El plan para evacuar Vitoria ante un ataque nuclear en la Guerra Fría
El archivo de Álava conserva protocolos del franquismo que explicaban qué hacer en caso de catástrofe como epidemias, inundaciones, ataques atómicos o militares
Entre los miles de documentos que conserva el Archivo Histórico de Álava hay una carpeta que no llama especialmente la atención: Plan de trabajos - Ciclo 69. Dentro hay numerosos documentos, fechados entre 1962 y 1976, con el sello de la Jefatura Provincial de Protección Civil y el anagrama del águila franquista. Están escritos en plena Guerra Fría, durante el franquismo y comienzos de la transición. Y en ellos se detalla el plan a seguir ante una catástrofe o un hipotético ataque militar (y nuclear) a Vitoria: 'El plan básico de Guerra'.
Los documentos están fechados entre 1962 y 1983
Coordinadores divididos en las distintas calles de Vitoria, mandos y responsables asignados, planes de evacuación, recursos disponibles y refugios asignados a cada vecino de la ciudad. Son diferentes informes históricos que detallan las preocupaciones y la respuesta de los diferentes servicios: casi cien folios de protocolos. Organización y mando, rehabilitación de servicios públicos, servicio de propaganda o los objetivos más probables de la Vitoria de los sesenta son algunas de las claves de estas páginas. Las desempolvamos.
Objetivos
El informe situaba los principales objetivos militares de Vitoria en las zonas industriales. Y consideraba que para defenderlas, en caso de guerra, “se podría establecer un sistema de defensa aérea muy eficaz que disminuiría en gran parte el grado de vulnerabilidad de la provincia”. Estas defensas irían situadas en las zonas montañosas que rodean la Llanada. Una de las ventajas de la situación geográfica de la ciudad, según el texto.
Y es que este documento, fechado en 1976, ya en plena transición, llega a marcar los principales objetivos del territorio. Por orden de hipotética preferencia militar en aquella época:
- Zonas Industriales de Vitoria
- Zona industrial de Amurrio
- Zona industrial de Araia
- Embalses de Santa Engracia (Pantano de Villareal) y Zadorra (Pantano de Ullibarri-Gamboa)
- Campamento Militar de Araca
Evacuar la ciudad
El informe elogia las conexiones de la ciudad para una eventual evacuación: “una amplia y bien cuidada red de carreteras". Así como el hecho de estar “atravesada por el ferrocarril Madrid-Irun”. Todo ello facilitaría la “evacuación a las zonas de seguridad en breve espacio de tiempo", explica. Y también "el establecimiento de localidades aptas para bases de Socorro”.
Las conexiones por carretera y tren facilitarían una evacuación de la ciudad
En caso de ataque, la evacuación sería “normal o radial” y “preventiva” , en el caso de la ciudad. Y "parcial" en las zonas industriales. El objetivo consistiría en alejar la mayor parte de sus habitantes del peligro aéreo. Cuando se tratase de las zonas afectadas por los pantanos la evacuación sería "total", puesto que el peligro de inundación "afectaría a toda la población”, explicita. Dichas zonas de evacuación y seguridad aparecen marcadas en el siguiente mapa, conservado entre los informes.
Los 158 mil habitantes de Vitoria, según el cuadro, serían repartidos entre las localidades colindantes y no afectadas del territorio. Aparecen ordenadas alfabéticamente desde Aramaiona hasta Zambrana, con los vitorianos que podría acoger cada una de las localidades. Precisamente uno de los cuadros indica que la capacidad receptiva de estos pueblos no era total: tan solo 96.409 personas. Las bases de socorro para Vitoria se ubicarían en Murguia, Nanclares, Treviño, Maeztu y Alegría.
Industria, clave "para la defensa nacional"
El mismo apartado indica que las principales instalaciones industriales del territorio deberían tener organizado un sistema de autoprotección. “Por su importancia para la defensa nacional”, argumenta el texto. Entre ellas en Vitoria: Mevosa (automóviles), Forjas (acero), Michelin (neumáticos), Gabilondo & Cia (armas cortas), Explosivos alaveses (explosivos de guerra y cargas), Aranzabal (acero), Echevarría Hermanos (conductores eléctricos), Pirotecnia Lecea (señales militares y civiles) y Engranajes y bombas (recambios y accesorios de automóvil).
También indica la importancia de Talleres Amurrio (material ferroviario), Tubos del Nervión (tubos de acero) o Lázaro Ituarte (fundición), en Amurrio. Y Ajuria y Urigoitia (aceros y hierros) o Siderurgia Albéniz (laminación en caliente), en la zona industrial de Araia.
Propaganda
Una las de claves ante un evento inesperado es el mensaje transmitido. Y Vitoria tendría el mensaje bajo control. En los documentos aparecen enumerados con nombres y apellidos los periodistas y redactores de la época, los medios de comunicación a los que pertenecían y la potencia y alcance de estos medios y radios. “El periódico local es el Pensamiento Alavés, diario de la tarde, cuyo director es el Jefe del Servicio de Propaganda”, detalla un párrafo. También hace alusión a 'La Voz de España', 'El Correo' y 'Gaceta del Norte'. Y a las emisoras de radiofónicas 'Radio Álava' y 'Radio Vitoria'. Se llega a decir de ellos: “No se ha encontrado dificultad y todos han cooperado en los momentos oportunos con artículos dirigidos”.
Los medios de la época jugaban un importante papel que animaba a informarse sobre la protección ante un ataque
También las salas de espectáculos, cines y teatros o empresas publicitarias aparecen citados y desglosados en el documento. Y hasta los distintos colegios de Vitoria. Cabe pensar que por su importancia a la hora de transmitir los mensajes del régimen. "Se nota que el Instituto Nacional va aumentando el número de alumnos", llegan a anotar.
Los documentos detallan además “los actos de propaganda sobre protección civil y armas atómicas” llevados a cabo en los distintos espacios. La proyección de una película de 45 minutos en los 'Salones de Cultura de la Caja de Ahorros', a la que asistieron 145 personas, es alguno de estos ejemplos. Pero también diferentes artículos "dirigidos" y conferencias públicas.
De hecho, este mismo documento explica que hubo un debate interno entre hacer público a la prensa o no estos planes. Finalmente el Segundo Jefe Local decidió no hacerlo, "invocando el artículo 79 de las Normas del Servicio de Organización y Mando". Y es que ni los propios jefes de servicio, a tenor de lo que indica el documento fechado en 1962, eran conocedores de la totalidad de estos planes. "Sería conveniente que esas 'intervius' se celebren marcando la Dirección qué es lo que se puede decir", advierte uno de los párrafos.
Organización y mando
En caso de catástrofe la jefatura local quedaría al mando de Luis Ibarra Landete, quien fuera alcalde de Vitoria durante la dictadura franquista. Y a quien se refieren en el plan como el 'Comandante de la Intendencia en Reserva'. El puesto de mando de la jefatura se situaría en la manzana 414, en el refugio 414-2. Si bien se han perdido los mapas a los que hacían referencia, este probablemente se situaría en la propia Casa consistorial, por las referencias que en el documento se hacen a los recursos materiales del propio Ayuntamiento.
La radio del Ayuntamiento (que contaba con grupo electrógeno) estaría en contacto con una radio en moto situada en el monte Olárizu. Y la radio de la Guardia Civil, según detalla el documento, se trasladaría a Uzquiano. De esta forma se pretendían asegurar las comunicaciones por radio, que ya preveían en el documento, quedarían interrumpidas por el corte del suministro eléctrico. "Hay que suponer que después de un ataque la corriente eléctrica desaparecería”, especifica uno de los párrafos.
En el informe se llegan a enumerar todos los transportes disponibles de la jefatura local: autobuses, camiones, coche y motos. Y detallan qué asignarían a cada sector y subsector, por si fueran necesarios para una evacuación.
En dicha evacuación participaría el 'Servicio de Orden'. Su misión además de "colaborar con las columnas de evacuados, prestar servicio a los accidentes y cuidar de los aparatos transmisor-receptor", sería vigilar a los propios vitorianos. Existía miedo de que los sentimientos del momento causarán aún más estragos. "Vigilancia de lo población civil inerte ante sus reacciones ante las calamidades y dando cuenta a la Autoridad si sus comentarios pudieran influir en la moral del resto de la población", especifica un párrafo.
El objetivo del servicio de orden durante el ataque sería: "Acatar todas las órdenes, evitar precipitaciones, que se dirijan a los refugios con el mayor orden y rapidez posible". Y si el ataque fuera nocturno, "apagar luces para evitar pillajes, después comprobar daños sufridos". Además han de velar de que en las casas de acogida "sean tratados familiarmente y no como extraños".
Los vitorianos, responsables de sus vecinos
Vitoria quedaba dividida en 4 sectores, 8 subsectores y 123 grupos de casas. Y se nombraba a un responsable de cada uno de ellos. Son cientos de nombres de ciudadanos, organizados por manzanas. Aunque no los detallamos en este artículo para preservar su intimidad. Y es que estos 'voluntarios' eran elegidos, en muchos casos, por su vinculación al régimen o por amistad con personas vinculadas al mismo.
Por ejemplo, para el grupo de casa con número ‘324’ el responsable sería Victor V. U., con domicilio en la calle Magdalena 3. Por encima de él se encontraría el jefe del subsector 32, Jesús A. M. M., con puesto de mando en la manzana 327. Y por encima, el jefe de sector número 3: José María O. G., abogado de la Cámara de la Propiedad. De esta forma se aseguraban tener toda la ciudad bajo un mando muy detallado y pormenorizado por manzanas en caso de catástrofe mayor.
La calle ‘Errecaleor’ y Avenida de Olárizu tendrían que ser completamente evacuadas “al menor peligro” por su “cercanía con la Campsa”. Y por cada sector se especifican además recursos de sanidad, incendios, orden, salvamento y “defensa atómica”. Todos los grupos contaban además con un refugio al que acudir. “Todos los puestos de mando de Sector y Subsector y servicios dependientes de los mismos tienen su correspondiente refugio”, explica el texto.
Quedaba desierto el mando del grupo de casas número 124 y 125, entre la calle Antiguo Seminario y Cantón de San Francisco, por “ser fondas de moralidad algo sospechosa”. Resultó “difícil encontrar jefe” ironiza el documento. Y es que entre los cientos de nombres que aparecen en los documentos no se encuentra el de ni una sola mujer.
Reclutamiento
El apartado 'Servicio de reclutamiento' especifica que el personal que se podría unir a las "fuerzas armadas" constaría de unos 7.371 vitorianos. Todos ellos quedarían repartidos entre las secciones de 'mando', 'orden', 'propaganda', 'reclutamiento', 'transmisiones', 'defensa del patrimonio artístico'. También de 'evacuación disponible y albergues', 'sanidad y defensa biológica', 'salvamento','incendios', 'defensa atómica y química' o 'rehabilitación de los servicios públicos'.
7.371 vitorianos dispuestos a unirse a las fuerzas armadas
Este mismo documento explica que el reclutamiento del personal que aparece en los informes comenzó “con los miembros del partido”, alrededor de ochocientos, explica uno de los epígrafes, y todos ellos excombatientes. Si bien, se encontraron con un problema: una gran mayoría por su profesión y empleo, serían parte del servicio de Protección Civil. Por lo que se procedió al reclutamiento directo: los jefes de servicio eligieron a su personal, los jefes de sector y subsector a los de manzana. Los jefes de sector a los jefes de orden, y estos últimos a sus agentes. Además, el documento detalla “que se dio mayor colaboración entre la gente de mejor posición social y cultura”.
"Mayor colaboración entre la gente de mejor posición social y cultura"
Aquellos que elaboraron el plan tuvieron a bien “reunir en este Servicio personas trabajadoras y decididas”, explican. Y se jacta el documento de responsables de toda clase. “Hay desde millonarios a empleados, pero todos con interés. Como es lógico no podían faltar apellidos señeros como son los: Buesas, Verastegui, Alfaro, Miñón, Sanchiz y tantos otros”, llegan a señalar.
"Una guerra de tipo nuclear"
Y es que lo que preveía uno de los informes, bastante catastrofista, era una bomba nuclear en la ciudad. "Es de suponer que la ciudad de Vitoria, ha de sufrir el efecto de una bomba de un megatón". La contundencia de la frase, que abre el documento y está explicitado a modo de "creación de ambiente", es el preludio de una serie de indicaciones logísticas sobre los recursos sanitarios disponibles en la ciudad.
Fechado el 28 de febrero de 1970, en este documento se detalla además el itinerario que habrían de seguir desde las bases de socorro hasta Vitoria, y el número de personal en cada hospital de la ciudad. Y añade que las bases de socorro previstas se situarían en Acilu, Villareal, Murua, Zuazo, Treviño, Pobes, Albaina y Maeztu. En el siguiente mapa se puede consultar un croquis de la hipotética evacuación de la ciudad. Y la ubicación de los "albergues provisionales".
Uno de los documentos, fechado de 23 de noviembre de 1963, llega a considerar a Vitoria “de 3ª clase”, refiriéndose a la evacuación, aunque no deja del todo claro a qué se refiere con dicha calificación.
Refugios
Esta es una de las claves, porque a lo largo de los documentos se hace referencia a refugios en la ciudad, de los que sin embargo no queda ninguna constancia ni mapa. Se menciona un plano que lamentablemente se encuentra desaparecido. Y la construcción de un refugio nuclear en el edificio de Telefónica de General Álava que quedó paralizado.
En la época de la Guerra Civil era habitual utilizar como refugio sótanos de iglesias, colegios o viviendas, aunque en este documento no se hace ninguna referencia al respecto. De hecho, este apartado llega a hacer un estudio de la geología del terreno de la ciudad. Y explica que cualquier construcción de refugios subterráneos es dificultosa, por las “las aguas freáticas y la red de alcantarillado”. La única zona libre de estos problemas es el Casco Viejo: por la facilidad de alcanzar cota negativa, por el acceso a través de cantones y por la ausencia de agua subterránea. Pero añaden un importante ‘pero’: “La dureza del suelo obligaría a usar dinamita”.
De hecho, en Facebook es posible encontrar un documento curioso, fechado en mayo de 1944: un plano de un refugio antiaéreo en la zona de Aldabe. No ha sido posible averiguar más del plano, y los descendientes del propietario que aparece citado en él desconocían tal documento. Por lo que no queda claro si se llegó a construir o simplemente quedó en proyecto.
Recuperar los servicios cuanto antes
Recuperar la normalidad ante un evento inesperado es otra de las claves. Y Vitoria también contaba con protocolos para ello. Uno de los documentos especifica los mandos responsables de la recuperación de servicios de agua, redes eléctricas. alcantarillado, estaciones ferroviarias y pavimento. El documento disponía que en caso de “bombardeos o ataques aéreos” se producirían daños en los servicios “de utilidad pública”. Y detalla los mandos, subalternos y efectivos responsables para restablecer cada servicio, además del protocolo a seguir para ponerlos de nuevo en marcha.
Junto a estos documentos se conserva un histórico de mediciones de radioactividad en Álava. Se realizaba en el cuartel de la Guardia Civil de Villareal, y en él constan todas las mediciones diarias durante 1983.
Aún quedan por investigar más detalles de estos documentos. Y por aparecer el mapa con la localización exacta de los refugios en la ciudad. ¿Existe en la actualidad un plan de evacuación similar? Desde el Ministerio de Defensa no dan ninguna pista al respecto. "No entramos en hacer valoraciones sobre hipótesis o supuestos futuribles", argumentan. Confiemos en que nunca sea necesario averiguarlo. Y que siga siendo tan solo una hipótesis.
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