Gargantúa cumple 100 años comiendo niños
El 6 de enero de 1923 Gargantúa salió en la Cabalgata de Reyes, bajo la lluvia y la nieve
Gargantúa cumplió este 6 de enero 100 años. Un siglo tragando y expulsando a los txikis vitorianos, en este gigantón que aún aterra a muchos peques, y da alegría a otros muchos. Gargantúa llegó a Vitoria-Gasteiz en 1923 tras años de reclamaciones por parte de la ciudadanía, lideradas por un ilustre cronista vitoriano: Angel Eguileta Arambarri, quien firmaba en 'La Libertad' como 'Un aldeano'.
Gargantúa fue el regalo de Reyes de Vitoria. Aquel sábado 6 de enero de 1923 el nuevo Gargantua desfiló por las calles de Vitoria-Gasteiz, arrastrado por dos bueyes y restando protagonismo a sus majestades de Oriente. Y es que en 1923 la cabalgata era el mismo día de Reyes, no la víspera. El 6 de enero de 1923 amaneció nevando, lo que hizo temer la suspensión de la Cabalgata. Pero la nieve respetó la cabalgata, que arrancó a las 3 de la tarde desde la Cárcel (la actual Calle Paz).
La cabalgata recorrió las calles del centro de Vitoria con el Gargantúa como gran atractivo, acompañado por dos cocineros. Junto al Gargantúa iban los Reyes Magos a caballo y sus pajes. Y un cortejo de "tamborileros, nanetes, gigantones, cuatro guerreros a caballo, cuatro carros llenos de juguetes y golosinas y la banda municipal".
Aquella cabalgata de 1923 concluyó con el reparto de regalos y anguilas de mazapán en la Plaza Nueva para 2.200 niños del Hospicio, Asilo y diversas escuelas. Pero, en pleno reparto, comenzó a llover y a nevar. Lo hizo "con tal furia que hubo que meter en Los Arcos los carros con sus ganados y también se refugiaron bajo ellos los siete individuos plazas montadas, quedando estancado el Gargantúa porque, por su gran altura, pegaba en las lámparas eléctricas y fue imposible hacerle pasas". El gigante no estaba listo para entrar a Los Arcos de la Plaza Nueva.
Aquel 6 de enero fue la puesta de largo para un Gargantúa que se estrenó en condiciones en las fiestas de 1923, y que debía haber estado para el Día de Olarizu de 1922. Pero, hasta llegar a su estreno, hubo casi dos años de debate y de trámites.
Copia a Guernica
Guernica y Bilbao ya tenían su 'Tragantúa' o 'Gargantúa' desde hace años, y Vitoria también quería el suyo. En junio de 1922 el pleno del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz aprobó su construcción, con la intención de estrenarlo en Olarizu de ese año "en la tradicional fiesta del mojones". En la moción que aprobó el Ayuntamiento, la Comisión de Festejos pedía la "adquisición de un Tragantúa semejante a los muy bonitos que existen en Bilbao, Guernica, etc".
E insistía: "Se trata de un espectáculo entretenido del que disfrutan grandes y chicos, y no hemos de dudar ni un solo momento" en su adquisición. En aquel Ayuntamiento 16 concejales votaron sí a su compra y cinco votaron que no: Ortiz de Anda, Fernández de Troconiz, Lopez Aberasturi, Fernández Erenchun y Madinaveitia. Entre las razones del no algún concejal discutía que era prioritaria la reparación de una calle, por encima de comprar al gigantón traganiños.
La Casa Basterra de Bilbao, que había hecho el Gargantua de Guernica, fue la adjudicataria de esta actuación. Un año antes, en junio de 1921, el Ayuntamiento había pedido a esta casa presupuesto para realizar un Gargantúa "exactamente igual" al que ya existía en Guernica. Es decir: Vitoria no quería un Gargantúa original, quería una copia del de Guernica. Vitoria también pidió otro presupuesto a una empresa de Madrid encargada de Juguetes y Artículos de Carnaval: Losada & Cía. Pero esta empresa le insistió en que no podía hacerlo con tanta premura.
"Perjudicial para los niños"
En julio de 1922, cuando el Gargantúa ya estaba aprobado y los telegramas entre Ayuntamiento y Basterra eran constantes, el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz escribió preocupado al de Bilbao. Y es que en la villa corrió aquellos días un "dictamen médico" que consideraba el Gargantúa "una diversión perjudicial para los niños".
El alcalde de Vitoria pedía al de Bilbao: "Le agradeceré tenga la bondad de remitirme copia del dictamen por ser ahora de aplicación para los festejos que se proyectan celebrar en esta ciudad" de Vitoria. Aquel dictamen, sin embargo, no frenó para nada la construcción del Gargantua, que ya se había encargado a la Casa Basterra. Casa Basterra era, por cierto, una casa especializada en cuestiones religiosas: Altares, Púlpitos e Imágenes Religiosas.
El Gargantúa costó 4.915 pesetas y su carruaje otras 1.100 pesetas
Vitoria sí dejó claro desde el principio que el carro se construiría en esta ciudad. Es decir: por un lado se construyó en Bilbao la figura y por otro el carruaje, que el Taller de Sabino Andueza y Cecilio Urbina presupuestó en 1.100 pesetas (6,6€). Estas 1.100 pesetas se sumaban a los 4.915 pesetas que pagó el Ayuntamiento mediante un cheque a la Casa Basterra por la figura. El carruaje viajó unos días antes desde Vitoria a Bilbao, para una vez allí ensamblar el cuerpo del gigante y poder trasladarlo a Vitoria-Gasteiz.
El dinero para el Gargantúa salió de otras partidas municipales. Así, se destinaron 2.000 pesetas del sobrante de la compra de instrumentos para la banda Municipal, y otras 1.150 pesetas para la compra de una bomba-automóvil. Pero también Mariano San Miguel cedió los derechos de la edición y venta de la partitura Celedón (1 peseta) para contribuir a la compra del Gargantúa.
Reconstrucciones
El Gargantúa de hoy no es el de 1923, pero sí una réplica casi exacta. A lo largo de los años se ha modificado su cabeza, se ha cambiado el carruaje y también sus vestimentas. Sin embargo, conserva el mismo aspecto y las facciones en su cara hoy en día son las mismas que las que tenía en 1923.
Los nuevos materiales están adaptados a los tiempos, igual que los gigantes y cabezudos. Hace décadas que los bueyes no arrastran al gigantón. Durante muchos años fue un tractor y, ya en la última reforma, se integró el carro en una camioneta. Su estructura interior sigue siendo la misma: unos ojos articulados, que se mueven al bajar la 'lengua' del gigantón. Y, mientras tanto, el pequeño se desliza por un tobogán de madera hasta salir por el culo de Gargantúa.
Por cierto que el Gargantúa de Vitoria también ha viajado. Y de hecho este gigantón fue quien comió a los niños de Bilbao en su primera Aste Nagusia en 1978, por el mal estado de su pariente bilbaino. Gargantua también fue protagonista un 27 de abril en la llamada 'Comida del Gargantúa'. Fue un preludio de la Tamborrada, en el que en 1956 las sociedades gastronómicas pasearon junto al gigantón.
En los 2000 Gargantúa sufrió su última remodelación, y entre ellos se construyó un nuevo capazo, sobre el que está sentado el propio gigante. El cestero Juan Unzueta (fallecido hace ahora tres años) fue el encargado de construir este cesto gigante de madera de castaño. Una elaboración artesanal por parte de Unzueta, natural de Durango. En esta imagen se le puede ver elaborando el citado cesto.
Las crónicas de la época
A continuación puedes ver la previa del 5 de enero y la crónica de la Cabalgata, recogidas por el diario La Libertad. El Archivo Municipal mantiene ejemplares de aquellos periódicos, y aquí puedes ver cómo se narró la llegada de Gargantúa por parte de Ángel Eguileta, y la posterior crónica del día de Reyes.
- Columna de Ángel Eguileta, 'Un aldeano' en La Libertad del 5 de enero de 1923
- Crónica de la cabalgata de reyes del 6 de enero, publicada el 8 de enero en la Libertad:
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