Historia de nuestros bares y cafeterías: cambios sociales desde 1900 hasta hoy
A comienzos del siglo XX los bares eran para obreros y la cafetería para la élite, pero los hábitos fueron cambiando y hoy hay tantos bares distintos como tipos de personas
Como dice la canción de Gabinete Caligari: “Bares, que lugares, tan gratos para conversar…”, para divertirse, para descansar, para discutir o para otras muchas cosas. Los bares y cafeterías de Vitoria-Gasteiz son punto de encuentro de personas y uno de los lugares de socialización por excelencia. Existen casi tantos tipos de bares como tipos de personas que los frecuentan.
Los bares y cafeterías de Vitoria han reflejado los cambios de los gustos y tendencias de cada época. Desde los antiguos cafés tertulia de finales del siglo XIX y principios de los XX, a las cafeterías de los sesenta y setenta hasta los actuales gastro-bares. La hostelería es el reflejo de las modas de cada momento.

Aspecto de la terraza del Café Suizo en 1956. En su lugar hoy en día se encuentran las oficinas centrales de Laboral Kutxa en Vitoria-Gasteiz. AMVG.
Hacia 1900 los bares y tabernas que proliferaban por las calles del Casco Viejo eran para una clientela de clase trabajadora: solían ser en su mayoría locales de reducido tamaño. Por el contrario, en el Ensanche burgués se situaban los cafés más modernos y amplios, decorados en muchas ocasiones con gran detalle, que invitaban a largas tertulias. Café Moderno, Café Suizo o Café Iruña (plaza del Arca) eran algunos de estos cafés.
Durante las primeras décadas del siglo XX la hostelería vitoriana vivió ajena a importantes transformaciones. Seguía la dicotomía entre bares y cafés: cada cual con su público diferenciado. Pero en los 50, al igual que otros aspectos de la ciudad, los locales hosteleros vivieron su propia revolución. Los viejos cafés y algunos de los bares situados en el centro de la ciudad dieron paso a nuevas cafeterías de barra de aluminio y decoración moderna. Era la moda que llegaba de Estados Unidos.
De esta época son algunas cafeterías como Acuario, Ilo-Ilo o Napoli, que se situaron en las calles más céntricas de la ciudad. Se convirtieron en el lugar predilecto para tomar el aperitivo a mediodía o merendar a media tarde por vecinos de la zona o de otras partes de la ciudad que acudían al centro de compras, a hacer gestiones, a dar una vuelta o ir al cine.
Los viejos cafés del Ensanche fueron desapareciendo progresivamente durante los cincuenta y sesenta. Pero los bares del Casco Viejo resistieron mejor las nuevas modas, en algunos casos modernizándose y en otros manteniendo su solera particular. Con el crecimiento de la ciudad, a las tradicionales zonas de “poteo” del Casco Viejo se fueron uniendo nuevas en otras zonas.
Bares en los barrios
El entorno de las principales calles de los barrios surgidos durante los sesenta y setenta vieron abrir nuevos establecimientos. En ellos se hacía la tradicional “ronda” entre semana y sobre todo los fines de semana. No era necesario desplazarse al centro: Casa Manolo, Gol o la Amapola en Zaramaga, Jandrín en Ariznabarra, Los Manueles y Jul-Tom en Sancho el Sabio son algunos ejemplos de estos establecimientos.
A finales los setenta y sobre todo en los ochenta, muchos bares del Casco Viejo dejaron de ser solo un establecimiento de “poteo” para convertirse en bares en los que salir de noche.
Desde la década de los noventa las grandes cafeterías fueron desapareciendo de la misma manera que lo hicieron los viejos cafés de principios de siglo anteriormente. En algunos casos fueron transformadas y adecuadas a los nuevos gustos. Otras cerraron y fueron sustituidas por nuevos locales: la cafetería Acuario dio paso al primer Mc Donald’s de la ciudad. Un tanto irónico pensar que aquellas cafeterías inspiradas en la modernidad de los Estados Unidos de los años cincuenta, años más tarde serían sustituidas por otra modernidad, también procedente de Estados Unidos, como son los establecimientos de comida rápida.
En los últimos años han surgido nuevos tipos de locales como los gastro-bares inaugurados en la reformada Plaza de Abastos o especializados en productos concretos como cervezas que responden a la necesidad de adaptación del sector a los cambios en gustos de la gente.
En el caso del Casco Viejo muchos establecimientos han sabido adaptarse para poder dar un servicio a lo largo de todo el día, sobre todos los fines de semana. Desde el mediodía, pasando por la comida y el incipiente “tardeo” hasta la noche. Una capacidad de adaptación e incluso de reinvención que se ha visto ha visto más acentuada estos últimos meses como consecuencia de la pandemia. Sin embargo, pese a los cambios, los bares seguirán siendo lugar de encuentro, de esparcimiento y socialización cuando la normalidad vuelva a nuestro día a día.
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