La cebada puede con el cambio climático

25 enero, 2012

Un estudio de la UPV prueba que el primer cultivo por superficie de nuestra provincia tiene mayor resistencia ante el aumento de CO2

El recrudecimiento de los periodos de sequía es una de las principales consecuencias del cambio climático, que afecta especialmente a los cultivos. Sin embargo, la bióloga de la UPV/EHU Anabel Robredo ha comprobado que, al menos en el caso de la cebada, el propio cambio climático le ofrece mecanismos de resistencia ante la falta de agua.

La cebada es el primer cultivo en Álava por superficie. Y algunas especies como la cebada de malta para cerveza tiene el 10% de la producción estatal en Álava.

La sequía está provocando también un aumento notable de la concentración de CO2, un gas que, paradójicamente, proporciona a esta planta unas características con las que conseguiría paliar los efectos de la sequía. Su tesis se titula Mecanismos fisiológicos de respuesta de la cebada al impacto de la sequía y el elevado CO2: adaptación al cambio climático. Asimismo, varias publicaciones internacionales se han hecho eco de esta investigación.

El estudio se ha llevado a cabo mediante la imposición progresiva de sequía, determinando, además, la capacidad de estas plantas para recuperarse tras la falta de riego, tanto con concentración de CO2ambiental como con la prevista para el futuro.

Por lo tanto, aparentemente, una concentración mayor de CO2 coloca a las plantas en una situación ventajosa para afrontar periodos de sequía. “Si utilizan el agua más lentamente, la usan más eficientemente y pueden crecer durante más tiempo”, explica Robredo. Al menos, así lo ha podido verificar en el caso de la cebada. Los resultados muestran que, aunque la sequía perjudica, su efecto en la cebada es menor cuando se combina con una concentración elevada CO2. En comparación con una situación de nivel ambiental de este gas, su aumento hace que el contenido hídrico foliar y del suelo desciendan menos, las tasas de fotosíntesis se mantengan durante más tiempo, el crecimiento sea mayor y la asimilación de nitrógeno y carbono se vea menos afectada. Precisamente, la investigadora explica la importancia de mantener el equilibrio entre el nitrógeno y el carbono: “Tanto la toma de carbono como la asimilación de nitrógeno han aumentado de manera equilibrada”.

Por otra parte, al restablecer el riego en plantas de cebada mantenidas en sequía, se observa que su efecto revierte más rápidamente bajo elevado CO2, en la mayoría de los parámetros analizados.

No es extrapolable
Por lo tanto, bajo las condiciones de CO2 previstas para el futuro, las repercusiones negativas de la sequía derivada del cambio climático se retrasarían más, en comparación con la concentración actual de este gas. Esto, en el caso de la cebada, pero… ¿son estos resultados extrapolables a otras plantaciones? Según explica esta investigadora, no es tan sencillo: “Hay que tener cuidado, porque las distintas especies de plantas responden a veces de manera muy diferente, incluso contraria. Lo que sí podemos decir es que la mayoría de las especies vegetales tienden a usar el agua de forma más eficiente en condiciones de elevado CO2 y sequía, y que presentan un mayor crecimiento”.