La historia de Vitoria-Gasteiz a través del agua

22 abril, 2019

Conocemos nuestra ciudad a través de sus ríos, arroyos, caños, fuentes y su acuífero

El turismo crece año tras año en Vitoria-Gasteiz y cada vez hay más formas de conocer la ciudad. Susana Añarbe, de Ainharbe Guías, nos guía por el camino del agua hasta nuestros grifos. Un recorrido lleno de curiosidades y datos interesantes que se puede reservar en el 618 306 771.

Vitoria-Gasteiz se asentó sobre una colina rodeada por dos ríos. El cauce Los Molinos (bajo la calle Francia) y el río Zapardiel (calle Siervas de Jesús), a los que se suma un acuífero subterráneo: reserva de agua que, cuando se satura, sale a la superficie en forma de balsas y ocupa gran parte del subsuelo de la Llanada Alavesa.

Este subsuelo obligó a construir la ciudad de una forma similar a la que se construyen localidades marítimas como Santander o Donosti. Obras como la de la Catedral Nueva de Vitoria-Gasteiz o el Palacio de Justicia fueron más complejas al realizarse sobre agua.

Embocinado río Zapardiel año 1961. Imagen cedida por el Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz

  • Problemas del acuífero

En el año 1973 se decidió no realizar nuevos enterramientos en el Cementerio de Santa Isabel, situado en el centro de la ciudad, y se construyó el Cementerio de El Salvador. Las tumbas por ley deben de estar dos metros y medio por debajo del suelo y se desaconsejó construir en esa zona debido a la gran cantidad de agua existente. Pero se desoyeron las recomendaciones de los geólogos, se excavó, se edificó el cementerio y cuando el agua toma su camino las tumbas se inundan. Fue entonces cuando se comenzó a enterrar en altura.

Hay visitas en castellano, inglés, euskera y francés

  • Los pozos

En el siglo XIX quedaban en Vitoria-Gasteiz 324 pozos de los muchos que hubo anteriormente. La ciudad contaba con 50 calles y estaban repartidos en 31 de sus calles, con lo que la ciudad se abastecía al completo tanto por el agua de los pozos como por el de las fuentes. En agosto se encontró en Cuchillería uno de estos pozos.

Hoy en día, muchos de esos pozos se encuentran diseminados por toda la ciudad y entre los mismos llama especialmente la atención el que se encuentra en la Calle Florida, bajo el mojón que marca el paso en su día de la N-1. Junto al mojón del punto kilométrico 351 se encuentra una rejilla que nos indica la situación de este pozo bautizado como "Pozo de las Ánimas".

Punto kilométrico N-I y pozo de Las Ánimas

Muy cerca está la plaza del Arca, lugar en el que arranca la visita que nos llevará hasta la Fuente de los Patos. Éste era un espacio con sus casas de labranza y huertas, donde se situaba el arca de agua. Una caseta en la que se almacenaba el agua y desde la que se distribuía a diferentes fuentes de la ciudad.

  • Fuentes

La "fuente mayor" o la "fuente vieja" y la "fuente de triana" se situaban en la Plaza de la Virgen Blanca y eran las fuentes principales de la ciudad en el Siglo XV. Estas fuentes desaparecieron en 1779 y se unifican en una única fuente llamada la "fuente de María Vitoria". El agua de estas fuentes llegaba desde localidades como Berrosteguieta o Aretxabaleta.

Fuente del Prado Año 1915. Imagen cedida por el Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz

  • Pozo Artesiano

Pozo artesiano. Imagen cedida por el Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz

A pesar de que el acuífero ocupa gran parte de la ciudad y de la cercanía con el río Zapardiel (Calle Siervas de Jesús), cuando en 1877 en la Plaza de la Virgen Blanca se empezó a excavar un pozo artesiano con el propósito de dar con el agua del acuífero los operarios no dieron con el.

Los trabajos se alargaron cuatro años. A los dos años se dieron cuenta de que no iban a encontrar agua, pero continuaron con las labores porque era una obra subvencionada por el gobierno.  Era una obra que generaba numeroso trabajo en la ciudad. Se siguió sacando tierra hasta que el trépano se quedó atrapado y no se pudo sacar más.

Se cavaron un total de 1.021 metros, siendo record de perforación mundial hasta los años 40. Esa tierra que iban retirando fue a parar al que hoy es conocido como Monte del Pico, en las piscinas de Mendizorrotza.

  • Salburua, el antes y el después

Salburua en 1857 era prácticamente lo que es hoy en día. Era un lugar biológicamente muy rico, con tres balsas de agua, un robledal, bosques... y ese año se decidió desecar ese terreno para convertirlo en fértil para la agricultura.

Las balsas se desecaron, ya que se creía que el agua traía mosquitos y los mosquitos traían enfermedades a la ciudad. Se convirtió en suelo de uso cultivable, se comenzaron a utilizar pesticidas para la agricultura y el acuífero se contaminó. Se taló el robledal y en el año 1945 máquinas pesadas se encargaron de desecar el terreno hasta acabar definitivamente con toda la riqueza biológica de esta zona.

Más tarde, en los 90, desde el CEA (Centro de Estudios Ambientales) se apostó por recuperar no solo la zona de Salburua, sino también toda la zona del Anillo Verde y para ello se eliminó el terreno cultivable y se dejó que el agua siguiese su camino.

Antiguas duchas municipales

La atractiva visita, que continúa por otros puntos de la ciudad como Los Arquillos, La Casa de los Gobeo Caicedo, el depósito de aguas, diferentes fuentes, los caños y las antiguas duchas municipales de la ciudad que fueron eliminadas en 2013, nos lleva a conocer tanto la costumbres de higiene de los vitorianos y vitorianas como el sistema de abastecimiento del agua en la ciudad hoy en día o las imprudencias que se cometían al depositar despojos e inmundicias en la calle y que, con la fuerza del agua y la gravedad, iban a parar al río Zapardiel.

Susana, de Ainharbe Guías, también nos cuenta que la ciudad de Vitoria-Gasteiz, que ha ascendido en cuanto a número de habitantes de manera brutal en los últimos años, por el contrario, va disminuyendo su consumo de agua año tras año (106 litros de agua por persona y día en 2017), algo de lo que no pueden presumir otras ciudades del Estado (con 150 litros de agua de media por persona y día).

Pese a ello, la OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que cada ciudadano debería consumir un máximo de 70 litros de agua por día.