Los actores de 'Vitoria, 3 de marzo' vuelven 41 años atrás

17 octubre, 2017

Amaia Aberasturi, Mikel Iglesias, Alberto Berzal e Iñaki Rikarte explican cómo dan vida a los personajes de la película

De izquierda a derecha: Iñaki Rikarte, Mikel Iglesias, Amaia Aberasturi y Alberto Berzal

La película Vitoria, 3 de marzo representa los hechos históricos que sacudieron la capital alavesa en 1976. Unos sucesos que acabaron de forma trágica, con cinco obreros asesinados a manos de los grises. Aunque esté basada en hechos reales, son personajes ficticios los que dan vida y forma a la trama del filme, que ya lleva una semana de rodajeAmaia Aberasturi, Mikel Iglesias, Alberto Berzal e Iñaki Rikarte aprovechan un descanso entre escenas para explicar a Gasteiz Hoy cómo se introducen en el papel de estos personajes.

El caso de los dos primeros es el más singular, puesto que son los más jóvenes. La confusa década de los 70 en España les queda muy lejos. De 20 y 21 años, Amaia Aberasturi y Mikel Iglesias representan a Begoña y Mikel, la pareja principal de la historia. La primera es una chica de 18 años que comienza a introducirse en el movimiento obrero al conocer a Mikel. Este es un joven veinteañero tremendamente comprometido con la lucha obrera de Gasteiz. Tanto que considera a Amaia más una compañera de revueltas que una novia al uso.

Ambos actores reconocen que no sabían muy bien lo que pasó en Vitoria cuando fueron contratados para el trabajo. "Yo soy de Gernika y no conocía muy bien los hechos. Cuando me dieron el papel llamé rápidamente a mi padre para que me pusiera en contexto. Ahora nos estamos dando cuenta de lo importante que es esto para la ciudad", se sincera Aberasturi. La vizcaína se presentó al casting por el papel de Begoña sin saber que iba a ser la protagonista. Este papel supone un salto importante en su todavía corta carrera como actriz.

Es una época extraña, una parte de la memoria histórica del país que parece oculta

Mikel Iglesias es originario de Barcelona, conocido principalmente por su papel en la serie Pulseras Rojas. Al actor se le ve como pez en el agua con su interpretación en Vitoria, 3 de marzo. Es uno de los más activos del rodaje: "Me hacía mucha ilusión este papel, porque la película enseña algo que tiene que conocer todo el mundo". Iglesias asegura que no le ha costado meterse mucho en la piel de su tocayo, sobre todo por la labor de los departamentos de vestuario y decorados. "De momento hemos filmado las escenas de más acción, pero Amaia y yo nos estamos compenetrando muy bien", añade.

A Alberto Berzal no le quedan tan lejanos los hechos del 3 de marzo. El actor, nacido en Azpeitia, tenía cinco años en el 76. "Tengo algunos recuerdos de las zonas industriales de mi tierra. Eso me ha ayudado a la hora de contextualizar el personaje. En esta película, la narrativa tiene un componente histórico muy fuerte. Es una época extraña, una parte de la memoria histórica que parece oculta, en los inicios de la democracia.", explica Berzal.

Él representa a José Luis, el padre de Amaia. Un periodista que ha vivido el franquismo. Él simpatiza con los movimientos obreros, pero en principio es un testigo. A medida que avanza la película ve como este movimiento empieza a incidir en su vida privada. "Y no os cuento más que si no os destripo la película", bromea el veterano actor.

  • Iñaki Rikarte, label vitoriano en la película

El personaje de Iñaki Rikarte tiene un protagonismo mucho más secundario que el de los otros tres actores, pero también posee un componente emocional. Rikarte es uno de los intérpretes alaveses del largometraje. Da vida a Javi, uno de los líderes obreros que conducían el movimiento en la capital alavesa.

Aunque Rikarte tiene 36 años y no había nacido cuando ocurrieron los asesinatos, es consciente de la importancia de este capítulo en la historia de la ciudad. "Con la película he entendido el contexto social que tienen estos acontecimientos en Vitoria. Ves la implicación de la gente y se te ponen los pelos de punta. Es un crimen sin resolver y que está saliendo de nuevo a la luz. Hay mucha gente que nos cuenta de su experiencia y se ve que son heridas que están sin cerrar", afirma el vitoriano.