de sopetón dos de los puntos fuertes de este tipo de bicis. El argumento de que “así me canso menos”, no parece justificado. Desplazarse con la bicicleta en una ciudad como la nuestra no debería suponer un esfuerzo descomunal para una persona con una forma física adecuada. Si te cansas en un desplazamiento de 10-15 minutos en bici por nuestras calles, trata de mantener una constancia y, en un par de meses, ese cansancio será historia.

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Al mismo tiempo son de aplaudir iniciativas donde empresas retiran parte de su parque de vehículos con la incorporación de bicicletas eléctricas y siempre existirán casos en los que el uso personal de estas bicis esté más que justificado.

Entre el coche y la bicicleta eléctrica, lo más económico, saludable y ecológico es... la bicicleta de toda la vida.

Además, por mucho que algunas marcas traten de asociar las e-bikes con el sello “green”, sus baterías y el gasto de electricidad, aunque hay que reconocer que es muy moderado, son un lastre en su batalla contra la bicicleta traccionada únicamente por nuestras piernas. Hay quien piensa que esa lucha es contra el coche, pero si alguien está pensando comprarse una bici eléctrica que sustituya su coche, antes de todo debería sacar su vieja bicicleta y salir a pedalear. Ganará en salud y ahorrará dinero.