La fiesta nocturna decae en el centro de Vitoria todo el año

14 agosto, 2017

Los hosteleros lo atribuyen al pintxo pote, al cambio en las tendencias de ocio, a los nuevos barrios y al excesivo número de bares por habitante

El número de personas que salen de fiesta por los bares y discotecas del centro Vitoria ha descendido en los últimos años. La menor afluencia de clientes se aprecia sobre todo los viernes a la noche, cuando buena parte de los locales de ocio nocturno situados en el Casco Viejo, Ensanche y Coronación permanecen semivacíos.

Estos tres barrios son los únicos de la capital alavesa que cuentan con más de 100 bares, por lo que la excesiva competencia y un cambio en las tendencias de ocio han hecho mella en los ingresos económicos de los establecimientos de copas. Por ejemplo, en la calle Santo Domingo, continuación de la Pinto, la fiesta es casi inexistente.

"Apenas se intuye un atisbo de lo que fue la noche vitoriana, cuando cruzar la Zapa, por mencionar una, era una auténtica odisea y había que abrirse sitio a codazos. Mientras que ahora se establece el silencio casi como norma impuesta", constata Antonia García, presidenta de SEA Hostelería y dueña del bar Puzzle, en la calle Cofradía de Arriaga.

"Debería haber tranvía hasta más tarde los viernes y sábados"

Los hosteleros consultados atribuyen esta situación a la crisis económica. Pero también señalan otras razones, como el pintxo pote y que algunos vecinos de Zabalgana y Salburua optan por frecuentar los locales de sus respectivos barrios.

Joselu Ortiz de Guzmán, que gestionaba la mítica discoteca Círculo y en la actualidad se encuentra al frente del bar Apolo, en la Cuesta de San Francisco, ha notado "un gran bajón durante las noches de los viernes y los sábados". En este sentido, opina que el pintxo pote "nos ha perjudicado mucho".

"Antes los jóvenes salían a cenar un poco y luego se tomaban una copa o dos, pero ahora se emborrachan con vino en el pintxo pote. Y eso influye para que no salgan de casa los viernes a la noche", porque están cansados o su economía no se lo permite.

El juego del kinito, tan popular hace años entre los jóvenes, casi ha desaparecido

Además, a los vecinos de los nuevos barrios "el centro les pilla a desmano y prefieren no acercarse hasta aquí en coche, porque les resulta muy difícil aparcar. Y hay demasiados controles de alcoholemia". Los Gautxori o autobuses nocturnos son una alternativa a la conducción, sobre todo para los residentes en la periferia. Sin embargo, las dos líneas que van a Salburua (G2 y G6) tienen una frecuencia de una hora.

Y la ruta que hacen deja a algunos usuarios algo lejos de sus casas. En el resto de las líneas, los autobuses pasan cada 30 minutos, pero ningún Gautxori sale desde la Catedral a las 3,30 horas tanto los viernes como los sábados, para que los conductores puedan tomarse su descanso establecido. "Debería haber tranvía hasta más tarde esos dos días de la semana para que el centro se moviera un poco más", plantea Ortiz de Guzmán.

El bar restaurante Sierra Cantabria, en la calle Coronación, es uno de los pocos locales de Vitoria donde todavía se juega al kinito, aunque "no todas las semanas como hasta hace cuatro o cinco años", compara Iraci Fernández, gerente de este establecimiento.

El juego del kinito sobrevive aún en su bar gracias a "la gente mayor, de unos 60 años, que ha estado aquí haciendo kinitos durante mucho tiempo. Salen a cenar en cuadrilla y, a veces, se pasan y recuerdan los viejos tiempos". Pero la del kinito se trata de un práctica "poco habitual hoy en día", recalca.

"Todavía existen bares de kinito, pero hay menos debido quizás a la crisis económica y a los precios, que han aumentado y ya no son demasiado asequibles para los chavales". Las personas que recurrían a este juego de beber de forma habitual "eran gente muy joven, incluso menores de edad. Para los que superaban los 23 ó 24 años, el kinito ya estaba fuera de lugar".

También ha influido en el abandono de esta práctica las "numerosas restricciones" que han afrontado los bares en los últimos años, como "la prohibición de fumar en los locales y de hacer ruido. Todas estas medidas restan, nada suma".

Además, "algunas temporadas el kinito pasaba de moda para luego volver", hasta que finalmente ha terminado por casi desaparecer. "Se ha trataba de un hábito como el del pintxo pote, que ahora está en decadencia y terminará pasando de moda también", afirma Fernández.

Los jóvenes cuentan hoy en día con más alternativas y su plan festivo ya no gira sólo en torno al alcohol

En su opinión, "la gente se divierte de otra manera". Y son las nuevas tendencias de ocio las que han provocado en buena parte la caída en desuso del kinito y la menor afluencia de clientes a los establecimientos nocturnos del centro los viernes y sábados por la noche.

"Quedar con los amigos sólo para beber alcohol todos los viernes y vísperas de festivo no es una diversión muy sana. Ahora se tienen también otras aficiones. Antes, muchas personas se quedaban casi siempre en Vitoria y contaban con un único plan, salir de fiesta por el centro los fines de semana". Pero ahora existe una gran variedad de alternativas y "la gente se mueve y viaja más".

Asimismo, en la actualidad el hábito de beber se encuentra menos estandarizado. "Hay juventud mucho más sana de lo que nosotros hemos sido, maja y educada", pero también "algunos que se emborrachan demasiado y generaran conflictos. Están los dos extremos". A este respecto, Fernández añade que hace años "la juventud era más uniforme, a excepción de algunos casos concretos".

Las cuadrillas ahora son más pequeñas, homogéneas y selectivas a la hora de planear su ocio nocturno

En cuanto a que los vecinos de Salburua y Zabalgana prefieren quedarse en sus barrios, Fernández opina que las cuadrillas de jóvenes sí salen de fiesta por el centro de la ciudad, pero acuden a "locales, conciertos y otros eventos concretos". Ya no se estila, por tanto, tomarse cada trago en un bar distinto.

"Los grupos de amigos ya no son tan amplios como antes y las cuadrillas, que ahora no suelen superar las cuatro o seis personas, son más pequeñas, homogéneas" en las preferencias de sus miembros "y selectivas" a la hora de planear su ocio nocturno. En este sentido, "Internet ofrece muchas posibilidades y la gente está muy bien informada".

calle Pinto La media de edad de la población y el porcentaje de inmigrantes de un barrio también afectan a las ventas de sus establecimientos hosteleros, según se desprende de las palabras de la gerente del Sierra Cantabria. "Coronación está muy desbaratada".

"Los autóctonos que todavía viven aquí son gente mayor, de 60 años para arriba. Los hijos de estos vecinos se mudaron a los nuevos barrios. Y los pisos que han quedado vacíos se alquilan fundamentalmente a personas extranjeras, que tienen otro concepto del ocio", explica Fernández. Esta misma reflexión se puede aplicar al Casco Viejo, otra de las zonas de Vitoria que concentra más bares por habitante.

"Hay demasiados hosteleros y sobran bares, algunos de forma merecida"

Fernández también hace autocrítica. "En general, la hostelería en Vitoria no se cuida mucho y ha decaído últimamente porque nosotros tampoco hemos sabido o podido hacerlo mejor. La crisis nos ha obligado a bajar los precios, a contratar menos personal...". En definitiva, "sobran bares y algunos de forma merecida".

Y, precisamente, el exceso de competencia constituye otra de las razones de la menor afluencia de clientes y la consiguiente bajada en ventas. "Vitoria tiene demasiados hosteleros". En concreto, la capital alavesa cuenta con una población de 247.820 habitantes y 1.427 establecimientos con licencia de hostelería, lo que supone unos 173 vecinos por cada negocio de este tipo.

Antonia García, presidenta de SEA Hostelería y dueña del bar Puzzle, en la calle Cofradía de Arriaga, esgrime este mismo argumento como uno de los principales motivos que ha propiciado el desalentador panorama actual, que afecta a todos los establecimientos hosteleros de la capital alavesa. "Vitoria tiene una problemática a nivel de ciudad y debemos descartar que es un estado puntual o transitorio y empezar a adoptar medidas para resolverlo".

"No se trata ni tan siquiera de un sector puntual como la hostelería o zonal, es decir, exclusivamente en el centro de Vitoria. La ciudad tiene un problema poblacional y hacen falta más habitantes. Qué nos ha llevado a este estado es de fácil respuesta y afortunadamente también de fácil solución", asegura.

"Vitoria ha crecido en extensión, pero no ha tenido un aumento poblacional"

"Para responder a esta pregunta, debemos tener en cuentas diferentes factores. El primero es que Vitoria ha crecido en extensión, sobre todo con los nuevos barrios de Salburua y Zabalgana, pero no ha tenido un aumento poblacional. Por eso, el consumo por metro cuadrado decae. Antes había los mismos habitantes pero concentrados en un espacio menor y ahora están ocupando un espacio mayor, pero siguen siendo el mismo número", explica.

"Esto provoca dos situaciones a destacar. Que se lleve a cabo el cierre de pequeños negocios de hostelería, como zapaterías, fruterías y panaderías, porque los consumidores disminuyen. Y que se extienda la oferta a una nueva zona de la ciudad donde antes no existía".

"Un segundo factor es el impacto de tantas grandes superficies para una ciudad como Vitoria. Si hacemos un estudio del sector de la hostelería en grandes superficies como El Boulevard, Gorbeia, Plaza de Abastos, Lakua…, por mencionar algunas, en todas han sufrido rotaciones constantes con cierres y aperturas de diferentes locales".

"Hablamos de franquicias que tienen detrás amplios estudios de mercado y de marketing que casi garantizan el éxito y, sin embargo, hay algo que no cuadra. Suelen ser los números, no tienen los suficientes consumidores para que aguante el negocio y les rente, por eso aparecen y desaparecen a la velocidad del rayo".

"El tercer factor recae en saber retener el talento humano, que acaba por irse de Vitoria. Por poner un ejemplo de la  hostelería, el vitoriano Diego Guerrero emprendió fuera de su ciudad natal. Deberíamos preguntarnos cómo podemos hacer la ciudad lo suficientemente atractiva para que las personas con talento decidan quedarse", concluye la presidenta de SEA Hostelería.