Tres cortometrajes alaveses están preseleccionados para los Goya
Cuerdas, Yungay 7020 y Tula están preseleccionados en las categorías de ficción y documental
La 37ª edición de los Goya está a la vuelta de la esquina. Y en ella están preseleccionados tres cortometrajes alaveses para competir en la categoría de ficción. Cuerdas de Estibaliz Urresola Solaguren, Yungay 7020 de Raquel Calvo y Elena Molina, y Tula de la productora alavesa Extrapictures están entre los elegidos para ser uno de los mejores trabajos de corta duración en el cine español.
Estos dos cortometrajes alaveses están preseleccionados junto a otros trece en la categoría de ficción. Durante las próximas semanas, todos los académicos votarán los cortometrajes para decidir cuáles optan a los Premios Goya 2023.
Cuerdas
Cuerdas es un cortometraje dirigido por la laudioarra Estíbaliz Urresola. Parte del corto se ha rodado en Llodio y se estrenó en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes en mayo de 2022. Con una duración de 29 minutos, Cuerdas cuenta la historia de Rita y de su coral de canto. Esta coral corre peligro de disolverse porque han perdido la subvención municipal.
Sin embargo, la refinería de petróleo instalada a escasos metros del pueblo ha ofrecido un tentador patrocinio para salvar la formación. Mientras las mujeres discuten sus distintos puntos de vista, Rita y su hijo Ramón están inmersos en un proceso judicial para conseguir una baja laboral a causa de la enfermedad contraída por su hijo tras años de trabajo en dicha empresa.
Tula
Tula es el segundo cortometraje con sello alavés preseleccionado para los Goya. Producido por la productora alavesa Extrapictures, este corto está escrito y dirigido por Beatriz de Silva. El cortometraje dura 12 minutos y sucede en el baño de un colegio. Tula es la encargada de limpiar los baños de este colegio femenino. Pero su jornada se ve alterada cuando la hija de 14 años de la directora le confiesa que está embarazada.
Yungay 7020
En 1970 un alud borró la ciudad colonial de Yungay. Un grupo de supervivientes luchó por su reconstrucción, a sólo un kilómetro de distancia. Ahora luchan con sus recuerdos, la vida cotidiana y la amenaza del pico más alto de Perú, el Huascarán, que les proporciona agua mientras amenaza con aplastarlos de nuevo. Hombres y mujeres supervivientes charlan en una emisora de radio local, tanto en quechua como en español, poco antes del 50º aniversario de la tragedia.
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