Feria Taurina de La Blanca 2013: Las razones de un rotundo fracaso

13 agosto, 2013

La Feria Taurina de La Blanca 2013 no puede tener otro apelativo que el de rotundo fracaso. Fracaso para el empresario, por la poca atracción de público, pero también fracaso para los espectadores que acudieron a la feria, que apenas disfrutaron de grandes lidias. El Iradier Arena se ha tragado en apenas un año todo […]

Cartel Vitoria-Gasteiz 2013La Feria Taurina de La Blanca 2013 no puede tener otro apelativo que el de rotundo fracaso. Fracaso para el empresario, por la poca atracción de público, pero también fracaso para los espectadores que acudieron a la feria, que apenas disfrutaron de grandes lidias.

El Iradier Arena se ha tragado en apenas un año todo el espacio recuperado para los toros durante los últimos años. La gestión municipal de la Plaza a cargo de Vitauri consiguió recuperar en parte el público en la nueva Plaza de Toros, aunque a costa de un importante desembolso por parte del Ayuntamiento. El mal llamado multiusos enganchó a muchos en las tardes de La Blanca, con carteles interesantes y más que elegantes para una plaza y una feria, no lo olvidemos, de segunda categoría.

Quizás cabe preguntarse si en Vitoria existe afición a ir a los toros o lo ocurrido hace pocos años tan sólo era una burbuja que tenía que acabar estallando. En Vitoria no hay una enorme pasión taurina (tampoco lo hay en la Plaza de Pamplona durante San Fermín), pero sí se había creado un interés por ir a la plaza en La Blanca. Quizás más por postureo, por disfrutar de la merienda o por pasar la tarde, pero siempre dentro de las gradas. La crisis puede haber terminado con gran parte de ese público.

Porque este año no ha habido ni espectáculo en la arena ni gente en las gradas. Ni los toreros, ni las ganaderías, ni el empresario, ni los aficionados se han tomado en serio la feria. La espantada de Ponce y Perera, oculta bajo la excusa de una gastroenteritis, no tiene otra explicación que la de su negativa a torear unos morlacos que no eran los esperados. Apenas unos días antes de la feria la mayoría de los astados que iban a torear estos diestros fueron devueltos a corrales. ¿La razón? Los toros de Albarreal no tenían ni el porte necesario para ser toreados. La Ganadería de Huelva no tuvo tiempo para traer nuevos astados y por ello se recurrió a la ganadería de Bañuelos en Páramo de Masa. Finalmente los sustitutos salvaron esa tarde pero muchos se quedaron sin ver a un Ponce que suele protagonizar grandes tardes en Vitoria.

El del día 6 fue el fracaso más sonado, pero a ello hay que unir las malas tardes de algunos clásicos. Tan sólo el día 5 se abrió la puerta grande y el resto de días tampoco hubo excesos en el reparto de trofeos. Hermoso de Mendoza decepcionó como nunca antes en Vitoria y ninguno de los rejoneadores consiguió ni siquiera un trofeo. La tarde de "los caballitos" sí fue la que más público atrajo, al llenar el 41% del aforo.

La entrada más pobre, con 726 personas, tuvo lugar en la novillada del 8 de agosto. El 9, con el concurso de Recortadores, acogió a 1.769 personas, mientras que el Día del Blusa apenas se superaron las mil personas. El lunes 5 y el 6 los empresarios se contentaron con 2.000 entradas vendidas.

A la poca asistencia también ha contribuido el importante incremento de los precios. Las tarifas para los blusas se han duplicado y en el resto de zonas los abonos han subido cerca de un 90%. Un incremento desmesurado, que también se explica por lo barato que eran hace apenas un año, pero la estrategia de ponerlo barato para luego hacerlo caro ha salido rana al empresario. En tiempos de crisis los aficionados prefieren disfrutar la tarde en la calle, de forma más barata y ante las dudas que plantea una feria que no convence.

También muchos blusas se han caído este año de las gradas. Los paseíllos de ida cada vez son más largos (el del día 5 acabó a las 19:30) y los gastos por ingresar en la cuadrilla ya son suficientemente elevados.

En Vitoria parece que tampoco se entiende la reciente ordenanza de animales. Una ordenanza que prohíbe la exhibición de animales salvajes en los circos pero que sin embargo no dice nada de las corridas de toros, en las que los astados fallecen en el transcurso del espectáculo. Esta doble moral ha provocado numerosas críticas entre los vitorianos.

Y Vitoria tampoco ha sabido aprovecharse de la ausencia de toros en Semana Grande. Donostia no tendrá festejos taurinos este año, pese a la gran afición existente en la ciudad. Parte de esa afición podría haberse desplazado hasta Vitoria para ver buenas tardes, pero no se ha conseguido ni eso.

Desde el Ayuntamiento la Teniente de Alcalde Idoia Garmendia recordó que la actual gestión es "a riesgo del empresario que la gestiona" y el Ayuntamiento nada tiene que perder en la feria.