"La picadura de una garrapata casi me mata"

13 agosto, 2020

La mayoría de picaduras de garrapatas son inofensivas, pero un pequeño porcentaje puede complicarse, incluso ser letal

El vitoriano Javier Mena nunca olvidará el verano de hace tres años. La picadura de una garrapata casi le provoca un paro multiorgánico. "Tardaron semanas en descubrir de qué se trataba", cuenta.

Todo comenzó uno días antes de sus vacaciones, "me empezó a doler la espalda, por lo riñones. Era como si la tuviera dormida", recuerda. Tras varios días así, acudió al médico de cabecera, que le diagnosticó una lumbociática. Mena se marchó de vacaciones a Laredo, pero la cosa empeoró. "No podía estar tumbado, tenía que dormir sentado en una silla". En Cantabria volvió al médico y el diagnóstico fue el mismo.

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"Cuando ya llevaba dos semanas sin dormir y viendo que la cosa empeoraba cada día, fui a Txagorritxu, pero me mandaron para casa porque no me veían nada", cuenta. Javier comenzó entonces a ver borroso, era incapaz de leer o conducir. "Volví a Txagorritxu y me ingresaron. Me hicieron mil pruebas, escáner, resonancia, etc., pero todo estaba bien", explica. Tras más de una semana ingresado, la médica decidió darle el alta, pero él se negó a salir del hospital sin un diagnóstico.

Esa misma noche la cosa empeoró, "se me cerró el párpado y se me cayó el labio. Fue entonces cuando dieron con el dignóstico, enfermedad de Lyme. Vamos, que me había picado una garrapata", cuenta. Para entonces la infección le había llegado ya al hígado y a la válvula del corazón, "llegan a tardar un par de días más y no lo cuento", afirma.

20 días pasó Javier con antibióticos para terminar con la infección. Afortunadamente, no le han quedado secuelas y en todo este tiempo ha podido ayudar a un par de amigos que comenzaron con los mismos síntomas. En muchos casos la enfermedad se vuelve crónica tras un diagnóstico tardío.

Más garrapatas este año

La lluvia y el escaso mantenimiento de las zonas verdes debido a la pandemia ha aumentado tanto el volumen como la altura de la hierba, mejorando así las condiciones para la proliferación de las garrapatas. Además, tras el confinamiento y la llegada del verano, los paseos por zonas naturales también han aumentado.

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Es importante saber que la garrapata dispone en su saliva de una sustancia anestésica, por lo que normalmente no solemos notar que nos ha picado y ello hace que muchas veces tardemos en descubrir que está adherida a nuestra piel. Se recomienda extremar las medidas de prevención en caso de transitar por zonas de hierba alta o campo:

  • Utilizar un repelente adecuado sobre la piel y la ropa
  • Utilizar ropa clara, gorra y colocar los calcetines por encima de los pantalones
  • Caminar por senderos y evitar hacerlo entre arbustos altos u otro tipo de vegetación
  • Al regresar a casa, revisar tu cuerpo y el de los niños (cabeza, axilas, orejas, ombligo, piernas, etc.)
  • Lavar a alta temperatura la ropa utilizada

En el caso de los animales, y en especial de los perros, se deben extremar las precauciones en las salidas al campo y se aconseja realizarles una revisión exhaustiva tras el paseo. Lo mejor que puedes hacer para evitar las garrapatas es un buen plan preventivo antiparasitario.

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Si finalmente se detecta la presencia de alguna garrapata, tanto en personas como en animales, debe retirarse rápidamente de la piel con cuidado y con la técnica adecuada.

  • No hay que arrancarlas bruscamente porque aumenta el riesgo de que transmitan enfermedades.
  • Acude a un centro sanitario para la extracción de la garrapata
  • En caso de no poder acudir a un centro, sujeta la garrapata con una pinza de boca estrecha, agarrándola por la cabeza, ya que si exprime el cuerpo puede inyectar sus fluidos en el interior de la herida. Tira suavemente y con firmeza hasta conseguir su extracción. Desinfecta la herida.
  • No uses aceite, fuego, acetona ni alcohol para extraerla ya que puede sentirse agredida y expulsar fluidos.