Las pulseras vitorianas que comunican tu estado de ánimo

25 junio, 2022

El docente del Niño Jesús, Jaime Brea, ideó estas pulseras para que estudiantes con necesidades educativas especiales se comuniquen

Para la mayoría son un adorno o un complemento de moda más. Para ellos, las pulseras representan una forma de comunicar sus estados de ánimo, sus gustos y necesidades y su agenda escolar. Algo en apariencia muy sencillo pero que no siempre es posible. Son las pulseras comunicativas. Una idea que ha desarrollado y puesto en práctica un profesor del colegio vitoriano Niño Jesús, para los alumnos con necesidades educativas especiales.

Jaime Brea tiene 38 años y la última década la ha pasado en este centro escolar vitoriano, donde trabaja como Especialista de Apoyo Educativo (E.A.E). Allí, casi un 14% de sus 700 estudiantes tienen alguna necesidad educativa especial. Desde altas capacidades a TEA (Trastorno del Espectro Autista), síndrome de Down, trastorno del aprendizaje... Y cada uno se expresa a su manera. "Hay quien grita, otros se levantan, igual alguno se pone a llorar. ¿Qué quieren? Ellos se frustran porque no se les entiende", plantea Brea.

Pulseras comunicativas Jaime Brea

Desde este curso, estos estudiantes, con edades comprendidas desde los 2 y 3 años hasta los 15-16, ya pueden comunicar mejor lo que les ocurre a sus profesores y tutores. Cada una de estas pulseras porta cinco pines con diversas imágenes. Pueden ser caras que expresen desde alegría hasta cansancio, o las asignaturas del día (Informática, Lengua, Recreo, Música y Comedor, por ejemplo) y hasta los gustos personales. "A un alumno le gustan mucho las burbujas, el chocolate y la cuerda. Se lo hemos puesto y cuando lo mira, ya está más contento", explica el docente.

Pulseras personalizadas

Porque estas pulseras son personalizadas y, en función de la situación de cada persona, pueden renovarse los pictogramas. "Los pictogramas o imágenes son apoyos visuales que ayudan a comunicar, a poder agendar la mañana... Dentro de las clases es más fácil porque tienen estas imágenes, aunque en las aulas ordinarias son más genéricas, no tan personalizadas como en las aulas estables. Pero en espacios donde no está todo tan reglado o estructurado, veíamos que hacía falta algo para fomentar esta comunicación", detalla Brea.

Los propios alumnos elaboran las imágenes que tendrán sus pulseras

Tras barajar diversas opciones y escenarios, se encendió la bombilla. "Una pulsera, por qué no. Quisimos intentarlo y le dimos muchas vueltas para que fuera cómodo, porque no todo el mundo acepta tener algo en la muñeca", reconoce el educador. Por eso, además de idear un diseño útil, seguro y fácil, que no se suelta ni estropea con el agua, lo primero que hicieron fue hacerles entender a los estudiantes la razón de estas pulseras. "Igual el niño, por cualquier razón, no quiere llevarla. No pasa nada, ya la llevamos los adultos. Hablamos a través de ellas y, cuando estén preparados, se las damos", añade.

El éxito ha sido fulminante. Las primeras dos o tres pulseras han pasado rápidamente a ser decenas. Todas personalizadas y hechas por los propios alumnos en el centro. "La cuidan más y, al hacerlas ellos mismos, le dan un sentido. El objetivo real es mejorar la autonomía personal, fomentar la comunicación y la intención comunicativa. Si tengo cómo comunicarme, mi intención será comunicarme", recalca Brea.

Niño Jesús pulseras comunicativas

"Las pulseras son algo sencillo, fácil y para toda la familia"

Y pone un sencillo ejemplo para entender mejor su funcionamiento: "Tú vas al colegio y tienes un ordenador, pero no lo tienes que usar continuamente. Pues esto es igual, una herramienta más". En la era de la tecnología, llama la atención que el invento sea tan analógico. El artífice de las pulseras comunicativas es consciente de ello. "Ahora todo es más tecnológico, que no digo que no funcione, que igual sí. Pero los relojes, por ejemplo, tienen una luz y otras funciones que distraen. Esto es lo que es, y no te da para distraerte. Queríamos algo sencillo, fácil y para toda la familia", resume, con eslogan incluido.

Interacción e integración

No sirven solo para que un estudiante sepa qué tiene ese día en su agenda escolar. A otro puede ayudarle a pedir las cosas (beber agua, ir al baño) o incluso saludar a compañeros y profesores. "En este cole nos comunicamos también a través del geso y el lenguaje no verbal, pero lo ideal es que, con estas pulseras, es el alumno el que te lo dice, hay una interacción".

¿Y hay resultados? Tanto Brea como el director de Niño Jesús, Darío Nasilli, afirman categóricos. "A este tipo de chavales les cuesta organizarse, si les estructuras y saben lo que hay, se relajan, concentran y tienen capacidad de comunicación, interacción y aprendizaje. Y más estabilidad emocional".

Jaime Brea pulseras comunicativas

También ayudan al alumnado a relacionarse e integrarse más. "Los amigos y compañeros las veían y venían porque querían una. Se las dejo para que se comuniquen entre ellos. Por ejemplo, si van a intercambiar cromos de Pokémon, se pone un pictograma con ello y así lo señalan y se expresan", ejemplifica.

Búsqueda de inversores

El siguiente paso será que los estudiantes puedan usar las pulseras en casa con sus familias. Para facilitar la interacción y la implicación de padres y madres. Antes, sin embargo, estaban esperando a tener patentado el invento. Hace un mes que recibieron el certificado de registro. Ahora, buscan un inversor para poder fabricarlas a gran escala. "Es más fácil que te lo personalicen y comercialicen que ir haciéndolo poco a poco. Sé que hay gente que ya quiere comprarlas", asegura. También desde algún otro colegio les han contactado para interesarse por las pulseras y su aplicación práctica.

"Valen también para cualquier persona con dificultades para expresarse"

Ambos se muestran entusiasmados. "Queremos que se difunda y llegue a personas que lo necesiten porque, en pocos meses, hemos visto que el resultado es muy positivo", reconocen. Consideran que las pulseras comunicativas (o Nika, como a Brea le gusta llamarlas) tienen mucha vida más allá del colegio. Asociaciones, familias y amistades podrían beneficiarse de usarlas.

"También en residencias de ancianos o para gente con cáncer de garganta y de lengua que les cuesta mucho hablar y se hacen daño", sugieren.  En general, cualquier persona con dificultades para expresarse. "Muchos adultos se encierran en sí mismos por no poder hablar, si les das una herramienta, se abrirán", sostienen.