La desconfianza hacia los políticos aumenta la resignación y el distanciamiento de los ciudadanos

23 noviembre, 2012

Aunque la participación ciudadana comienza a ser una práctica cada vez más habitual en las administraciones locales, algunas investigaciones han señalado que dicha práctica va pareja al surgimiento de un distanciamiento ciudadano respecto a las instituciones públicas y a un incremento de la desconfianza política. En este contexto, Noemí Bergantiños, doctora en Ciencia Política y […]

Aunque la participación ciudadana comienza a ser una práctica cada vez más habitual en las administraciones locales, algunas investigaciones han señalado que dicha práctica va pareja al surgimiento de un distanciamiento ciudadano respecto a las instituciones públicas y a un incremento de la desconfianza política.

En este contexto, Noemí Bergantiños, doctora en Ciencia Política y de la Administración por la Universidad del País Vasco, ha analizado en una tesis doctoral la desconfianza creativa en el marco de tres experiencias de participación ciudadana en dos periodos diferentes: en los últimos años de la transición política y en la primera década del presente siglo.

Según ha señalado la autora de la tesis, que se titula Democracia, participación y desconfianza. Escenarios de desconfianza creativa en procesos de participación local en la Comunidad Autónoma del País Vasco, el objetivo del estudio era “por una parte, ver si realmente la desconfianza política es un problema para la democracia, tal y como plantean algunos autores, y, por otra parte, y más específicamente, comprobar si los procesos de participación ciudadana permiten corregir esa desconfianza”.

Bergantiños ha escogido para su análisis tres experiencias de participación ciudadana, que, al haber tenido cierta continuidad en el tiempo, le han permitido comparar su desarrollo en dos contextos distintos; concretamente, en la transición política y en la actualidad. Dichas experiencias son las asambleas de barrio de Laudio-Llodio, el Consejo de Distrito de Rekalde (Bilbao), y el Consejo Municipal de Olarizu (Vitoria-Gasteiz).

Noemí Bergantiños explica por qué ha elegido esos dos escenarios: “He querido comparar esos dos periodos porque en ambos se puede observar cierto déficit democrático. En los últimos años de la transición, obviamente, no había una democracia formal, pero sí un discurso en torno a ese déficit democrático, y una petición de democracia, por así decirlo. En la actualidad, en cambio, sí hay democracia formal, pero también un discurso muy centrado en las insuficiencias y déficits de las actuales formas de democracia”.

Desconfianza creativa y desconfianza impolítica

Los resultados del estudio realizado por Bergantiños ponen de manifiesto las diferencias entre las formas de desconfianza en los últimos años de la transición y la actualidad: “El análisis demuestra que la desconfianza que había en aquellos años era una desconfianza creativa, de responsabilidad proactiva y desafiante, mientras que la forma de desconfianza actual acusa en ocasiones una tendencia impolítica”. Según aclara la propia autora, esa forma de desconfianza se traduce en posiciones de resignación y escepticismo, y en un importante distanciamiento entre la esfera social y la esfera política.

Teniendo en cuenta las conclusiones del estudio, Bergantiños opina que “al final, todos estos espacios de participación que tratan de profundizar en la democracia son positivos porque permiten a la gente tratar de transformar los elementos relacionados con el sistema político que critican; pero el desarrollo realmente positivo y transformador depende, por un lado, de la activación de esas formas positivas, y, por otra parte, también de unas instituciones que permitan que haya un impacto positivo y no se repriman las formas creativas generadas en los espacios de participación ciudadana”.