El mejor entrenador de la historia del Baskonia se ha ido hoy por la puerta de atrás. Dos ligas, una F4 y tres Copas del Rey tienen su firma. Dusko Ivanovic ha tenido que abandonar el banquillo baskonista en un necesario revulsivo para buscar el alma que este equipo parece haber perdido. Atrás quedan más de nueve temporadas, en dos etapas distintas, con más alegrías que decepciones.
En el verano del 2000 Querejeta recurría a un entrenador balcánico, que había logrado el triplete con el Limoges, para dar un nuevo paso adelante en el proyecto Baskonia.
El Baskonia empezaba a querer títulos y la filosofía de trabajo encarnada por Dusko parecía encajar a la perfección en la filosofía baskonista. El primer año de Dusko en Vitoria será recordado por asaltar las canchas griegas de Olimpiakos, Peristeri y Paok, para plantarse en una mágica final a cinco partidos contra una Kinder de ensueño. La calidad de ese Baskonia era incuestionable, pero Dusko consiguió convencer a todos sus pupilos, y a todo Vitoria, de una cosa: "Cansancio no existe".
Tras la primera gran temporada Dusko se metió a la afición en el bolsillo. Una filosofía basada en el trabajo y el sacrificio que, además, daba buenos resultados. Los buenos resultados se sucedieron con el montenegrino en el banquillo durante la primera etapa. El doblete de Liga y Copa en 2002, la copa de 2004 y, sobre todo, la primera presencia baskonista en una Final Four, convirtieron a Ivanovic en el mejor entrenador baskonista de la historia.
Porque Dusko creció con el Baskonia, pero el Baskonia sin lugar a dudas creció con Dusko. Un entrenador adaptado fielmente a la filosofía baskonista, dueño en todo momento de la situación y fiel a su estilo de juego, pese a quien le pese. Un entrenador que vive por y para el baloncesto, y que se ha labrado esa fama de Sargento de Hierro.
El final de su primera etapa como baskonista acabó de la peor forma posible, con la aparición de un Alberto Herreros que chafó la segunda liga y la despedida de Dusko camino a Barcelona. Desde entonces Dusko y el Baskonia vivieron caminos paralelos. La filosofía de Dusko no parecía encajar en Can Barca, y el entrenador acabó siendo despedido tras la fractura con la directiva, aficionados y jugadores.
Mientras, en Vitoria, Querejeta no acabó de encontrar un sustituto en el banquillo adecuado. La sombra de Dusko era alargada y Pedro Martínez, Peras, Boza, Natxo Lezcano y hasta Spahija tuvieron que soportar continuas comparaciones.
Pero entrenador y presidente aprovecharon la segunda oportunidad para volver a encontrarse, lo que se tradujo en una Copa y una Liga, pero que también ha supuesto un bajón en Euroliga. El Baskonia no ha vuelto a una F4 y va camino del segundo año sin clasificarse ni siquiera para el TOP16.
En el ejercicio 2009-10 el Caja Laboral fue apeado de la F4 a manos del CSKA (3-1), en una temporada en la que, hasta ese momento, el Baskonia ya empezó a dar síntomas de inconsistencia. Sin embargo, una vez fuera de la Euroliga, el equipo resurgió echando mano de esa mentalidad granítica y elevó su juego hasta el límite de alzar una liga que tenía un incontestable dominador, el FC Barcelona, por un contundente (3-0). Aquel 15 de junio de 2010, de la mano de San Emeterio, el Baskonia escribía su capítulo más dulce y maravilloso de su historia reciente. Fue uno de los últimos episodios en los que la mentalidad Dusko impregnó al equipo, y a la ciudad entera, para tocar la gloria. La frase "la realidad a veces supera a los sueños" puso el sello marca de la casa.
Al año siguiente, el Maccabi fue el encargado de vencer al equipo en el paso previo a la F4. De nuevo un (1-3) que llegó después de desperdiciar el segundo partido con factor cancha en Vitoria. El Maccabi, con una canasta en el último segundo, empató una vibrante serie en la que el Baskonia expiró en el Nokia Arena después de sucumbir en los dos encuentros siguientes. Fue la última vez que el equipo alcanzó esas cotas en Europa. A partir de ese momento el derrumbe en la calidad del juego tuvo mayores consecuencias en la Euroliga que en la Liga doméstica, quedando fuera del TOP16 por primera vez en la historia.
El Caja Laboral se agarra ahora a las matemáticas para exprimir sus últimas oportunidades de convertirse en uno de los 16 mejores de Europa. Algo que ocurrirá con un nuevo inquilino en el banquillo.
La marcha de Dusko hoy quizás nos duela. Pero en nuestra memoria queda lo ya conseguido. ¡Gracias Dusko!
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