El emblemático ciervo volante reaparece en Vitoria
Detectan ésta y otra especie de escarabajo, Rosalia alpina, ambas amenazadas en Europa
Muchos vitorianos recordarán la fascinación que les provocaban de niños las enormes mandíbulas similares a cornamentas que los ciervos volantes macho utilizan para pelear entre sí. Lucanus cervus es su nombre científico y se trata del escarabajo más grande de Europa. Suele alcanzar los nueve centímetros de longitud, aunque las hembras son más pequeñas y menos espectaculares. Hace décadas no era raro verlo en los anocheceres de verano, cuando sale a buscar su comida favorita, la savia azucarada y en fermentación que vierten los árboles heridos. Toparse ahora con este curioso escarabajo parece imposible.
Sin embargo, los ciervos volantes siguen en el municipio de Vitoria, aunque en menor medida. El mes pasado, apareció en el Botánico de Olárizu un ejemplar macho, como le delatan sus mandíbulas poderosas en la foto de la Unidad de Anillo Verde. También detectaron en julio otro escarabajo que responde al nombre científico de Rosalia alpina en la balsa de Betoño del humedal de Salburua. Ambas especies de coleópteros están amenazadas a nivel europeo.
El Ayuntamiento de Vitoria, por medio de la Unidad de Anillo Verde y Biodiversidad, ha depositado madera muerta acumulada durante los últimos años en los parques del Anillo Verde. Y, últimamente, también en el barrio de Lakua, donde se ha llevado a cabo la primera fase del proyecto de Infraestructura Verde Urbana. El objetivo de estos montones es comprobar que funcionen como refugios de flora y fauna. En ellos destaca la presencia de los insectos saproxílicos, aquellos que en estado larvario se nutren de madera podrida.
Entre este tipo de insectos, existen dos especies de escarabajos considerados amenazados a nivel europeo y a escala autonómica que han sido recientemente detectados en la capital alavesa: el ciervo volante y la Rosalia alpina. Debido a su especial interés de conservación, desde el año 2015 la guardería del Anillo Verde viene realizando un seguimiento quincenal en verano de 36 de estos mencionados acúmulos de madera repartidos por los diferentes parques, con el objetivo de testar su posible colonización por estas dos especies.
Como consecuencia de este seguimiento, el día 14 de julio de este verano se detectó un ciervo volante en uno de los puntos de muestreo en el Jardín Botánico de Olárizu. El sábado 30 de julio, además, se detectó una Rosalia alpina en otro punto situado en la Balsa de Betoño. Se trata de datos que “avalan lo adecuado de este tipo de manejos sencillos y económicamente sostenibles, pero al mismo tiempo con claras repercusiones en la conservación de la biodiversidad del entorno de Vitoria”, destacan desde la Unidad de Anillo Verde y Biodiversidad.
noticia anterior
El tráfico de pasajeros en Foronda se incrementa un 487% entre enero y julio
El aeropuerto de Vitoria se mantiene como el cuarto de España con más volumen de carga
noticia siguiente
Unos niños queman un terreno anexo a un bloque de viviendas en Abetxuko
Los vecinos han podido sofocar el fuego con ocho extintores antes de la llegada de los bomberos