La Estación de Autobuses de la Calle Francia

29 marzo, 2021

Durante medio siglo el solar del museo Artium fue el apeadero de visitantes y viajeros

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Vitoria cuenta desde hace un lustro con una nueva estación en la Plaza de Euskaltzaindia. Una estación que sustituyó a otra provisional con más de 18 años de historia. Una estación la de Los Herrán que se construyó en esa ubicación para evitar problemas a los usuarios durante las obras de la nueva Estación Ibarrola, que comenzaron en 1993.

Estación Ibarrola iba a ser el nombre de la reformada estación de autobuses de Los Herrán. Una estación que iba a mantener su fachada exterior, y en el interior, además de un parking que hoy existe, iba a crearse una zona comercial. Una fórmula de financiación similar a la que se adoptó con la manzana de la Plaza de Toros. Sin embargo, los problemas de la constructora, que acabó quebrando, llevaron a renunciar al proyecto. En lugar de buscar una solución urgente se optó por mantener la estación provisional mientras se tomaba la decisión adecuada.

5 años después, en 1998, el Ayuntamiento derribó la fachada del edificio y peatonalizó la plaza ubicada enfrente. Esta urbanización creó además un conflicto posterior entre Diputación y Ayuntamiento cuando se abrió el Museo Artium. El arquitecto foral no consideraba adecuado  el color del firme y exigió su adecuación para que casase con el Museo.

La decisión de ubicar el Artium en el solar de la Calle Francia fue adoptada por el Gobierno de Félix Ormazabal, con Mikel Mintegui como Diputado de Cultura. La Calle Francia ganó sobre otras ubicaciones como El Mineral.

J.M.Parra. Abr1950. Estacion de autobuses

J.M.Parra. Abr1950. Estacion de autobuses

50 años de historia

La Estación de Autobuses de la Calle Francia se abrió en 1950, en un solar en el que hasta entonces se celebraba el Mercado del Ganado. Además, se puede decir que, en cierto modo, se trataba de una estación intermodal, dado que a apenas unos metros de allí, en la Calle Los Herrán, se encontraba la Estación del Vasco Navarro.

Pero la estación de autobuses fue un edificio con mucha historia, y que muchos vitorianos recuerdan con cariño. El Bar Autobuses fue un punto de encuentro único. En los bancos de la estación pasaban la jornada muchas personas mayores, observando el trasiego de autobuses de viajeros. Mientras tanto las palomas se arremolinaban a la entrada, en ese agujero que parecía destinado a un reloj inexistente.

Aún hoy son muchos los que lamentan el derribo de este edificio, una decisión que se tomó casi más por vergüenza que por lógica. El fracaso de la Estación Ibarrola fue el último punto negro del alcalde José Ángel Cuerda. Una estación que no iba a costar un duro a los vitorianos, pero que nunca vio la luz.