Esther Sáez de Argandoña, empresaria del año: "Pienso las 24 horas en mi negocio"

7 diciembre, 2013

Su negocio no lleva ni dos años en funcionamiento, pero Esther Sáez de Argandoña acaba de ser nombrada Empresaria del Año por sus compañeras. AMPEA, la asociación de mujeres empresarias, otorgó en noviembre los premios a las mujeres que más han destacado en el desempeño de su actividad. Esther, responsable de Cosquillearte Vitoria, fue nombrada […]

estherSu negocio no lleva ni dos años en funcionamiento, pero Esther Sáez de Argandoña acaba de ser nombrada Empresaria del Año por sus compañeras. AMPEA, la asociación de mujeres empresarias, otorgó en noviembre los premios a las mujeres que más han destacado en el desempeño de su actividad. Esther, responsable de Cosquillearte Vitoria, fue nombrada empresaria del año, aunque ella misma no se explica por qué.

-No me lo esperaba y realmente  no sé por qué me nominaron. Intuyo que algunas asociadas se han acordado de mí, aunque no sé muy bien por qué.

-Pese a este título, su experiencia como empresaria es de momento bastante corta

-Con este negocio llevo 20 meses pero hace mucho, con unos 21 años, tuve otra empresa que acabé cerrando. Aún así, la mayor parte de mi vida la he dedicado a trabajar como asalariada en una multinacional.

-¿Por qué deja una de ser asalariada y pasa a ser emprendedora?

-Llevaba mucho tiempo en esa empresa y uno va quemando etapas. Yo estaba muy bien en ese trabajo y era bien valorada, pero yo soy una persona inquieta. Creo que casi todas las personas que emprendemos somos gente inquieta. Y llegó un momento en que pensé  que había aportado todo lo posible a esa empresa (y ella a mí) y me llegó la inquietud. Me sentí más libre para poder crear algo para mí.  Y de repente apareció Cosquillearte en mi vida y dije: "Esto es lo que quiero hacer".

-¿Cómo se pasa de gestionar números a gestionar el cuerpo de las personas?

-Al margen de mi labor profesional he hecho muchas cosas en la vida que no tenían nada que ver con los números, como varios cursillos de quiromasaje. Además, me gustaba mucho el mundo de la relajación. Siempre me ha atraído y me ha parecido curioso. En este caso yo llegué por casualidad. Yo estaba muy estresada en el curro y en una de mis visitas a Madrid me regalaron un bono para Cosquillearte Madrid:  fue la primera vez en tres años que experimenté una relajación absoluta. Cuando salí del masaje dije: ¿Ha sido puntual o qué ha sido? Volví una segunda vez, me volvió a  pasar lo mismo y decidí que yo quería hacer eso mismo para el resto de gente en mi misma situación

-Y pasó de una experiencia personal a convertirlo en su negocio

-Me puse en contacto con la dueña de cosquillearte y le pareció una locura, porque ella no llevaba ni un año abierta y no había pensado para nada en expandir su loca idea. Pero se encontró con otra loca como yo y le dije: "Tu sueño es mi sueño, es lo que yo quiero". En mi anterior trabajo gestionaba los sueños de unas personas a futuro y aquí gestiono el vivir momentos de paz y de relax.

-Por otro lado se pasa de tener un sueldo garantizado cada mes a tener que contar el dinero

-Contarlo cuando hay, pero yo no me arrepiento de lo que he hecho.

-¿Estaba trabajando cuando optó por invertir?

-Yo vivía muy cómodamente. Ganaba mucho dinero que no estoy ganando ahora, pero no todo en la vida es dinero. El cambio ha sido bestial; antes sabía que cada día me llevaba dinero a mi casa y ahora lo único que sé es lo que me cuesta cada día levantar la persiana. También es cierto que me lancé un poco a la aventura.

-¿En qué sentido?

-La gente cuando va a emprender no tiene formación sobre lo que es emprender. Y yo creo que, al igual que hay cosas en las que se hace test de idoneidad, en este caso también se debería hacer un test de idoneidad. Las insistuciones tapan las complicaciones, prometen mucho y venden mucho. Yo compré la idea porque veía ayudas por todos lados y pensé: "Aquí hasta el más tonto hace relojes con todas las facilidades que me van a dar". Pero te das con las instituciones de morros. Las ayudas existen, pero no son alcanzables para las personas que emprenden, y mucho menos para los pequeños negocios.

Yo recomiendo a todo el mundo que,  si no tienes un colchón financiero como para soportar 3 años sin beneficios, es mejor no lanzarse a la aventura. Tienes que pensar que los primeros años tu negocio es un saco sin fondo.

-Sin embargo ahora la mayoría de la gente que emprende es porque busca el autoempleo.

-Las instituciones no se dan cuenta del daño que hacen por fomentar tanto el autoempleo, que yo creo que perjudica más que beneficia.

-¿Por qué?

-Ahora ha habido un boom en el que están abriendo muchos negocios del mismo sector. Suelen ser franquicias de muy poca aportación económica, pero son gente que en seis meses van a tener que cerrar sus negocios. Cuando tú abres no hay subvenciones, pero sí tasas, impuestos, multas, ... Todo es pagar, pagar y pagar. Para empezar sólo con tener que pedir un crédito ya estás pagando, porque tienes que hacer un estudio de mercado. y es curioso porque hay gente que accede a la financiación cuando si hubiesen hecho un buen estudio no los hubiesen recibido.

Si de repente se abren 20 establecimientos de manzanas en una ciudad de 200 personas al final sobrevivirán 2. En el colegio deberían enseñarnos quién tiene perfil para trabajar por sí mismo y quién no. Hay que instruir un poco a la gente. Si abrimos muchos negocios iguales nos estamos haciendo mucho daño entre nosotros. Pero a nivel institucional les interesa que se abran, porque ellos se llenan las arcas municipales y luego te dejan sólo sin ninguna ayuda ni asesoramiento.

-Sí hay asociaciones como AMPEA que intentan asesorar y ayudar

-Yo cuando abrí mi negocio fui a Ampea y me llamó mucho su atención y su trato. Es una asociación que apenas recibe ayudas, y se preocupa mucho y lucha por la mujer autónoma. Si los autónomos estamos mal súmale además el trato a las mujeres, que seguimos siendo ciudadanas de quinta. No me equivoco si digo que el 80% de pequeñas empresas funciona porque las gerentes son mujeres. Y además el 80% de las empresas de Álava son pequeños negocios. Yo te digo que hay veces que en las instituciones por el simple hecho de ser mujer no te escuchan. Parece que no pero a la mujer se nos sigue tratando de otra manera.

-¿Puede influir el hecho de que hasta hace años eran los hombres los que trabajaban?

-De todas formas hablas ahora de empresaria y es una idea equivocada, no todas son Botín ni Koplowitz. Hay muchas empresarias que lo son porque limpian portales. Muchas grandes empresas han cerrado, en muchos casos se ha ido a la calle el hombre pero quien ha optado por emprender es la mujer.

-Cosquillearte es una franquicia pero al estar empezando imagino que habrá sido necesaria una importante labor de marketing

-Yo en Vitoria me he tenido que dar a conocer y mucho. He estado haciendo unas campañas de marketing pero me he tenido que dedicar a explicar qué somos. Nuestros servicios consisten en un terapia que en realidad tiene una explicación técnica y científica. Yo no puedo empezar a decir que "si te toco en este lado de la musculatura tú vas a segregar determinado..." no, es mejor decir que esto es el espacio de los sentidos, nosotros hacemos que desarrolles un sentido musical, la temperatura la mantenemos entre 23 y 25 grados, nuestros colores son blanco y negro, el ying y el jan, para inducir hacia la relajación y el positivismo. Es una terapia revolucionaria y que funciona. Y hoy en día por 25 euros irte feliz de un sitio es muy muy barato.

-¿Un empresario autónomo debe saber ser buen jefe?

Si tienes empleados, tienes que ser un buen líder y no dar órdenes. No tienes que marcar que eres el jefe, sino que los demás entiendan la empresa. Tiene que saber transmitir lo que quiere, como lo quiere y cuando lo quiere.

-¿Cuántas veces le han dicho: ¡Qué guay, eres tu propio jefe!?

-Lo he escuchado, pero ser tu propio jefe no es ni bueno ni malo. Yo me levanto con Cosquillearte, desayuno, como y ceno con cosquillearte. Vivo con cosquillearte 24 horas del día, pero al mismo tiempo tengo una familia. La gente te ve con un negocio y con una imagen de cara al público impecable. Pero esa gente no sabe que  te has levantado a las 5 de la mañana para poder hacer las alubias, limpiar la casa, ir al banco, pelearte con algún inspector que ha venido a decirte qué es lo que debes tener o no en tu local,... La maravilla de conciliación laboral y familiar no existe. Es maravillosos ser tu jefe porque nadie te da órdenes... bueno, hasta cierto punto porque realmente te las das tú a ti mismo.

-¿Y en su caso es fácil darse órdenes a sí mismo?

-No hay nadie más crítico con uno que él mismo.

-¿Mantiene esa inquietud ahora que tiene Cosquillearte en marcha?

-Por supuesto. Acabamos de crear un proyecto de asociación con 12 empresas, que va a dar mucho color a Vitoria. Y aunque tenga Cosquillearte estoy siempre en constante cambio.

-¿Vender la idea y el producto es lo más complicado de ser autónomo?

-Tienes que vender. Parece una tontería pero en eso consiste. Yo todos los días tengo que pensar un mensaje positivo para publicar en las redes sociales. Tienes que estar todo el día discurriendo para que la gente capte. Que seamos inquietos es una característica imprescindible.

-¿Hay que valer para saber vender tu producto?

-Tienes que haber nacido para saber vender tu producto pero también tienes que saber desarrollarlo. Si tú tienes alguna característica física buena sabes aprovecharlo. Pero para vender no sirve cualquiera ni tampoco cualquier producto. Lo básico es creer en el producto. Lo más importante es que tú creas que lo que tú estás diciendo es cierto.

-Ha realizado varias protestas llamativas que han tenido su eco. ¿Han sido protestas pensadas como estrategia de marketing o denuncias que buscaban llamar la atención?

-Es cierto que  utilizo la repercusión de mis redes sociales para hacer protestas. yo hice tres protestas. una de ellas cuando protesté por la pésima situación de Luis Heintz , con un agujero en el rebaje del paso de peatones que contrastaba con la obligación que tenía yo de adaptar mi local a discapacitados. Yo me aprovecho un poco de la prensa.

También me han llamado chica de la Fregona por una campaña que realicé para denunciar la falta de limpieza frente a mi local. Tengo un local en la parte noble de la ciudad pero no me limpiaban. Cuando llamas al 010 no me hacían caso, y sólo me han atendido cuando puse dos fregonas y un cartel. Vino la prensa a los 20 minutos. En 24 horas pasó el responsable de limpieza y me llamó mentirosa. Menos mal que pasaban en ese momento dos señoras y le dijeron que aquí no pasaba nadie. Al día siguiente vino la limpieza, con máquinas de agua a presión para limpiar la calle y tuvieron que desatascar el sumidero. Desde aquel día no han vuelto a pasar y nosotros seguismo limpiando. Nos aprovechamos y si da un poquito de publicidad bienvenido sea.

-¿Te arrepientes de haber emprendido?

-Para nada, estoy deseando si es posible ampliarlo. Es más, además de una idea que va a dar mucho color en Vitoria, tengo una idea que, si sale bien, en 5 o 6 meses nos lanzamos a algo. Me está rondando una idea en la cabeza que sería autoemplear a uno de mis hijos. Estamos sopesando bien los pros y los contras, pero más que nada porque voy a implicar a un hijo. El verdadero perfil de un emprendedor hace que cuando algo no le va bien ya piensa en otra cosa.

-Hablaba antes de pensar en Cosquillearte 24 horas al día. ¿No es un poco estresante?

-Para un autónomo que te duela la cabeza es un lujo. De hecho, yo cuando me pongo enferma es los domingos, porque para mí ponerme enferma un lunes es un lujo. A mí, si me duele la cabeza ahora, yo necesito que me la curen ahora. Los autónomos nos ponemos malo los domingos y el lunes estamos muy muy sanos. Para nosotros la enfermedad es un lujo, y es una de las grandes discriminaciones que tiene un autónomo.

Tengo dos amigas con la misma enfermedad, en distintos grados. Una con grado 60 trabaja en la banca y la Seguridad Social le ha dado una incapacidad, y está cobrando una prestación, pero no trabaja. Otra tiene un grado 80 con una frutería, pero no tiene derecho a la prestación y sigue al pie del cañón. Es la gran discriminación al autónomo. Es una barbaridad. Parece que un autónomo empresario está montado en el dolar. Mis empleadas saben que se llevan sus 1.000 euros a casa más los 400 que pago de Seguridad Social, pero a lo mejor ese mes no me llevo ni 200 euros y sin embargo he pagado mi Seguridad Social. Lo que yo sí creo es que encima estás todo el día pagando y te están revisando. Parece que me tratan como si hubiese matado a Kennedy y yo lo que hago es trabajar.

-¿Qué es lo que más te agobia?

-Pienso mucho en que tenemos que pelear para que nos cambien las condiciones. A mí no me importa trabajar. Pero lo que me preocupa es que mañana me pongan un impuesto nuevo o una tasa que me haga tropezar en el camino. Me preocupan los agentes externos, lo que viene de fuera. Hay veces qu no tienes en cuenta los agentes externos que te están dando mucha caña. Me preocupa mucho la gente que se está cayenbdo en el camino.