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Las sonatas para tecla de Domenico Scarlatti (1685-1757) se publicaron por primera vez en Londres a finales de la década de 1730. Se estima que B. Fortier imprimió los Essercizi per gravicembalo en 1738.
Este hecho, entre otros, marca el inicio del “culto inglés a Domenico Scarlatti”, tal como lo definió Richard Newton en 1939. Más allá de la empresa editorial, el clavecinista Joseph Kelway (c1702-1782), descrito por Charles Burney como “líder de la secta Scarlatti” fomentó el conocimiento de su lenguaje a través de la interpretación de su obra.
Es en este contexto en el que Charles Avison (1709-1770) entra en contacto con el repertorio scarlattiano, caracterizando al compositor napolitano como “audaz e inventivo” y clasificándole “entre los grandes maestros de su era".
El éxito de su primer Concierto a siete partes sobre las lecciones del Sr. Domenico Scarlatti en 1743, animó a Avison a aventurarse con la edición de los Doce conciertos a siete partes para cuatro violines, viola, violonchelo y bajo continuo, sobre dos volúmenes de lecciones para clave compuestas por el Sr. Domenico Scarlatti (1744).
Charles Avison logra con sus orquestaciones una nueva dimensión expresiva de las sonatas de Scarlatti. Su inspiración, su vigor, energía y frescura, e incluso su nobleza, son el resultado de la suma de fuerzas de ambos compositores.
Nieves Pascual/Ignacio Prego
