"Los estancos tienen multas más graves que si traficas con droga"
Las expendedurías alaveses denuncian que "les controlan por todos los lados con sanciones desproporcionadas"
"Los estancos están muy controlados por el Estado". Así lo afirma José Luis Etxebarria, presidente de la Unión Provincial de Estanqueros de Álava. Unos establecimientos que sufren "sanciones desproporcionadas". Y es que José Luis denuncia que "los estancos reciben multas más graves que si te pillan traficando con droga”.
En Álava hay 81 expendedurías mientras que en Vitoria-Gasteiz esa cifra baja a unos 60-70 locales, según el presidente de los estanqueros. Unos establecimientos que sufren "la disminución del consumo del tabaco" y que se mantienen a flote gracias al aumento del uso del cigarrillo electrónico y del precio del tabaco. De hecho, el Ministerio de Sanidad ha aprobado un plan para subir el precio de los cigarros.
La apertura de las expendedurías comienza en el siglo XVI con la conquista de América y ya desde el siglo XVIII hay constancia de tiendas en Álava.
"Se venden la mitad de los paquetes de tabaco que hace 15 años"
Los estanqueros sufren "muchas dificultades" en el sector. "Ahora mismo se venden la mitad de paquetes de tabaco que hace 15 años", denuncia Etxebarria. Y es que sólo el 19,7% de la población vasca fumó a diario en 2023, según una encuesta sobre las adicciones de Euskadi. Esto supone la cifra más baja de la historia.
"Cuanto más caro sea el tabaco, menos tienes que vender para cubrir los costes"
Pero si los ciudadanos fuman menos tabaco, ¿cómo resisten los estancos? "Por el aumento del precio de tabaco", explica el presidente de los estanqueros. Según la ley, ellos reciben una comisión del 9% del precio de venta de cigarrillos. Si el precio del tabaco sube, a los estanqueros les compensa vender menos paquetes de tabaco. "Cuanto más caro sea el tabaco, menos tienes que vender para cubrir los costes", asegura.
Eso sí, aunque la venta de paquetes de tabaco haya descendido, las ventas del cigarrillo electrónico han aumentado. Y es que el consumo del vapper se ha cuatriplicado desde 2017, pasando del 5% al 15% en 2023.
"Estamos controlados por todos los lados"
Los estancos "están absolutamente controlados por todos los lados desde hace ya muchos años" y Hacienda es uno de ellos, asegura José Luis Etxebarria. Y es que el Estado "ya sabe lo que has comprado" antes de presentar la declaración de IRPF. Una institución que, además, "da por sentado que has vendido lo que has comprado", explica.
Una supervisión que también influye en la publicidad. Y es que las expendedurías tienen prohibido hacer publicidad sobre productos que estén relacionados con el tabaco. Unas promociones que tampoco pueden realizar a través de redes sociales.

Imagen de la expendeduría nº2 en la calle Loreto Arriola.
Asimismo, en sus escaparates tienen restringido exponer cajetillas, pero sí pueden colocar mecheros. Eso sí, "bajo ningún concepto" deben aparecer marcas de tabaco, puros o cigarrillos en las vitrinas.
También tienen prohibido regalar artículos como mecheros cuando compras un paquete porque favoreces el consumo del tabaco, según el Estado. Aunque José Luis se queja de que esas normas no tienen validez en las marcas de cigarros: "A las marcas se les permite hacer promociones. Es decir, te puedan regalar un mechero por un paquete de tabaco".
Si los estanqueros no cumplen esa norma, la multa mínima es de 12.000 euros. Unas sanciones que "son desproporcionadas". Y es que "los estancos reciben multas más graves que si te pillan traficando con droga. A un chaval le pillan vendiendo marihuana en la calle y tiene menos multa que a mí por regalar un mechero", denuncia José Luis.
¿Cómo funciona abrir un estanco?
Los estanqueros tampoco pueden elegir dónde abrir un estanco. El Estado es quien elige la zona en la que va a abrir un nuevo local. El último negocio que abrió en Vitoria-Gasteiz fue en la zona de Lakua. El Estado "te deja montar el negocio, pero te cobra", explica José Luis.
Y es que para conseguir el local los interesados se tuvieron que apuntar a una subasta dando una fianza de 10.000 euros para poder pujar. Ese día la subasta empezó por los 50.000 euros y la persona que más pujo se llevó el negocio.
También existe la opción de comprar locales existentes. Antiguamente los estancos eran negocios familiares. Se heredaban de padres a hijos. El padre tenía 99 años para poder explotar el establecimiento, era prácticamente para toda la vida. En la mayoría de los casos se heredaba por mortis causa, es decir, se moría el padre y se lo dejaba al hijo. Así, el hijo tenía otros 99 años para llevar el negocio.
Antiguamente los estancos eran negocios familiares
Todo esto cambió en 2005 cuando una nueva ley permitió la venta de los estancos. En algunas ocasiones, el dueño del local se moría sin descendencia y el negocio se perdía. Para evitar esa situación el parlamento aprobó una ley para que los estancos se vendiesen.
Pero esta vez el Estado delimitó el tiempo de la explotación del establecimiento. Ya no son 99 años, sino 30 años. A los 30 años esa expendeduría vuelve al Estado y sale a subasta. Pero el dueño tiene la opción de vender el local durante ese periodo de tiempo. "Supongamos que alguien lo quiere vender después de 10 años, si tú se lo compras no te quedan 30 años de explotación, sino el tiempo restante: 20 años", explica José Luis.
"Existe un ideario de que los estancos se forran"
¿Y por cuánto lo compran? "Dependiendo de la facturación", puntualiza. Según el Comisionado de los Estancos, estos locales valen mínimo 100.000 euros. Pero "no es lo mismo comprar un estanco que factura 300.000 euros al año que tres millones de euros", asegura el presidente de los estanqueros.
Y es que José Luis conoce locales que se han vendido por 12.000 euros porque sus ventas eran bajas. Otros, en cambio, se han vendido por un millón de euros y no valían tal cantidad. Y es que "existe un ideario entre la población de que los estancos se forran y por eso los interesados pagan muchas veces más de lo que realmente deberían pagar".
Los primeros estancos en Álava
Además, los dueños de estos establecimientos no pueden cambiar la localización del local a su antojo. Por ley los estancos sólo pueden moverse a 1.500 metros de su emplazamiento original. Antiguamente no existía esta norma y los estancos podían moverse con total libertad por todo el mapa vitoriano y alavés.
Este es el caso del estanco nº1, el estanco más antiguo de Vitoria-Gasteiz, que se encontraba en el Casco Viejo y que ahora está en la calle Santiago del barrio de Judimendi. O la expendeduría nº2 de Loreto Arriola en Sansomendi que antes se ubicaba en la calle San Prudencio.

Imagen del antiguo estanco nº2 en la calle San Prudencio. Foto: Arqué 1966 en Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz.
¿Pero cuándo abrieron los primeros estancos en Álava? Los estancos de tabaco surgieron en el siglo XVI, explica José Luis. Se llamaban estancos a las expendedurías ya que en esos establecimientos vendían productos provenientes de América como el azúcar y el tabaco que eran controlados por la Monarquía española.
Unos productos estancados que tenían un impuesto especial y que su recaudación funcionaba parecida a hoy en día. Los estanqueros pagaban al Estado por la mercancía y cobraban un porcentaje de su venta.
En Álava ya existían tiendas públicas en el siglo XVIII
En el siglo XVIII los estancos, la recaudación y el control del tabaco estaban en manos de la Corona de Castilla excepto en el País Vasco donde las haciendas forales controlaban las expendedurías, cuenta Rafael Torres en "El humo de El Dorado".
En ese mismo siglo se tiene constancia de que en Álava existían tiendas públicas para vender tabaco. Se determinó el número y el lugar de las tiendas que se convertirían en los estancos de tabaco, explica Alberto Angulo en "Comercialización y contrabando de tabaco en el País Vasco durante el antiguo régimen". Este podría ser el origen de la numeración de las expendedurías en Álava.
Los bares cobran 15 céntimos por cajetilla vendida
Aunque en siglos anteriores la venta de tabaco estuviese restringida, hoy en día puedes encontrar este producto en bares, restaurantes y gasolineras. Unas gasolineras que por ley deben tener tienda y una máquina de café para vender paquetes de cigarrillos.
En cuanto a los bares, los dueños "no hacen caja con la venta de cigarrillos. La mayoría lo tienen como servicio", explica José Luis. Y es que los responsables del establecimiento cobran 15 céntimos por cajetilla vendida y les cuesta casi 2.000 euros llenar la máquina de tabaco.
Los dueños de los bares "no hacen caja con la venta de cigarrillos"
Un tabaco que tiene que provenir siempre del mismo estanco: "Por ejemplo, si mi estanco está cerrado no puede ir a otro", explica José Luis. De hecho, el bar debe abastecerse siempre de uno de los tres estancos que le pillan más cerca. Y si no lo cumple la multa mínima es de 12.000 euros.
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