Los jóvenes vascos se emancipan a los 30 años

10 marzo, 2015

La precariedad en los sueldos limita las ganas de abandonar el domicilio paterno

Alquiler vivienda vacía alokabideLa juventud vasca tiene que esperar hasta los 30 años para emanciparse del domicilio paterno y empezar a vivir por su cuenta. Este hecho contrasta con su mayor confianza en el futuro en el resto de aspectos, aunque la situación actual obliga a retrasar su salida de casa de los padres.

Ésta es una de las conclusiones del segundo informe sobre "Expectativas Juveniles", elaborado por el Observatorio Vasco de la Juventud a través de 1.512 encuestas telefónicas a jóvenes de entre 15 y 29 años.

Igual que los mayores, están satisfechos de su situación, valoran con 62 puntos sobre 100 el momento presente y dan más importancia a la salud y la familia que al trabajo y el dinero.

Con la recuperación económica, sus expectativas han mejorado: un 74 por ciento, diez puntos más que hace un año, cree que el futuro será mejor; suben al 60 por ciento las perspectivas de encontrar empleo, y al 56 por ciento las de encontrar un trabajo acorde con su formación.

El mayor desajuste con esa satisfacción general surge en lo relativo a la emancipación. Ha subido al 82 por ciento la cifra de jóvenes vascos -los encuestados, de 15 a 29 años- que se quieren ir de casa, y hay un 75 por ciento que cree poco probable que en el plazo de un año se puedan independizar.

Además, un 14 por ciento estima que en el futuro tendrá que emigrar a trabajar en el extranjero en contra de su deseo. La cifra ha bajado, pero más por el hecho de que los jóvenes asumen cada vez más el que tendrán que ir al extranjero para trabajar y ya no se oponen a ello.

El director de Juventud, Jon Redondo, ha comentado sobre este hecho que "no es un fracaso que salgan al extranjero, puesto que a la vuelta, transfieren sus conocimientos a Euskadi. El fracaso es si no vuelven, porque ahí la inversión se pierde".

En Dinamarca, los jóvenes menores de 29 años que viven con sus padres representan el 16 por ciento; en Euskadi, el 77 por ciento. De media, en Suecia y Dinamarca, los jóvenes se van de casa a los 20-21 años, en Euskadi, a los 30. Son diez años de diferencia que son bastante más que una cifra: "Si se emancipan a los treinta, la familia y los hijos se eternizan, y si no tienen hijos y sin salarios dignos, es difícil mantener el estado de bienestar, porque alguien lo tendrá que pagar. Es un problema de la sociedad, no solo de la juventud", ha comentado Jon Redondo.

Hay tres factores que inciden en la emancipación de los jóvenes: la educación, el empleo y la vivienda. En el primero, Euskadi está bien, con una baja tasa de abandono escolar y una alta cifra de estudiantes de educación superior.

El problema más grave está en el segundo, con una tasa de paro juvenil del 28 por ciento. El tercer factor también influye: Se recomienda dedicar un máximo de un 40 por ciento del sueldo a pagar la vivienda.

Con esas cifras y los niveles salariales mileuristas que hay actualmente, los jóvenes podrían pagar como mucho cuatrocientos euros para el alquiler o comprar una casa de noventa mil euros. Ambas cifras suponen la mitad de lo que cuesta la vivienda ahora en el mercado, así que la única solución es compartir piso.