Se acabó. El Baskonia jugó con fuego y se acabó quemando. Laboral Kutxa se despidió de la temporada prematuramente al caer en el tercer partido de cuartos de final contra Herbalife Gran Canaria, tras firmar una eliminatoria horrible en la que estuvo siempre a merced de un rival inferior pero que ha sido mucho más equipo durante los 125 minutos de la serie.
El tercer partido empezó como el ambiente, frío. Se esperaba un Baskonia agresivo que salieran a morder el cuello del rival pero nada más lejos de la realidad. Ambos equipos arrancaron negados en ataque con posesiones plagadas de errores y un parcial de 3-4 en cinco minutos de juego. Los canarios tenían claro que necesitaban de un partido feo para tener "chance" y salieron con los conceptos muy claros ante un Baskonia que, como en casi toda la serie, se mostró plano, errático y agarrotado de inicio. Cinco puntos en siete minutos eran el pobre balance de los de Tabak que pidió tiempo muerto con 5-10 buscando despertar a su equipo. La entrada de Chapu, Nemanja y Heurtel pareció ayudar a la reacción del equipo que trató de correr en los últimos instantes del primer cuarto buscando desarbolar el orden defensivo de los de Pedro Martínez. Dos triples de Nemanja, apareció por fin, igualaron la partida al témino de los diez primeros minutos (13-13).
La tónica del partido no se alteró con el cambio de cuarto. Defensas pegajosas, con los arbitros permitiendo numerosos contactos, y falta de acierto en ataque donde la mayoría de los tiros eran forzados. La serie llevaba 80 minutos jugándose a lo que Pedro Martínez quería y el estratega del banquillo canario logró llevar el tercer partido, nuevamente, a su terreno para enredar al Baskonia. El Herbalife dominaba el tiempo del partido y el electrónico con mínimas ventajas de dos-cuatro puntos (20-24; 27-29). San Emeterio emergió en ataque con cuatro puntos consecutivos plenos de garra para empatar a 31 y Lampe puso por encima al equipo instantes después aprovechando una magistral asistencia de Causeur. Sin embargo, los canarios voltearon el electrónico en el último minuto y llegaron al descanso por encima (33-35).
La esperada reacción baskonista tras el descanso tampoco llegó. Los canarios siguieron mandando en el partido. Los arrestos y la calidad de los jugadores baskonistas evitaban que el partido se escapara pero las sensaciones seguían sin ser positivas y los minutos corrían a favor de los visitantes, sabedores de que la tensión final podía jugar a su favor al jugar sin la obligación de ganar. Laboral Kutxa logró gracias a dos buenas defensas de Pleiss y un estratosférico mate de Nocioni ponerse, por fin, por encima pero la alegría duró bien poco y los canarios desde el tiro libre sumaron para encarar los últimos diez minutos por encima (50-51).
Pleiss empezó anotando para el Laboral Kutxa pero la respuesta no se hizo esperar y un parcial de 0-4 devolvió los nervios a la parroquia baskonista que empezó a ver las orejas al lobo. Un triple de Nocioni dio paso a varios minutos de imprecisiones, nervios y desacierto. Bjelica puso el 56-55 pero Toolson aprovechó una falta de tres para, por enésima vez, responder al Baskonia. 56-58 a seis minutos del final. Baéz desde el triple puso cinco arriba a los suyos y Lampe contestó para anotar dos canastas en el poste bajo y poner el partido en un pañuelo (60-61). Con las espadas en todo lo alto apareció Toolson, esa estirpe de jugador que se ficha de manera fabulosa en Canarias y que continúa la saga de los English o Carroll, para castigar la defensa baskonista con siete puntos consecutivos y reventar el partido (60-68). A partir de ahí, el fracaso era ya un hecho. Laboral Kutxa jugó sin cabeza los últimos ataques, Herbalife se contagió en la consecución de errores y en el río revuelto Baskonia redujo la diferencia a cuatro (64-68). Era un espejismo. El milagro del primer partido no volvería a sucederse. Tuvo que ser Toolson, quién si no, el que capturando un rebote ofensivo providencial y anotando los dos tiros libres enterró al Baskonia. La pitada del público o las caras de San Emeterio y Nocioni en el último tiempo muerto plasmaban el cabreo y la decepción de caer eliminados tan prematuramente pero, no nos engañemos, con total merecimiento.
La eliminación pone el punto y final a una temporada muy decepcionante en la que el equipo siempre ha ido a pie cambiado y nunca ha dado el paso adelante que cabía esperar. En el caso particular de este playoffs, donde la afición baskonista había depositado grandes esperanzas, los canarios han resultado justísimos vencedores de la eliminatoria en la que han dominado tacticamente los tres partidos y han sacado a relucir las carencias de un Baskonia que ha dado la sensación de llevar de vacaciones un mes. Los jugadores en ningún momento han transmitido ser conscientes de estar jugando partidos a vida o muerte y el aspecto mental, en Baskonia, siempre ha sido un intangible de un valor incalculable que esta semana se ha echado muy en falta. En definitiva, se acabó la temporada y ahora viene un largo verano para reflexionar y construir un nuevo proyecto que permita volver a la élite de la competición. Decepción merecida que dará lugar a muchos cambios. Toca reflexionar.
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