La fiesta nocturna pierde ritmo en 'La Zapa'
La primera vecindad de la calle, hasta el cantón de San Roque, pierde otro de sus referentes festivos, El Golpe
Durante muchos años, 'La Zapa' ha sido uno de los reclamos de la fiesta nocturna vitoriana. Pero ha perdido ritmo. La pandemia ha hecho mella en los hábitos festivos, y ha afectado a algunos de los locales que, durante años, han sido referentes de la diversión para muchos gasteiztarrak. Sobre todo en la primera vecindad de la calle, la que abarca desde el acceso por la plaza de la Virgen Blanca hasta el cantón de San Roque.
Allí baja la persiana todo un veterano con más de dos décadas de vida. El Golpe cierra las puertas el próximo octubre. El sábado 24 de septiembre será su último baile, al menos por ahora. Un cierre que ya ha emprendido otro de los locales míticos de la calle como el Moria, cerrado actualmente en busca de nuevo dueño.
Todos ellos pubs que no han podido adaptarse a una calle que, en los últimos años, ha apostado mucho por la vida diurna. El vermú, los pintxos y las comidas han ganado protagonismo en negocios ya existentes, que en la pandemia se reconvirtieron para sobrevivir. También es la apuesta preferida de los nuevos locales que han abierto sus puertas recientemente. Es el caso de Gilda, que opera en la antigua Vermutería desde hace poco.
Cambio de hábitos
Un cambio que ha repercutido en los hábitos de la clientela. Los jóvenes que antaño movían las caderas en los numerosos pubs son ahora los adultos de 30, 40 y 50 años que acuden a disfrutar de esta oferta gastronómica que salpica toda la Zapa. El tardeo está al alza. Pero el relevo generacional de la fiesta nocturna, que solía concentrarse en este pequeño cogollo de la calle, ha fallado.
"Con la normalidad, pensaba que mejoraría. Pero qué va. Por ejemplo, en fechas como Santiago y La Blanca, no entraba nadie a la calle. La Virgen Blanca a tope y este tramo estaba vacío, la gente tira más hacia 'la Cuesta'. He llegado a vender 50 litros de cerveza en dos semanas, eso no es nada", resume Katty, su actual responsable desde 2018.
Entonces, el pub funcionaba a pleno rendimiento y tenía una clientela fiel. Pero la pandemia complicó todo. A los cierres de la hostelería se le sumaron luego las restricciones horarias, la imposibilidad de colocar terraza por las dimensiones de la calle y las pocas mesas que cabían en su interior. Al tratarse de un pub sin cocina, tampoco podía ofrecer comidas o cenas que remontaran el negocio. Sin apenas gente, los ingresos también se resintieron. Y, con ello, las posibilidades de Katty para afrontar el alquiler mensual del local, de más de 1.400 euros.
"Todos los meses pagaba al propietario, pero es cierto que no la cantidad total, sino lo que podía en función de la caja hecha cuando se pudo abrir. He pagado, incluso, cuando el negocio ha estado cerrado", reconoce. A ello se sumaba la hipoteca por los 50.000 euros de préstamos que solicitó para conseguir el traspaso de El Golpe.
Aviso de desahucio
Como muchos otros establecimientos afectados por la pandemia, intentó renegociar con el dueño el contrato de alquiler para ajustarlo a las circunstancias. "Le propuse reducirlo y firmar uno nuevo que incluyera temas como la fianza y el traspaso del local, que no reflejó en su momento, pero no hubo manera. ¡Si ya cuando cogí el bar me subió mucho la cuota respecto de lo que pagaba el anterior responsable!", explica.
Al final, en mayo dejó de abonar por completo el alquiler. Sabía a lo que se exponía. Y el resultado no se hizo esperar. Una citación judicial de deshaucio, que se hará efectiva el próximo 12 de octubre. Antes de que llegue ese momento, Katty echará la persiana y entregará las llaves. Afronta una deuda de 26.000 euros de alquiler. "Y la voy a pagar íntegramente, eso seguro", recalca. Tan solo espera alcanzar un acuerdo de pago "para poder ir abonando una cantidad mes a mes y que no implique embargar la nómina de mis familiares".
"Es una lástima porque estábamos trabajando en ideas para intentar reflotar la zona y atraer gente, pero ahora ya nada", apunta. Con el adiós de El Golpe (puede que solo temporal, en función del interés que haya por el local), tan solo quedan el Millennium y el Nash como pubs festivos en este tramo de Zapatería.
El Millennium es otro clásico que también ha estado cerrado dos años por la pandemia, y que en primavera reabrió sus puertas. Lo hizo con un lavado de cara, nueva decoración y diferentes ambientes. "En el Millennium son bienvenidas todas las personas y la acogida ha sido espectacular", contaba entonces Javi, su responsable.
Recuperar el ritmo
Ahora, reconoce que va a quedarse "un poco huérfano". "Me da pena ver lo que está ocurriendo en un tramo donde hay cuatro locales de hostelería juntos, a apenas 60 metros de la Virgen Blanca. Es la única zona de Zapa donde ocurre esto, en el resto están más alejados", añade. Esa cercanía les ayudaba a reforzar la oferta hostelera y a llenar el área de gente con ganas de divertirse.
Un escenario que Javi confía en repetir. Ya sea con una oferta nocturna o más diurna. "Solo hace falta que los propietarios de los bares den algunas facilidades y que entre gente con ganas", anima. Por eso, cruza los dedos para que sus compañeros de calle reabran sus persianas y esta parte de 'La Zapa' recupere el ritmo perdido.
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