De los Reyes Godos a la rana y la garza: las esculturas en Vitoria-Gasteiz
Los parques y jardines de Vitoria albergan más de un centenar de esculturas
Artículo publicado por primera vez en 2013 en Gasteiz Hoy
¿Sabíais que en las calles y jardines de Vitoria-Gasteiz hay más de un centenar de esculturas? Cada una de ellas tiene su historia, su objetivo y su autor. Algunas se han convertido en seña de identidad de la capital alavesa, como el “Monumento a la Batalla de Vitoria” o “El Caminante”, mientras que otras pasan hoy en día desapercibidas.
Casi 60 artistas han expuesto sus obras a lo largo de los dos últimos siglos en la capital alavesa utilizando materiales tan dispares como el hierro, el bronce, el acero, el hormigón, el vidrio o incluso la vegetación. Escultores muy conocidos como Ibarrola, Oteiza o Chillida tienen 3 piezas cada uno en Vitoria, mientras que Nestor Basterretxea ha expuesto 4 veces, la última en homenaje al Día de Europa en 2011 en la calle Prado.
Los escultores más prolíficos en los últimos años han sido Koko Rico y Casto Solano. El primero tiene expuestas 7 de sus obras en las calles de Vitoria, las mismas que Enrique Gamarra en los años 80.
Monumentos a personajes ilustres, recuerdo a acontecimientos históricos, homenajes, o simplemente figuras abstractas y decorativas forman parte del paisaje urbano de la capital alavesa.
Las esculturas más antiguas de la ciudad datan del siglo XVIII. Los Reyes Godos llegaron del Palacio Real de Madrid en 1821 para adornar el paseo de la Florida. Sin embargo, desde 1890 bordean el Kiosko de la Florida. Entre las más modernas está la escultura vegetal colocada en la Plaza de La Virgen Blanca, la escultura en homenaje a las víctimas del franquismo o las dedicadas a Wynton Marsalis y Ken Follet. Aunque la última en llegar ha sido la de Plaza Santa Bárbara: una garza, una rana y un cangrejo.
En la década de los 40, 50 y 60 las entidades financieras promocionaban y financiaban esculturas para edificios públicos y privados. De aquella época aún se conservan Templanza y Fortaleza, dos grandes estatuas que presiden la entrada de la Caja Vital de la calle Fueros desde 1963. También hay varias esculturas en las fachadas de Arana, una de las cuales se encuentra actualmente en la iglesia del Prado.
Aunque fue en los años 80 cuando más impulso se dio a la escultura gracias al apoyo de las instituciones a jóvenes artistas. Desde 1980 un grupo de jóvenes alumnos o exalumnos de la Escuela de Artes y Oficios realizaban exposiciones al aire libre. Los jardines de Aranbizkarra, el parque de San Martin o el entorno a Mendizorroza son testimonio de aquella época.
En 1985, el Ayuntamiento se hizo cargo de la organización de estos talleres y abrió el concurso a artistas internacionales. Precisamente en ese año y dentro de estos talleres se realizó “El Caminante”, obra de Juan José Eguizabal y que se ha convertido en uno de los emblemas de la ciudad.
Los talleres abiertos llegaron a su fin en 1994, pero el apoyo de las instituciones a la escultura continuó con un porcentaje del presupuesto destinado a la creación. Además en 1998 y 1999 se convocó el premio escultura de calle. Muchas de las obras galardonadas en este concurso continúan adornando el paisaje urbano de la capital alavesa.
Lamentablemente, alguna de ellas se encuentra en mal estado, como “Menhires” de Elena Ansis en la Senda Valentín de Foronda, adornad desde hace años con graffitis. También han sido usados como lienzo de los grafiteros la obras de Enrique Gamarra “Ixilik egotea ez da beti nahikoa” y “Sortzen ez zaizkidan amodiozko gutunak” o “Murru” de Josetxu Agirre.
Otras obras son fruto de cesiones como “La Mirada” de Ibarrola que fue comprada por Caja Vital y cedida al Ayuntamiento en 1992 y que se ha convertido en el punto de encuentro de los vitorianos en el centro. También las instituciones compran piezas como “Reflexión” de Casto Solano, que fue expuesta en la Expo de Sevilla.
La escultura más alta de Vitoria es “La mirada” de Miquel Navarro que, con sus 45 metros de altura, acompaña al Museo Artium, mientras que la más baja, “Cielito Lindo”, la encontramos en el suelo del campus de Álava. La antigua colonia judía de Vitoria también tiene su recuerdo donde estaba el cementerio.
A lo largo de la historia de la escultura en la capital alavesa, varias piezas se han retirado y otras tantas se han reubicado. Es el caso de Murru, una obra ubicada inicialmente en La Florida. Sin embargo en marzo de 2015se retiró de su actual ubicación tras la Diputación. También en marzo se colocó el busto de Lauaxeta en su nuevo lugar en El Carmen. También hubo polémica con el traslado de la fuente-escultura de Imanol Marrodán. Asimismo se han colocado nuevas obras, por ejemplo en los barrios de Lakua o Salburua.
Aunque la mayoría de las esculturas de Vitoria se encuentra en buen estado, varias acusan el paso del tiempo; sobre todo las realizadas en hierro. Es el caso de las obras “Atea” junto a la Plaza de Correos o “Denbora” en la calle José Domingo Olarte.
Merece la pena pararse a mirar a nuestro alrededor cuando caminemos por las calles de Vitoria; tal vez descubramos alguna de las esculturas de este reportaje u otras que aún están por descubrir.
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